El pasante

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Mordia la almohada con desesperación mientras Esteban lo embestia duro.
amaba la rudeza de su esposo pero a veces, sobre todo cuando éste iba tan estresado, le dolia mucho.

De todas formas no se quejaba, sentir ese pedazo de carne grueso y palpitante dentro suyo, llenandolo, invadiendolo todo, le generaba un placer total, le gustaba, lo disfrutaba tanto que era capaz de soportar cualquier dolor con tal de sentir esa electricidad atravesando su cuerpo de pies a cabeza.

Esteban, arrodillado detrás suyo e inclinado sobre él, se seguia moviendo duro, sin parar, sin quitarle ya el pene, solo lo cogía profundo, golpeando ese punto interior que obligaba a Francisco a lanzar gemidos que cada vez eran más agudos.

y eran justamente esos gemidos tan femeninos los que lo avergozaban tanto, en la vida normal, para el resto de la gente, él era un tipo serio o eso le gustaba pensar.
pero en la cama el asunto cambiaba por completo, y ahí estaba, mordiendo la almohada para ahogar sus lamentos de placer mientras sus dedos estaban ya blancos de tanto apretar las sábanas.

Esteban se cansó, sabia muy bien que era un hombre que podía darle placer a Francisco, de quién estaba tan enamorado, deseaba escucharlo, asi que no dudó en quitarle una de las manos que afianzaba su cadera y tomarlo del cabello con fuerza, obligandolo a levantar la cabeza

-te quiero escuchar, grita para mi

Fran tenia los ojos en blanco. se habia corrido sobre las mantas varias veces sin la necesidad de tocarse el pene, no lo necesitaba, ser cogido de una forma tan brutal lo hacía acabar sin recordar que él también tenia una verga.

-por...por favor...-suplicó.

-decime cuanto te gusta, decime que te gusta como te cojo

-me...oh dios-dijo, intentando bajar la cabeza pero volviendo a subirla al sentir el tirón en su cabello

-decimelo, o paro-dijo, retirandose de su cuerpo. lo cierto es que no queria parar, estaba a nada de acabar también, pero su maldad a veces era más grande que él mismo

Fran entró en una desesperación total. realmente necesitaba unas embestidas más para llegar al climax, todo su cuerpo se lo pedía, desde sus tetillas erectas, previamente estimuladas por mordiscos y pellizcos de Esteban, pasando por su dureza contra la cama, hasta su propio interior, tan irritado de tanto coger durante literalmente horas.

-no me hagas esto, no me dejes asi-suplicó con el cabello húmedo de sudor pegado en su frente, mirandolo por encima del hombro

-entonces no dejes de gritar, me gusta escucharte

—me da vergüenza...los vecinos...

Esteban estrelló una de sus gruesas manos contra las nalgas que aún tenia contra su cadera, generando que está se ponga roja de inmediato

-te estoy rompiendo el culo y te da vergüenza gemir, dale Fran...

-cogeme, por favor

-¿vas a gritar?

-si-suspiró, sintiendo como sus mejillas se rosaban

Esteban sonrió satisfecho, tomó su venoso pene y volvió a meterlo de un solo movimiento, generando que Fran lance un grito de dolor.

las embestidas volvieron, y Fran, fiel a su promesa, no se detuvo para gritar fuerte, asegurandose que Esteban pueda escucharlo

-si...me gustas asi, putito

-soy tu putito

-¿sos el putito de papi?

-si...soy el putito de papi

-muy bien bebé, me gusta eso

la cama siguió golpeando duro la pared, pero apenas podía escucharse, dado que los gritos y gemidos de Fran inundaban la habitación.
se corrió una vez más, el chorro de semen fue tan potente que llegó hasta el comienzo de su pecho.

Esteban, que sentia que estaba por hacerlo, se retiró un segundo antes, se quitó el condón, y vació su esencia en el interior de Francisco, descargandose por completo, sin desperdiciar una sola gota.

-no vas a poder caminar- le dijo, mientras se acostaba a su lado y se estiraba para tomar un cigarrillo que encendió de inmediato.

-¿que te pasaba hoy? estabas...enojado-le dijo medio adormecido

Esteban suspiró y le pasó el cigarrillo

-el pasante que me pusieron, es de esos estudiantes de psicología irritantes y prepotentes...me vuelve loco...bueno, sabes que me vuelvo loco fácilmente

Fran sabia eso, asi como también sabia que en ese momento no podia siquiera hablar, se quedó tendido boca abajo, y poco después se durmió sin saber que aquel pasante le generaría dolores de cabeza a él también.

¡odio terapia!: 𝐞𝐬𝐭𝐞𝐛𝐚𝐧 𝐱 𝐟𝐫𝐚𝐧𝐜𝐢𝐬𝐜𝐨Where stories live. Discover now