CORAZA DE ESPINAS

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"No soy el más juicioso ni el mejor tomando decisiones, pero lo que le digo al alma lo hago con todo mi ser" 

Atte: EL CORAZÓN

Yo temía mostrarme. Cada vez que lo intentaba los cortes sangrantes me quitaban una capa más de piel y yo me hacía cada vez más pequeña. No hablo de mostrar la carne. No. Esa solo la mostré a algunos muy afortunados. Hablo de mostrar el corazón. Ese que según mis allegados era tan grande. Sí, era. Con cada corte y cada gota de sangre y lágrimas, se hizo pequeño. Ya no es capaz de amar a todos como antes. Ya no ayuda sin recibir nada a cambio porque aprendió. Aprendió que el latido va en dos direcciones, que el amor te marchita, pero también te hace crecer. Él ha pasado por todo eso y con conocimiento de causa me dice que es tiempo de crecer.

Se siente duro, tan duro que a la vez es frágil. Sin embargo, no tiene miedo. No teme volver a equivocarse una y otra vez. No teme confiar una vez más porque sabe que si lo traicionan volverá más fuerte que antes. Las grietas nunca se irán, pero él aprendió a tejer. Aprendió a tejer para cerrar con fuerza lo que alguien más abrió y nadie tuvo la fuerza para cerrar, solo él. Dice que cada corazón libra sus propias batallas. Que entre ellos se hieren sin razón y sin querer pues cada uno viene con su propia coraza. Algunos la tienen de espinas, según dice las más peligrosas; otros las llevan de acero, fuego o incluso piedras. Hay tantas corazas como seres humanos y ahí lo entendí todo.

Entendí que no puedo esperar que otros reaccionen de la misma forma en la que yo lo hago. De esto se encarga el corazón. Un corazón con coraza de piedras o acero no sabe cómo reaccionar ante el afecto. Tan aislado en el interior de su impenetrable fortaleza, no le llega el calor. Ni siquiera una coraza de fuego, por muy cerca que esté, puede causar una reacción en ese corazón frío. Sin embargo, las corazas de espinas son especiales.

Me contó que en los archivos históricos de los corazones rotos figura que las corazas de espinas son capaces de penetrarlas todas y ninguna es capaz de superarla. Se enroscan como cadenas que con cada latido van apretando y apretando hasta romper las corazas de otros, pero tiene una debilidad. Para cumplir su función deja aislado a su propio corazón, a su protegido. Es justamente la causa de que los corazones de coraza espinada siempre deambulan repletos de cortes y púas ensangrentadas. Son las más peligrosas en ambas direcciones.

Al principio no comprendía por qué mi corazón me contaba todo aquello, pero al final sí que lo entendí. Cada vez que sentía amor, él lo daba todo. Me dejaba desprotegida. Entregaba mi tiempo, energía y mente a la persona amada. Sin embargo, cada vez las heridas lo dejaban abatido y luego, él solo salía de su propio dolor.

Me contó que aprendió algo nuevo y la última vez fue diferente. Sabía de una historia de amor entre un coraza de espinas y un impenetrable coraza de acero. Las espinas estrujaron el acero con tanta fuerza que poco a poco se fue destruyendo, pero con la delicadeza de no tocar su interior. Sin rozarle una sola vena logró ver de asomo lo que había bajo esa coraza. Un corazón tierno necesitado de amor, amor que podía darle sin medida. Pero como siempre ha de pasar y la vida aún no ha demostrado lo contrario. Aquel frío como el acero lo traicionó. Lo hirió tan fuerte que abrió todas esas grietas que puntada tras puntada aquel arañado corazón se había encargado de tejer. Las espinas regresaron nuevamente, sin embargo, una de ellas quedó atascada. No fue capaz de soltar por completo a ese corazón que nuevamente erguía su coraza de acero llena de arañazos. Aquel le sostuvo la espina en una súplica de perdón. El corazón espinado había sabido controlar su ferocidad y darle amor a aquel frío como el acero y éste, no supo ver el valor de su gesto. Solo hasta que vio cómo las espinas se alejaban de él para proteger al verdadero dueño de las mismas, no se percató de lo que había provocado.

Actualmente, en lugar de herirse mutuamente tratan de volver a la normalidad. A lo que la naturaleza de las corazas dice que debe suceder. Las espinas van cediendo cada vez más. Sin embargo, esta vez, la coraza jamás dejará solo a su protegido.

Esto lo puedo afirmar con total seguridad porque me confesó algo más. Con sus venas cubiertas de vendas y las puntadas de sus heridas cada vez más apretadas me confesó, que ese corazón de coraza espinada... era él.

Coraza de espinasWhere stories live. Discover now