Capítulo -3: Paseo a Caballo.

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—Tus hermanos esperan por ti para iniciar la cena, Mojito. Igual por tí, Juliette —les dijo Daishinkan que estaba por ir por Juliette cuando la encontró al salir al corredor.

—Le ruego me disculpe, padre, soy responsable por la tardanza de Juliette. Me la he encontrado en el corredor y no pude evitar cruzar algunas palabras —le dijo su hijo con una sonrisa despreocupada.

—Adelante —Daishinkan hizo un ademán para indicarles a su hijo y esposa que ingresaran. 

Ambos lo hicieron en silencio.

Qué incómodo fué para Juliette entrar y ser el foco de atención desde el momento que cruzó esa puerta.

—Es que no tengo malos gustos, le quedó a la perfección —se jactó Marcarita al ver a Juliette con la ropa que le eligió.

—Tienes razón —la apoyó su hermano Whis.

Dos rostros nuevos que no había visto ese día se hicieron presentes. Uno de los hijos de Daishinkan muy parecido a él, y otro que era tan solo un muchacho que se notaba más joven que ella. El mayor la miró inexpresivo, el menor con curiosidad.

Daishinkan se sentó a la cabeza de la mesa alargada dónde se notaba que cabrían sus 13 hijos, de los cuales solo 5 estaban presentes. A su diestra Juliette y al lado de ella el hijo mayor de Daishinkan, quién fué desplazado un lugar más allá de lo que estaba acostumbrado. Era él quien se sentaba a la diestra de su padre por ser el mayor.

Todos estaban sentados de mayor a menor. Primero Korn, luego Whis, al otro lado de la mesa, a la derecha de Daishinkan estaba Mojito, luego Marcarita, seguida de Merus.

—Al fin conozco a la tan mencionada el día de hoy, Juliette —comentó Korn a su izquierda—. Soy Korn, el mayor de los valores de esta familia.

—Encantada —le sonrió tratando de ser lo más educada posible.

—Mis hermanos no han parado de mencionarte —le dijo Korn.

—Espero no sean cosas malas —comentó Juliette.

—¿Además de aislarse de la familia evitando un encuentro toda la tarde? No lo creo —comentó

—Korn —reclamó Daishinkan.

—Disculpa si te pareció descortés o una falta de respeto de mi parte —le dijo Juliette—. Sucede que no hacía un viaje tan largo en años y fué agotador para mí. Pero me sentí bien recibida por los miembros de esta familia que tuvieron el detalle de subir a conocerme.

Mojito y Whis dibujaron una sonrisa ladina al ver como Juliette silenció a Korn.

—¿Ya conociste a mi hijo Merus? —intervino Daishinkan cuando vió que Korn estaba por responderle a Juliette.

—No —respondió tan rápidamente como el muchacho volteó a verla.

—Un placer, señori... Juliette —se corrió Merus.

Juliette le regaló una sonrisa dulce y genuina.

—Lo mismo digo, Merus —le dijo Juliette—. Oí un par de cosas de tí de parte de tu padre, aunque no fueron muchas.

—¿Sí? —siguió Merus.

—Me dijo que eres el menor y que gustas de las actividades al aire libre y escapar de casa —le dijo Juliette—. Solo eso. No conozco prácticamente nada de ninguno de ustedes.

—No se puede esperar obtener conversaciones tan fructíferas proviniendo de un matrimonio celebrando en ésta circunstancia tan... inesperada y sorpresiva —comentó Korn.

Alevosía Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz