Divorciada © |Dramione|

5| El Niño Que Vivió

Harry creció en un hogar lleno de amor, rodeado por la tranquilidad de un vecindario seguro y las historias de los merodeadores contadas por los amigos de su padre. Conocía el mundo mágico desde su más tierna infancia, y el amor entre él y su madre era inquebrantable.
Pero la oscuridad se cierne incluso en los lugares más felices. Durante una celebración de Año Nuevo, la tragedia golpeó: un intruso enmascarado irrumpió en su hogar. Su padre cayó en combate en la entrada, y su madre, desarmada pero desafiante, se interpuso entre el asesino y Harry, cuando le ordenó que se hiciera a un lado. Su valiente "Nunca lo lastimarás" fue lo último que Harry escuchó antes de que ella también perdiera la vida debido a la maldición asesina.

A los quince años, Harry fue testigo de la muerte de su madre. Mientras la abrazaba, implorando que se quedara con él, un milagro ocurrió: La maldición destinada a él rebotó, marcando su frente y haciendo desaparecer al atacante.

El tiempo pasó y, bajo la tutela de su padrino Sirius Black, Harry aprendió los artes de la defensa y se convirtió en el Jefe aurores con la esperanza de encontrar al responsable de la muerte de sus padres. Descubrió la existencia de los Mortífagos, una organización secreta con ambiciones de dominación y purificación de la sangre. Su líder, que había intentado matar a Harry esa fatídica noche, había regresado de alguna manera, rejuvenecido y bajo la identidad de Tom Riddle.

Sin pruebas concretas para acusarlo, Harry se dedicó a buscarlas incansablemente, salvando a mestizos y muggles de muertes misteriosas. Finalmente, descubrió que Bellatrix Lestrange poseía una antigua profecía que lo involucraba a él. Con esta nueva pista, Harry se embarcó en una misión para desentrañar los secretos de la profecía y enfrentar el mal que había marcado su vida desde el principio.

En cierto momento creyó encontrar la felicidad en brazos de su amada Ginevra Weasley, en su momento decidió hasta dejar su búsqueda, ella le demostraba amor, lo visitaba en el ministerio, le llevaba la cena cuando se quedaba hasta tarde. Estaba tan concentrado en su trabajo, que no notó que si novia se veía a escondidas con Blaise Zabini, que esa amistad era más que eso... Entonces llegado el día de la boda, Ginny huyó, lo dejó plantado y herido.

El que se hacía llamar su mejor amigo, ni siquiera hizo el amago de consolarlo. Hermione fue la única que se le acercó, lo abrazó y sacó de ahí para calmar su llanto, su corazón herido. Posteriormente se enteró que su padrino quemó hasta el último adorno qué compró para la fiesta, discutió fuertemente con los Weasley por permitir tal acción.  se concentró en su trabajo, ignoró todo lo que se relacionara con la bruja que rompió su corazón por segunda vez.

Ocurrió la tragedia más dolorosa que pudo experimentar, el amigo de su padre, su casi tío, Remus Lupin, fue asesinado junto a su esposa Nymphadora Lupin, en presencia de Draco Malfoy, así que como sospechoso se encargó de mantener alejado a Teddy Lupin de sus parientes Lestrange y Malfoy.

Mucho más tarde obtuvo hasta la última prueba de quien era el culpable de todas las tragedias, creo un ardid en compañía del ministerio de magia: Organizar una cena benéfica para los magos que estaban perdiendo a sus familiares todo a causa de las extrañas muertes.

La noche de la cena, el Gran Salón del Ministerio se llenó de magos y brujas, todos unidos por la pérdida y la esperanza. Harry observaba atentamente, buscando entre la multitud cualquier señal que pudiera delatar a los Mortífagos. Y entonces, en un instante que pareció eterno, sus ojos se encontraron con los de un joven Tom Riddle oculto tras un antifaz del brazo de Bellatrix, su ahora esposa. La mirada fría y calculadora de Riddle no mostraba signos de reconocimiento, Harry sabía que la batalla final estaba a punto de comenzar.

Hermione se mantiene cerca de Harry, su presencia un recordatorio silencioso de su apoyo incondicional para capturar al mag. A pesar de la tensión que flota en el ambiente, su deber es mantener la calma y actuar con normalidad. Mientras sus ojos escudriñan la sala, una figura inesperadamente familiar se acerca.