—Basta—Sage pidió, un tanto exasperada por lo que él acababa de decir. Cameron enarcó una ceja al notar la reacción que provocó en ella.

—¿Qué pasa? ¿Acaso vuelve a ser un tema sensible para ti ahora que lo volviste a ver? —le preguntó mientras daba un paso hacia ella y procuraba mirarla a los ojos—O que te acostaste con él, más bien—corrigió. Sage desvió la mirada, llena de vergüenza.

—¿Cómo...cómo lo sabes? —se atrevió a preguntar al cabo de unos segundos de silencio entre ambos, en los que él, la miraba fijamente, disfrutando verla batallar con su remordimiento.

—Me alegra que lo preguntes—le dijo y empezó a caminar despacio de un lado a otro—Eres una mujer hermosa, Sage—se detuvo un instante y observo a su aún novia de pies a cabeza. Luego continuó su andar—Dejar sola a alguien como tú por mucho tiempo puede ser peligroso, así que contraté a alguien que me mantuviese informado—contestó son simpleza.


Sage frunció el ceño ante su respuesta y lo observó sacar un envoltorio de papel perfectamente ensamblado de su billetera. Él, al notar la confusión de ella, se detuvo y sacó su móvil de uno de sus bolsillos—La noche de la gala benéfica en el barco Serenity me llegaron—se lo alcanzó y luego se apartó para encender el porro que tenía en mano.

Sage llevó la vista hacia la pantalla del móvil que sostenía y sus ojos se agrandaron cuando se vio a sí misma, justo a Harry, en la cubierta del barco Serenity la noche de la gala benéfica que Leighton organizó. Deslizó el dedo pulgar por la pantalla y más fotos aparecieron, evidenciando el transcurso de la noche. Nerviosamente deslizó el dedo un poco más rápido, con inmensa confusión por su posesión de aquellas fotografías.


—Admitiré que se me hizo entretenido que te siguiera—destacó él. En ese momento, Sage divisó las imágenes de Harry caminando tras ella—Pero la diversión se acabó cuando entró por tu ventana y no salió hasta el amanecer—agregó. Sage bruscamente apartó la vista de la pantalla y empujó el móvil contra el pecho de Cameron. Él se apresuró en cogerlo y sonrió victorioso.

—¿Mandaste a que alguien me espiara? —le reclamó ella. Su voz era una combinación de confusión e incredulidad.

—Espiara, cuidara... depende de cómo quieras tomarlo—respondió él, minimizando el hecho—Pero no fue en vano, no tardaste en abrirle las piernas a ese idiota—dijo y caló un poco de humo para después toser un par de veces—Por cierto, saluda—agregó y señaló en dirección al elevador.

Sage volteó y divisó a un hombre en traje negro de pie frente a este. No lo había visto antes, pero sabía que era la seguridad de Cameron. La castaña dejó escapar una sonrisa incrédula ante su presencia, claramente llamado para no dejar que ella se fuese.

—¿Qué pretendes? —le preguntó. Esta vez más a la defensiva.

—Hablar contigo—duramente dijo y volvió a dar un paso hacia ella—Hablar al fin, sin que me sigas viendo la cara de estúpido—agregó entre dientes.


Sage echó un suspiro y agachó la cabeza. La conversación no iba por buen camino y francamente estar en aquella azotea con Cameron enojado y sin escapatoria comenzaba a asustarla, aunque no se lo mostrase. A pesar de ello, se sentía culpable por lo sucedido y porque ambos estuviesen ahí.


—Lo siento—rompió el silencio. Cameron la miró con atención—Realmente lo siento, iba a decírtelo...—agregó. Nuevamente sus ojos se cristalizaron.

—Sé que ibas a hacerlo—afirmó el—Pero esperarte me estaba hartando—confesó con honestidad.

—No estabas—dijo ella en su defensa. No era algo que deseaba contarle a su novio por teléfono.

Flicker [H.S]Where stories live. Discover now