CAPITULO 2

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— Muchas gracias señorita Moreno. —agradeció el capitán  — Yo soy capitán Price, Gaz, Ghost y Soap.

Presentó a los demás integrantes mientras los señalaba. Mientras eran presentados levantaban la mano o hacían un saludo con la cabeza. Carolina vio a todos y los memorizó para luego asentir y forzar una sonrisa como saludo.

No es que le disgustara su presencia, simplemente no era tan sociable, y mucho menos solía invitar a cualquiera a su casa. La primera y última hasta ahora fue cuando una niña se perdió en una excursión solo se quedó un par de horas y cuando llegó el tutor.

— Un gusto. —murmuró pero no estaba tan segura si lo escuchó — Debido a qué interrumpieron mi caza tendré que volver a salir. Mientras pueden familiarizarse con el hogar.

Dijo mientras toma su chaqueta de cuadros, y la escopeta en la mesa para ver el reloj que estaba en la parte de arriba de una pared de la sala.

— Regresaré alrededor de tres horas.

Dijo antes de cerrar la puerta donde se escuchó un pequeño sollozo, era Rosco que estaba en la sala mirando a su dueña salir sin él. Soap aún con algo de temor así el perro, le da un par de palmadas en la cabeza como consuelo.

[...]

Pasaron ya un par de horas y Carolina no había llegado. Esto le preocupó un poco a Price en especial porque ya estaba apunto de anochecer, el mayor estaba a un lado de Gaz en el comedor mientras los otros dos estaban en la sala con el perro, dónde se veía que soap ya tenía un lazo amistoso con el camino.

— ¿Le preocupa algo capitán? —pregunto Gaz

— Es solo un pendiente. La señorita Moreno aún no llega. Y ya se oculta el sol.

— No te preocupes. Ella vive aquí. Dudo que se meta en un problema. —hablo Soap desde la sala

Esas palabras le tranquilizaron pero aún permanecía con el pensamiento preocupado. En eso se escucha el radio de Ghost donde una voz masculina, algo corta por la red débil del aparato se escuchó.

— Entendido. —contestó firme y cortamente antes de ver a su capitán — Alejandro y König ya están en el terreno.

Por otro lado Carolina estaba en un arbusto escondida apuntando con su escopeta al cuervo que estaba comiendo desde otro arbustos a metros. Pero el animal se espanta al sentir movimiento, a la mujer le llamó la atención esto, ya que ella no se movió.

“¿Es otro animal acaso… o es un cazador?”

Pensó mientras miraba sin llamar mucho la atención y manteniéndose lo más quieta posible. No pasa mucho dónde se ve que dos hombres salen de sepa donde parecían perdidos. Uno que era el más bajo señala hacia su dirección, fue coincidencia, no la han visto, aún, mientras el otro se iría al otro lado. El más alto, que tenía una tela oscura que cubría su rostro iría por donde antes le dijeron.

Carolina aprovechando la distracción de ambos donde aún hablaban se aleja del arbusto para esconderse detrás de un gran árbol. Lastimosamente el de la capucha negra, observo como algo se movía.

Carolina no podía confiar tan fácil que sean aliados de los hombres que se encontraban en su techo, tampoco podía acercarse y preguntarles, ya que sería evidente que ellos tampoco confíen en ella.

Carolina asomo un poco su cabeza, y sin voltear mucho, de reojo, ve que los dos hombres ya no estaban, toma con firmeza su escopeta, toma valor y sigilosamente sin hacer un solo ruido se mueve a dirección de su casa, tan solo da un par de pasos y una gran mano aparece de repente tapando le la boca y jalarla hacia atrás. Está se paralizó, se quedó en trance con los ojos bien abiertos. Sintió que chocaba con un segundo cuerpo. Una parte de ella quería voltear a verlo pero otra decía que no,  pero aunque lo intentará no lo lograría, ya que la gran mano tapaba casi la mitad del rostro.

Pasó unos pocos segundos y cuando salió de trance miró que tenía guantes, y pudo notar que el hombre tenía un chaleco. Carolina estaba analizando la situación y su oponente hasta que esté hablo con una voz entre profunda y rasposa

— ¿Qué haces aquí?

Cuando su voz y sus palabras llegaron a los oídos de la mujer sintió un escalofrío recorre todo su cuerpo, estaba temblando las piernas. Agarró tan fuerte su escopeta que por accidente dio un disparo. Esto no lo vio venir el de la capucha, soltó un poco su agarre y esto le alivio a Carolina tomando aire desde sus narices. Y de un solo giro y golpe golpeó al hombre con el arma donde lo dejó algo aturdido. Este gruñó, tomó una arma pequeña que tenía en su cintura, una “Heckler & Koch USP” donde le apuntó pero está fue más rápida donde se arriesgo, agarró el arma, poniendo en peligro su brazo y de un tirón pudo doblar un poco la mano dónde último ataque lo noquea.

El hombre cayó rendido y está se apoya en un árbol con el corazón latiendo con rapidez, sintiendo que se le iba a salir desde la boca. Se escuchó un leve quejido, cosa que el asunto pero era el hombre grande, fue donde lo vio mejor, se veía alto y muy robusto. No le puso mucha atención a los detalles y mejor lo apoyó en su hombro y con todas sus fuerzas lo llevó a su garaje -que se encontraba atrás de su cabaña-

[...]

Rosco había salido desde una ventana, cosa que le sorprendió a Soap y Gaz, al escuchar unos pasos, pensando que eran su dueña, pero no era así, es Alejandro, con una mano sostenía su arma y con la otra la tenía extendida hacia el perro como señal de tranquilizarlo. Cuando el par de amigos se asoman desde otra ventana con un arma en manos se calman al ver qué se trataba de su compañero latino.

Salen para recibirlo con una sonrisa mientras Soap agarraba al perro para que no atacará a Alejandro.

— ¿De quién es el perro? —pregunto curioso mientras se calmaba

— Un gusto Alegando, ¿Cómo estás? Que bueno que estás aquí. —dijo burlonamente Soap

— Ja. Ja. Ja.

— Es el compañero de la dueña de la casa. —aclaro Prince

— ¿Y dónde está? .

— Salió, creo que fue de caza, aunque ya se tardo. Espera. ¿Y König?

Dos golpes se escucharon uno como un portazo y otro como una caída. Los cinco hombres y el canino voltean donde se escuchó, Soap floja el agarre mientras posición así mano en el cinturón preparando su arma, igual que todos. Rosco va rodeando con cuidado mientras gruñe, seguido por los demás, llegaron hasta un pequeño garaje donde se vio la puerta entreabierta, seguro por el portazo.

Prince y Alegando tomaron la delantera, donde capitán empujara la puerta, y el mexicano entrara a la acción. Cuando se abrió la puerta se vio al hombre encapuchado aún algo aturdido por el golpe pero aún consciente.

— ¿König?

Pregunto Prince pero en eso de una esquina oscura se vio una sombra moverse, se trataba de Carolina que se asomó con su escopeta, Alegando alerta le a punto. Pero Prince le detuvo bajando su arma.

— Aguarda —ordenó — Es la dueña del lugar. —Alejandro lo vio entre sorpresa y disgusto

— ¿Ella?

— Señorona Moreno, él es uno de nuestros compañeros igual que el de allá. —señala al encapuchado

— ¿Ellos? —insinuó Carolina

El momento fue interrumpido cuando rosco por fin captó que la chica es su dueña, yendo con ella y poniéndose en dos patas apoyándose con ella.

Misión entre los bosquesWhere stories live. Discover now