Libro 2: Piensa mal y acertarás

4K 284 30
                                    


— ¿Esto es lo que harás?... no soy ése tipo de mujer... no puedes hacerme esto porque no soy como ella no soy como Vivian.

— ¿¿Quién es Vivian?? ¿de qué estás hablando?

— No me importa que estemos recién casados si vas andar con otras mujeres quiero el divorcio, y tienes que dármelo, lo juraste con sangre.

— No nos vamos a divorciar porque no te he engañado Luna, además, ni siquiera deberíamos estar teniendo esta charla, ¿cómo podría conocer a esta mujer?, es la primera vez que estoy aquí, sólo salí cinco minutos al baño por favor razona.

— Ella tiene una mordida de vampiro en el cuello... y tú hace mucho que no bebes de mí, ¿es por eso? ¿es porque no puedo darte lo que quieres?

— ¡Luna! — La abrazo, poso mi mentón sobre su cabeza. — No puedo morder a otra mujer no porque no pueda sino porque no quiero, no quiero, sólo te quiero a ti, ¿por qué siempre piensas lo peor de mí?

— No me manipules Alessio... no hagas esto.

— No lo estoy haciendo.

— Me hice un juramento hace años, jamás aceptaré ser pisoteada por un hombre, jamás...

— Luna, mírame a los ojos, mírame... te amo cariño, te amo, por eso, te ordeno que duermas.

— Ale... no. — Sus ojos llenos de lágrimas se cierran ante mí, le doy un beso en la boca, pellizco sus labios para saborear esa pequeña gota en mi lengua... recordatorio de que su sangre es la cosa más divina que he probado en mi vida.

Alzo la cara y veo a un hombre horrorizado con la escena, si grita lo voy a tener que matar, la mirada entre nosotros se mantiene, tiene cara de ser un soplón. Comienzo a hacer cálculos... debo llevar a dos mujeres inconscientes a la camioneta, eso ya llamaría la atención, un tercero sería imposible. ¿Lo mato?, tampoco es buena idea, tendría que recostar a mi esposa del suelo y eso jamás, mi esposa no tocará el pavimento, no voy a permitirlo, así que le muestro mis colmillos, lo asusto, pongo la cara más aterradora que puedo, ¿qué le dirá a la policía?, ¿que vio un vampiro?

Las llevo a ambas, me valgo de mi rapidez y de los rincones oscuros para llegar hasta la camioneta, siento a la mujer en el asiento del copiloto y acuesto a mi esposa en el asiento de atrás.

Hundo mi pie en el acelerador, aprieto el volante con fuerza mientras iniciamos la subida por las montañas. Estoy temblando, una mezcla de ira y nerviosismo invade mi cabeza. Con cada curva, los focos amarillos iluminan el camino, creando sombras, fantasmas... espectros que sólo viven en mi mente. Freno el auto, bajo y cierro las puertas, confirmo lo obvio, no hay ningún vampiro en la carretera.

Yo soy el único vampiro caminante, el único.

Trato de convencerme de ello, pero hay una mujer aquí con evidencia de lo contrario.

Vuelvo al auto y retomo mi camino, alzo mi teléfono.

— Jin, ¿todavía sigues en Grecia?... te mandaré mi ubicación.

...

Llegamos a la casa, me bajo del auto y contemplo el rostro de mi hermosa Luna, mi diosa caída del cielo. No quería que pasara esto, no quería arruinar nuestra luna de miel.

— No sirvo.

La subo en mi regazo, a la otra chica la cargo como balde con una sola mano. Me siento perturbado, en este punto no sé ni que pensar, me paro frente a la puerta, comienzo a marcar el código numérico.

— Quizás, ella y yo... — debamos ir a algún lugar remoto.

La luz verde se enciende en el teclado y escucho el seguro removiéndose, es lo habitual, pero junto a ese sonido también oigo un raro chasquido, uno que me eriza la piel, alborota mis sentidos, en un segundo perdí la paz, la calma... solté a la mujer, y con ambos brazos protegí la cabeza de Luna. Una fuerte explosión revienta la puerta y todos los cristales de la casa vuelan en pedazos empujándonos en dirección al muelle. Siento el calor en mi cara, se me quema la piel, siento un dolor intenso que trasciende mi capacidad, abrazo a mi mujer... a mi hijo... trato de estabilizar mi cuerpo, tener una buena caída, y no lo consigo, rodamos por el piso.

El guardián de la llaveWhere stories live. Discover now