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30: El primer encuentro con lo desconocido

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30: El primer encuentro con lo desconocido

Estoy preocupado...—comentó Kenzo, con un dedo en su barbilla.

Ya era de mañana, y ambos estaban desayunando, específicamente unas cuantas frutas cortadas pues era lo único que el cazador tenía a la mano.

No te preocupes, seguro no siento nada porque todavía no he peleado con ella. —trataste de tranquilizarlo con una sonrisa nerviosa y mientras masticabas algo de fruta.

Pero deberías, eso es lo que no me causa buena pinta... —seguido acto miró tu plato. — Acaba rápido, quiero entrenar contigo, seguro eso dará frutos.

El, aunque no había acabado de desayunar, recogió su plato el cual tenía todavía unas cuantas frutas, y lo dejo en un mueble cerca.

Tu termina, yo empezaré con él entrenamiento. —se sacudió sus manos antes de salir directo al patio trasero.

Tu solo viste esto, antes de agachar la cabeza hacia tu desayuno, no sabías qué pensar,en cierta parte estabas agradecida con el por salvarte y ayudarte, y además también por darte una oportunidad de matar a todos los demonios, pero en otra parte te daba miedo por el hecho que probablemente no ibas a servir para eso.

De forma inconsciente miraste a la ventana, observando el hermoso amanecer, solo pudiste pensar cuando veías todas las mañanas esto con tu madre.

<<Madre...te prometo que encontrare una manera de volver contigo...por ahora solo aguanta>> — pensaste, con unas cuantas lágrimas empezando a caer.

Al darte cuenta de esto te las limpiaste con rapidez, pensando que no era momento de llorar.

[••••]

Una vez que terminaste de comer tus frutas, dejaste tu plato encima del de Kenzo y después saliste al patio, donde lo encontraste a él portando la espada, al parecer revisándola...

¿Que estás haciendo? —interrogaste, este te miro.

Sigue igual de limpia y hermosa como el día en el que el mago la hizo. —susurro, antes de fruncir el ceño. — Atrápala.

De forma repentina te la lanzo, afortunadamente tu cuerpo reaccionó a tiempo y la alcanzaste a atrapar de donde se sostenía, la miraste detalladamente por unos segundos.

¿No sientes nada todavía? —este preguntó, negaste con la cabeza a lo que solo soltó un suspiro con frustración. — ¡Mierda, mierda! ¡Me lleva la mierda!

El bosque de los demonios | Pilares, Lunas superiores Where stories live. Discover now