𝐗𝐎𝐗𝐎. Niccolo Govender.
'En un mundo de apariencias perfectas en Roma, Vittoria Altieri lleva una vida secreta de engaños y pasiones prohibidas, manteniendo relaciones con el novio de su amiga.'
'A medida que sus secretos salen a la l...
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capítulo uno: superpoderes. XOXO, nic govender.
𝐃𝐄𝐒𝐏𝐄𝐑𝐓É 𝐇𝐀𝐂𝐄 𝐔𝐍𝐎𝐒 𝐌𝐈𝐍𝐔𝐓𝐎𝐒, con la suave luz del amanecer filtrándose por las cortinas. A mi lado, Niccolo dormía profundamente, su pecho desnudo sirviendo de almohada para mi cabeza. La suave luz del amanecer iluminaba su rostro, destacando los ángulos suaves y la serenidad que lo caracterizaban.
Con un suspiro de pesadez, me moví suavemente para intentar despertar a Niccolo. Mis dedos trazaron líneas suaves sobre su piel cálida mientras murmuraba su nombre en un intento de sacarlo de su profundo sueño. Sabía que no podía permitirme quedarme demasiado tiempo en ese oasis de tranquilidad.
"Nic." Hablé entre susurros mientras abandonaba con pesadez la comodidad de mi cama. "Arriba. Chiara y los demás pueden despertarse en cualquier momento."
Con una mezcla de impaciencia y diversión, tomé la almohada y golpeé suavemente a Niccolo, lo suficiente para sacarlo de su somnolencia y obligarlo a levantarse. Entre risas y protestas, finalmente se incorporó, aceptando la situación con una sonrisa cómplice. Le pasé rápidamente sus pantalones y su camisa para que comenzara a vestirse.
"Te veo en clase." Dijo él aún algo adormilado. Con cuidado, me acerqué a la puerta que se deslizaba silenciosamente. Antes de salir, me aseguré de que no hubiera nadie en el pasillo, vigilando cada esquina para evitar ser descubiertos. Hice señas a Niccolo para que saliera, indicándole que el camino estaba despejado.
Antes de salir, Niccolo me dio un agarrón juguetón en el trasero y me dio un beso de despedida, con una sonrisa traviesa en sus labios. El gesto de Niccolo me hizo entrecerrar los ojos, una mezcla de diversión y complicidad llenó el momento mientras él corría a través del pasillo. Solté un suspiro al verlo alejarse, sabiendo que nos encontraríamos de nuevo más tarde, en un escenario distinto pero igual de clandestino, la fiesta de Brando.
Cerré la puerta con cuidado, como si al hacerlo pudiera mantener a raya los secretos que compartíamos. Me senté con delicadeza en el borde de la cama, dejando que la realidad de nuestro mundo secreto se asentara nuevamente. El teléfono sonó y vi un mensaje de Virginia, la novia de Niccolo.
"¿Vas a la fiesta de Brando? veámonos ahí."
Me sentí fatal por la situación. Suspiré y le contesté: "No lo sé". Era verdad, en ese momento no estaba segura de si quería ir a la fiesta y enfrentar las posibles complicaciones que surgirían al mezclar nuestra vida secreta con eventos sociales. Quiero dejar claro que no soy una persona que se meta con los novios de mis amigas, nunca lo he sido. No soy una zorra que se mete con cualquiera.
