🖌️ Capítulo 4 🖌️

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Froté delicadamente la punta del hisopo sobre el papel, traté de difuminar la sombra para dejar un mejor acabado en este bodegón que estaba haciendo. 

El profesor trajo una variedad de frutas para una actividad de luz y sombras con grafito. Estaba tan concentrada que cuando alguien jalo delicadamente mi blusa para llamar mi atención, me asusté, lo que hizo que moviera de más el hisopo y ensuciara el fondo que acompañaba la silueta de la manzana.

—Lo siento, solo quería pedirte el fumino —dijo un compañero de clase, quien me sonreía con timidez.

—Sí, claro, no hay problema —Le entregué uno que estaba prácticamente nuevo. Esta era la primera clase donde trabajaríamos con grafito y, por lo general, usaba papel higiénico o hisopos para difuminar, porque algunos trabajos que hice con el fumino no me terminaron de agradar.

—Gracias... ¿Tamara verdad?

—Solo Mara.

—En ese caso, me puedes decir, Tom.

Asentí con una sonrisa y solo pude apartar la mirada de él cuando regresó a su lugar que prácticamente estaba a unos cinco pasos de mí.

Tomé el lápiz y usé la mancha para integrarla a la sombra que dejaba la manzana sobre la superficie. Al terminar la clase solo había acabado tres de cinco frutas que el profesor había pedido, pero por lo que pude notar, al ver a todos mis compañeros sacando fotos con sus celulares de la composición, nadie había terminado y lo confirmé cuando el maestro nos dijo que continuaríamos con el bodegón en la siguiente clase.

Mientras recogía mis cosas, Tom se acercó a mí a entregarme mi fumino. Sin querer, me vi envuelta en una conversación sobre la clase la cual disfruté, también logro que me acercara un poco más a mis compañeros de clase cuando él me invitó a acompañarlos a esperar a la profesora de fotografía.

Había pasado una semana y media desde que empezaron las clases, pero al no saber qué decir, me cohibía, lo que hizo que pasara mi tiempo sola hasta que me encontraba con Leo y Ren.

Era miércoles y ese día no tenía las clases del primer semestre. Me dirigía hacia el estacionamiento donde caminé varios minutos para encontrar el auto de mi abuelo. Él me lo había prestado para evitar que me lastimara cargando todo lo que tenía que llevar para mis clases, después de todo, él dijo que solo lo usaba cuando tenía que hacer sus revisiones periódicas en el hospital y que, si tenía que ir por algo, podía caminar o llamar a un taxi.

Acomodé mi libreta de bocetos en la cajuela, generalmente lo llevaba por debajo del brazo porque apenas entraba en la mochila, además que, con la cámara, la laptop y demás cosas a veces sentía que mi espalda moría.

Después de cerciorarme de que nada iba a lastimarse en el camino a casa, cerré la cajuela, pero en cuanto lo hice, Abby gritó, lo que hizo que me asustara y gritara. Ella se reía mientras yo llevaba mi mano hacia mi pecho para intentar calmar los latidos de mi corazón.

Era fácil de espantar y esa era la razón por la que no me gustaban las películas de terror. Incluso con todas las veces que he jugado shooters estratégicos, no he dejado de asustarme cuando el enemigo me mataba sin que yo llegara a verlo.

—La diversión duró poco.

—¿Qué te sucede? —le dije, pero ella me ignoró y Leo me hizo señales para que yo hiciera lo mismo con ella.

No esperaba su presencia, pensé que se había arreglado con su novio después de que él le pidiera perdón. Regularmente ella se iba con Thiago después de salir de clases. Ren y Leo venían a mi casa porque decían que en las suyas siempre había ruido constante que no les ayudaba a concentrarse con la tarea.

🚫 No me conoces 🚫Where stories live. Discover now