epilogue

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nos despedimos de los majos en Hogwarts

...

A Juanjo nunca le ha interesado en mundo muggle, se ha criado toda su vida entre magos y así pretende seguir hasta que se muera. Esos planes se extinguen, efectivamente, cuando la familia de tu novio no ha pisado Hogwarts en su vida y tú tienes que asegurarte de que lleguen a la graduación de su hijo. 

Todo ello, arrastrando el maletín en el que guardas el trabajo de todo un año y sin haber pisado la estación de King's Cross para nada que no fuera alcanzar el Hogwarts Express. 

Espera ganar muchos puntos con esto.

Intenta pasar lo más desapercibido posible entre los muggles que se acumulan en la estación, sintiendo el cuello de camisa tirante, achacado por el calor. Es junio ya, e incluso en Londres se nota el efecto del verano. 

En seguida, alcanza a ver la melena larga de la hermana de Martin, al lado de sus padres. Sólo ha coincidido con ellos en contadas ocasiones, antes de que Martin y él comenzaran a salir. No puede evitar la sonrisa nerviosa nerviosa que se dibuja en su boca al acercarse.

Sabe que la tensión está totalmente injustificada, la familia de Martin es un reflejo de todo lo que el chico es como persona: encantadores, generosos y sin un ápice de maldad en el cuerpo. Eso no quita que el miedo de causar una mala impresión sobre sus suegros se establezca en su cabeza. 

"¡Juanjo!" La madre de Martin, Rebeca, se acerca hacia él, sin duda en el cuerpo, envolviéndole en un abrazo que él corresponde al segundo, sorprendido pero agradecido por la calidez del gesto.

Cuando comenzó a organizar la sorpresa, no fue consciente de hasta qué punto consumiría sus pensamientos. Había empezado como un intento más de mantener al ravenclaw contento. Uno de tantos. 

Al oficializar su relación, en aquel octubre de séptimo año, Juanjo ni si quiera se planteó que lo más difícil estuviera aún por llegar. Llevaban un año de relación a distancia, con el menor terminando su último año en Hogwarts y Juanjo sacando adelante sus prácticas en Gringgots. Ni que decir tiene que la falta de tiempo y el caos absoluto de los últimos meses, había causado ciertos estragos en su relación. 

Es complicado, cuando la única forma de comunicación durante semanas consistía en un intercambio constante de cartas. Su lechuza se esconde cuando le ve aparecer, aterrorizada de la cantidad de idas y venidas que ha realizado durante el curso escolar. 

Por eso, había decidido tener un detalle con Martin, algo que le confirmara la seriedad y dedicación con la que Juanjo se toma su futuro con él. Además, le desesperaba la idea de que su novio no pudiera vivir lo que supone tener a tus padres en tu graduación, sólo porque ellos no fueran magos. 

"¡Estás altísimo! Y que guapo con el traje, por Dios..." Rebeca da un paso para atrás, mirando al chico de arriba a abajo. Hay cierto orgullo en su mirada, ese gesto maternal de alguien que te ve crecer y convertirte en un hombre. "Ya nos ha dicho Martin que estás trabajando para un banco muy importante... ¡Con lo listo que tu eres ni me sorprende!"

Alto, guapo y listo, Juanjo puede acostumbrarse a eso. 

...

El viaje en tren es tranquilo y está repleto de anécdotas. Consiguen encontrar un vagón vacío, mientras ponen rumbo, junto al resto de familias, hacia la graduación que tiene lugar en la escuela de magia. 

Los padres de Martin se llenan la boca al hablar del orgullo que sienten por su hijo, de la felicidad que les inunda de pensar que tiene un lugar fuera del mundo muggle. Que no está sólo. María, la hermana, se esfuerza por contar todas y cada una de las estupideces y tonterías que Martin había realizado en su niñez, la mayoría, ahora lo entiende, causa de su incapacidad para controlar sus poderes manifiestos. 

Se siente especialmente contento cuando sacan un álbum de fotos, preparado como regalo de graduación, en el que puede observar a un niño sonriente y feliz crecer entre las páginas. 

Cuando alcanzan el castillo, los carruajes mágicos les reciben, llevándolos sin mucha ceremonia hasta las puertas de Hogwarts. Sólo por la expresión maravillada de sus suegros, ya merece la pena haber organizado toda la sorpresa. 

Es al entrar al Gran Comedor, perfectamente decorado para la ocasión, que los nervios vuelven a asentarse en su estómago. Lleva sin ver a Martin casi dos meses. 

Sin embargo, la tensión se deshace en el mismo instante en el que los alumnos, con el atuendo oficial para la ocasión, entran en la sala. El Coro está cantando y, por primera vez en años, Juanjo no es quien lo dirige. Es una sensación agridulce. 

Martin está guapísimo, con su pelo despeinado y su túnica azul oscuro. Puede ver el momento exacto en el que visualiza a su familia. Se le empañan los ojos con una sensibilidad a la cual Juanjo nunca podría acostumbrase. Siempre le sobrecoge lo mucho que Martin quiere, su capacidad para sentirlo todo y dejarlo ver.

Es lo que más le gusta de él. 

Cuando sus miradas conectan, Juanjo ve todo ese amor dirigido a su persona, y sabe, como sabe que el cielo es azul y que la noche sigue al día, que Martin y él van a estar bien.

Que Martin y él son para siempre. 

...

espero que os haya gustado este cierre cortito <3, mis hijos se adoran y están estupendamente (mi teoría es que Martin se convierte en jugador de Quidditch profesional y Juanjo se ve obligado a seguirlo en todos sus partidos, esperemos que esta vez no le cancelen en twitter por llevar la camiseta de otro equipo).

si os habéis quedado con ganas de más, podéis leer mi nueva fic; 

La madre de Martin se presenta a las elecciones generales, Juanjo es su asesor político.

O, a Martin no podría interesarle menos la política y a Juanjo no podría interesarle más el hijo de su jefa.

i solemnly swear (that I'm up to no good)Where stories live. Discover now