Capítulo 0

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-¡Papá!-protestó, molesta, odiaba eso, pero aún así abrió los ojos, y estiró los brazos para ser alzada, el hombre sonrió contento, su pequeña bebé, era sin duda increíblemente manipuladora, con un puchero y los ojos medio cerrados, estiraba los brazos para ser alzada. Solo era así con él, a pesar de que ella sin duda amaba a su madre, y otro padre, que bueno tenía cierto, descontento por esto mismo.

-Mi niña, es hora de levantarte, tus padres te esperan,-murmuró el hombre mientas la tomaba de la cama, y la acurrucaba contra su pecho.

-No quiero, no he dormido bien,-señaló la niña de apenas 6 años.

-¿Te han vuelto a doler?-preguntó el de ojos bicolor. Ella asintió, las "pequeñas" marcas en su espalda volvieron a doler anoche, por lo que dormir cómodamente no fue una opción. Él la miró, pero no tocó su espalda en intento de consuelo como lo había intentado antes, sabía que eso lo empeoraba.-No importa, dormirás la siesta antes de que me vaya.

-¿Por qué?-se alarmó la niña, mientras el mayor caminaba con ella en brazos.

-Sabes bien porque Circe, no puedo quedarme por siempre,-alegó el hombre, siempre había sido honesto con ella.

-Pero yo quiero que sí,-lloriqueo la niña mientras lo abrazaba por el cuello.

-Lo sé, yo también créeme, pero no se puede.

-¡Mamá!-gritó Circe saliéndose de los brazos de Gellert, y corriendo a donde su madre.

-¿Qué pasa, princesa?-preguntó está, mientras la levantaba del suelo, y besaba su cabeza.

-Papá Gellert, se va a ir,-volvió a lloriquear, sin lágrimas, pero con profundo dolor. La mujer lo miró mal, se suponía que no se lo dirían, el hombre se encogió de hombros, restándole importancia, mientras el otro, castaño, reía bajo.

-Si, mi vida, sabes que él tiene otros asuntos que solucionar.

-¿Por qué no los soluciona desde aquí? O me lleva con él-se cruzó de brazos haciendo un puchero, Albus miró a la niña, era idéntica a su pareja y madre, no a él, sin embargo se sentía como la niña en este momento.

-No se puede, Circe,-habló este desde donde bebía su taza de té,-Sabes que por más que queramos, él tiene que irse,-le dedicó una sonrisa de boca cerrada. Ella lo miró mal.

-Mamá, papá Albus, también está triste, no es justo, aquí ganamos por mayoría,-habló sacudiendo sin fuerza a la mujer mayor. Haciendo reír a los adultos.

-Si mi vida, yo también quiero que se quede, pero está fuera de nuestro control, no podemos hacer más. Ahora ve, y cámbiate para empezar a desayunar así aprovechas todo el día con él.-La niña asintió desanimada.

En la garganta de los adultos, se instaló un nudo, y el sabor amargo de la tristeza de la niña, los tenía con el peor peso en la espalda, que hayan tenido nunca. Sus padres Gellert, y Aceline, compartieron una mirada que solo fue apagada por la risa baja de Albus.

-Si que se parece a ambos-comentó llevando la taza de té a su boca.

-Si, pero tiene tu carácter manipulador,-se burló Aceline, ella amaba a Albus, eran mejores amigos, y compartían compañeros, pero no lo soportaba en estas situaciones.

-No empiecen,-negó con la cabeza Gellert.

-¿Por qué le dijiste?-recrimina Albus,-Se suponía no le diriamos nada.

-No pude evitarlo,-murmuró el de pelo blanco, sentándose en la silla del comedor muggle, -La vi ahí toda tierna, y simplemente no pude evitar sentir que traicionaba su pequeño corazoncito.

Tatuaje color RojoWhere stories live. Discover now