50| Hermes

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Clío's POV;

Era la primera vez que entraba a la cabaña de un olímpico sin el permiso de alguno de sus hijos.

Clarisse estaba recostada en su litera y hojeaba un cómic con poco interés.

-Hola-. Le dije llamando su atención.

-¿Qué hay?-.

Percy había llamado esta mañana, todo había salido bien en el río estigio pero se dió cuenta de algo importante, con todos los Dioses peleando contra tifón, Manhattan y la entrada al Olimpo quedarían descubiertas.

Debíamos proteger nuestra cuidad y estábamos por nuestra cuenta.

-Nos iremos pronto, Percy nos pidió vernos en el Empire State-.

-Buena suerte-. Dijo sin despegar los ojos de su cómic.

-Clarisse... Aún puedes ayudarnos, debes dejar tu orgullo de lado. Te necesitamos-. Le imploré.

-Michael me dijo que podía quedarme con el carruaje pero es demasiado tarde, no voy a dejar que nos traten así otra vez. Merecemos respeto-.

-Todos aquí los respetan-. Me defendí.

-Nos tienen miedo, es muy diferente-.

Ella me miró y se dió cuenta que ya tenía mi armadura completa, llevaba una espada colgando del cinturón y mi arco en la mano.

-Cuidate muchísimo, Clío-.

Wes y Annabeth me esperaban al pie de la entrada de la cabaña de Ares.

Negué con la cabeza mientras deslizaba mi arco sobre mi espalda.

Wes me sonrió mientras me tomaba de la mano -Al menos lo intentaste-.

Argos y Quirón nos llevaron hasta el Manhattan, éramos aproximadamente unos cuarenta y siete campistas.

La inquietud comenzaba a carcomerme pues sabía que nuestro pequeño ejército no sería suficiente.

El Empire State se veía muy imponente cuando bajé de la camioneta, Percy se encontraba en la entrada junto a la señorita O'Leary.

Corrí y atrapé a Percy entre mis brazos -Gracias a los Dioses que estás bien-.

Me aparté y mi hermano me sonrió igual que como lo hacía siempre pero había algo diferente.

Percy siempre había sido poderoso pero ahora tenía esa aura intimidante, como si no quisieras estar en una pelea uno a uno con él.

La tenía... La maldición de Aquiles.

-Gracias a todos por venir-. Nos dijo cuando el resto de los campistas bajaron. Percy miró a Quirón -Despues de ti-. Le dijo señalando la entrada al edificio.

Nuestro mentor sacudió la cabeza -Sólo he venido a desearles suerte, nunca he subido al Olimpo a menos que sea convocado-.

-Pero tu eres nuestro líder-. Le dijo Percy.

-Soy su maestro-. Aclaró -Trataré de reunir a tantos como pueda, mientras tanto, tú los convocaste Percy, tu eres el líder-.

Mi hermano abrió los ojos con sorpresa.

-Estamos contigo-. Le aseguré.

Y entonces subimos al piso 600.

Había estado en el Olimpo solamente dos veces en mi vida pero aún así no dejaba de sorprenderme.

Había mansiones doradas y cientos de jardínes con muchísimas flores, comenzamos a caminar y las nubes se arremolinaban a nuestros pies.

-¡Miren!-. Exclamó Wes señalando abajo, algunas luces azules que parecían cometas comenzaron a caer sobre la cuidad.

-Esto no es bueno-. Murmuré.

-Sigamos al palacio-. Indicó Percy

Nadie custodiaba la sala de los Dioses y eso sólo me hizo sentirme mas nerviosa.

-Heroes-. Esa voz... Un hombre de cabello café rizado se materializó frente a nosotros, era tan parecido a Luke que daba miedo.

-Señor Hermes-. Se inclinó mi hermano respetuosamente y el resto de los campistas hicimos lo mismo.

Los ojos del Dios cayeron sobre mí y pude sentir como si su mirada fría traspasara hasta mis huesos. Su mirada bajó hasta mi mano que sostenía fuertemente la de Wes, de pronto sentí una descarga eléctrica tan fuerte que me hizo soltar su mano.

-¿Estas bien?-. Me preguntó mi novio.

-Yo...- mi mirada seguía puesta en Hermes, sabía que el había hecho eso -Estoy bien-.

-Necesitamos una audiencia con Zeus-. Le dijo Percy -Es urgente-.

-Yo soy su mensajero, tal vez puedas decirme que es tan importante a mí-.

Mi hermano se removió incómodo -¿Por que no van y echan un vistazo a la cuidad?-. Nos dijo -¿Puedes hacerte cargo, Clío?-.

Asentí rápidamente.

-No, que ella se quedé-. Indicó el Dios -Connor y Travis tomarán su lugar-.

De pronto sólo eramos Percy, Annabeth y yo junto a Hermes. Me sentía incapaz de levantar la mirada como si de cierta forma la actitud fría del Dios fuera enteramente mi culpa.

-Tu madre envío un mensaje para tí-. Le dijo a Annabeth -Estan ustedes solos, con los Dioses luchando contra tifón es su responsabilidad mantener a salvo Manhattan, dijo que activaras el plan Dédalo 23-.

Annabeth palidecio y supe que no le gustaba lo que eso significaba.

El Dios se giró hacía mi hermano -Tambien dijo que recordaras los ríos... Y que te mantengas alejada de su hija-.

En otras circunstancias me hubiera reído.

-Gracias-. Dijo mi hermano.

Levanté mi cabeza y encontré al Dios mirándome, había puro odio en su mirada.

-Lo siento-. Murmuré aunque no sabía muy bien porque me estaba disculpando.

-¡Una disculpa no sirve de nada!-. Me gritó -Debiste salvarlo cuando tuviste la oportunidad-.

Hermes comenzó a caminar en mi dirección -Eras la única que podía-.

Mi hermano me tomó del brazo, apartandome -¿De qué está hablando? Clío, ella no...-.

-¡No la defiendas, Jackson! Ella sabe muy bien de lo que estoy hablando-.

Sentía que me faltaba el aliento y las lágrimas comenzaron a salir, sabía de lo que hablaba.

De la última vez que lo ví, cuando me pidió ayuda en mi departamento.

-Lo siento-. Murmuraba una y otra vez.

Percy miraba al Dios con furia -¿Por qué la culpa a ella? Usted era su padre ¡Y lo abandonó!-.

-¡No sabes de lo que hablas! No sabes lo duro que fue dejarlos, mi hijo... Mi mayor orgullo y mi dulce May-.

Hermes sacudió su cabeza y volvió a su semblante duro -Decias estar enamorada de mi hijo y ahora te paseas con ese... Nunca luchaste lo suficiente por Luke-.

Abrí mi boca con sorpresa y la tristeza se transformó en ira -¡Lo amaba!-. Le grité -Le entregué mi corazón y no fué suficiente para él-.

Hermes retrocedió, sorprendido por mi respuesta.

-Yo lo amaba-. Volví a murmurar.

Daughter Of The Sun (Luke Castellan)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora