Capítulo 1

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Circe, 10 años y 11 meses

Circe corría con Petunia detrás, desde que su hermana menor había nacido, el vacío que habían dejado sus padres, se había ido, por lo que Petunia era sin duda el mejor regalo que cualquiera pudiera haberle dado.

Llegaron a un pequeño parque, en donde había un chico, de cabello negro, sentado en uno de los columpios, estaba solo, y parecía triste, Petunia la golpeo en la espalda, por haberse detenido tan rápido.

-¿Que te pasa, Circe?-preguntó la menor a la pelirroja, por haberse detenido tan abruptamente.

-Míralo, está solo,-señaló al chico que parecía de su edad.

-¿Y?-a Petunia eso en definitiva no le importaba en lo absoluto, además el joven se veía demasiado raro.

-Deberíamos de invitarlo a jugar ¿no?-persuadió Circe, su hermana, que no parecía muy contenta, asintió.-Hola,-saludó Circe, acercándose al chico.

-Hola,-saludó devuelta aquel, sin mucha emoción y sin levantar la cabeza.

-¿Cómo te llamas?-volvió a hablar Circe.

-No te importa.

-Circe, déjalo, se nota que no quiere jugar, vamos-habló Petunia, siendo ignorada por su hermana, así que rodo los ojos, y se fue.

-No es forma de contestar, estoy intentando ser amable..

-¿Por qué?-levantó la mirada, tenía los ojos, negros y una nariz ganchuda, sin embargo lo que llamó la atención de Circe, fue el ojo, con su alrededor morado, y el labio partido.

-¿Estás bien?-preguntó sin responder la pregunta anterior, no sabía bien el porque, pero su corazón se encogía, con dolor, y una de sus marcas empezó a palpitar, una tristeza demasiado fuerte la embargó.-¿Necesitas ayuda?¿Quién te hizo eso?-arremetió mientras el niño, Severus, la veía con total incomodidad, ¿Quién era esta niña que lo estaba cuestionando como si fueran amigos de toda la vida?

-Aléjate.-pidió, mientras ella tomaba sus manos, y se agachaba para estar a su altura.

-No-negó rotundamente Circe.

-Si.

No.

-Si.

-No.

-Si.

-No,-negó mostrándole los ojos verdes esmeralda, -Mis marcas duelen, así que aunque quisiera no puedo,-terminó por decir Circe, sin saber porque lo había hecho, se suponía que nadie más que su madre, y ella debían saber.

-¿Que marcas?-ella se negó a responder,-¿Cómo estás?-se señaló la cara, esperando desde el fondo de si, que ella dijera que no.

-No, son diferentes, pero el verte herido, hace que duelan,-Severus entendió él también tenía una, que dolía de vez en cuando, pero la mayoría del tiempo, le daba calidez y confort.

-También tengo una, pero, nunca me dijeron de que era.

-Mi madre, dice que es porque soy especial, por eso tengo varias, pero que normalmente es solo una, y que es sobre tu alma gemela.

-¿Alma gemela?

-Tampoco lo entiendo muy bien, pero dice que es como tu compañero, mejor amigo, al que cuidarás y te cuidará, por lo que supongo que es sobre alguien importante,-sonrió Circe, intentando calmar el dolor, casi nunca funcionaba, pero, ahora, lo hacía, el chico le devolvió la sonrisa, calmando cualquier tristeza que tuviera.

-Lo lamento, todavía duelen,-explicó él refiriéndose a los golpes,-Me llamo Severus, Severus Snape.-ella le sonrió.

-Yo me llamo Circe Evans, es un placer Severus,-ambos sonrieron, y de ahí, todas las tardes hasta que el sol se ocultara, Circe y Severus, se volvieron amigos.

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⏰ Last updated: Apr 28 ⏰

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