Capítulo 20: Compras y charlas de última hora.

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—Lo siento, es que no me esperaba que tuviera esa imagen de mí.

Ima no supo qué decir. La verdad es que Kaori pecaba de superficial y apasionada, y si en la primera cita o quedada con el chico no sentía una chispa, lo descartaba como si fuera un cromo repetido. Decirle aquello le haría más daño que otra cosa e Ima quería ayudar.

—Pues demuéstrale que se equivoca —optó por decir al final.

—Ahora mismo no tengo muchas ganas de demostrarle nada.

—Lo sé, pero tampoco puedes ignorarlo para siempre.

Kaori acabó aceptando a regañadientes y le prometió que esa misma noche quedaría con él para hablar. Después de visitar casi todas las tiendas de ropa del centro comercial, fue el turno de Ima. En su caso, iba preparada con una lista, a rasgos generales, compuesta por embutido, pan, bollería industrial, carne (pechugas de pollo, hamburguesas, lomo, etc.) y vegetales.

Tardaron menos de una hora en comprar todo lo apuntado. A continuación, regresaron a casa, aprovecharon para comer y después descansar, ya que por la tarde habían logrado quedar con el resto de las chicas. En ese intervalo de tiempo, Ima intercambio varios mensajes con Ryu.

Ima: ¡Compra hecha!

Ryu: Fantástico, yo ya he realizado la paga y señal de la autocaravana, además... he hecho esto. 

En ese instante, Ima recibió una playlist de Spotify que tenía por nombre "DJ-Ima".

Ryu: He añadido algunas canciones, pero te dejo el resto a ti.

Ima: Cuando dices que has añadido algunas canciones, ¿te refieres a todos los discos de The Beatles?

Ryu se limitó a enviar un emoji. A partir de ahí, la conversación fluyó por las corrientes habituales. Se interesaron por como le había ido el día al otro.

Ryu: ¿Tienes algún plan para esta noche?

Ima: He quedado con las chicas para tomar algo esta tarde, pero no sé si la cosa se alargara e iremos a cenar.

Ryu: Manda recuerdos a Kaori de mi parte.

Ima: Por supuesto, ¿y tú, tienes algún plan?

Ryu: No, la verdad es que no, prefiero quedarme en casa y descansar. Así tendré más energía para el viaje.

Ima: Pareces un conductor profesional y todo.

Ryu: ¿A caso dudabas?

Los mensajes se sucedieron uno detrás de otro hasta que llegó la hora de salir para Ima y Kaori. Habían quedado en el centro con las demás. Mientras salían, Ima aprovechó para decirle:

—Recuerdos de parte de Ryu.

Kaori rio, feliz por su amiga.

—Ja, ja, que majo.


Ryu tenía toda la tarde libre. Pensó en salir a dar una vuelta, pero descubrió que lo único que le apetecía era disfrutar, de nuevo, de los Ecos. Refrenó su impulso por un instante pero cedió. Los muros que había pretendido levantar para evitar esa necesidad se derrumbaron como si nada. Se llegó a plantear si incluso los había levantado. Fue directo al comedor, cogió la foto de Ima del armario donde la tenía guardada y se dejó insuflar por el Eco. Todo su cuerpo reaccionó al instante. Una corriente eléctrica le recorría de arriba abajo, sin parar. El vacío de su mente y el éxtasis posterior creaban una mezcla cautivadora y avasallante. Fue ajeno a su entorno, al tiempo mismo, y simplemente disfrutó de aquel placer. 


Las chicas quedaron en una cafetería cerca de la parada de Yotsubashi. Se llama café Charbon y toda la fachada era de madera, con el cartel de la cafetería plateado y delgado, acoplado de la propia fachada. Para sorpresa de Ima y Kaori, fueron las primeras en llegar, pero el resto no tardaron en aparecer. 

Se saludaron con besos y abrazos mientras entraban en el local.

—¿Qué tal, como estáis? —preguntó Ima mientras se sentaban.

—Bastante bien, las vacaciones se agradecen —dijo Hana.

—¿Cómo van los nervios por París?

—Fatal, Touya está insoportable. Falta una semana, pero ya tiene la maleta preparada y todo.

 Lo dijo con un tono tan exagerado que no pudieron evitar reírse a carcajada limpia.

—¿Y vosotras, qué tal? ¿Cómo vais? Parece que te sientan bien las vacaciones Ima.

Ima bajó la mirada algo avergonzada y soltó una risita nerviosa. De reojo pudo ver como Kaori le miraba, con una sonrisa sagaz en el rostro, incluso ansiosa.

—Bueno, la verdad es que no me puedo quejar —soltó Ima —. De hecho, me voy de viaje.

—Ostras, ¿de verdad? ¿A dónde? —preguntó Azumi.

—Sí, al monte Fuji, pero hacemos parada en varios sitios.

—¿Hacemos? ¿Cómo qué hacemos? ¿No vas sola? —preguntó Hana, sorprendida.

La sonrisa de Kaori se ensanchó todavía más.

—He conocido a alguien —confesó al fin Ima.

—¡Qué callado te lo tenías!

—Anda que nos cuentas algo, eh —se quejó Azumi, acusando con la mirada a Kaori.

—Lo siento —respondió ella encogiéndose de hombros.

—¿Y quién es el afortunado?

—Ryu, un compañero del trabajo.

—Foto, queremos foto —exigió Hana.

—Es bastante mono —afirmó Kaori.

Ima sacó el móvil y les mostró la foto de perfil de Ryu del Line. Era una foto sencilla que parecía sacada de una sesión de fotos estándar. 

—Es guapo —reconoció Hana.

—¿Y cuándo os vais? —preguntó Azumi.

—Pasado mañana.

Fue entonces cuando comenzó el interrogatorio, que solo fue interrumpido para pedir los cafés. Todas las preguntas y toda la conversación se centró en Ryu y en Ima. Estaban tan emocionadas por la nueva noticia que ni se enteraron cuando la camarera los sirvió. La única que degustó el suyo fue Kaori, puesto que ya conocía toda la historia y prestaba poca o nula atención. En su caso, agradeció que toda la atención recayese sobre Ima. No quería tener que hablar de sus problemas de pareja. Ya había tenido suficiente con el tirón de orejas que le había dado su amiga en el centro comercial. Por suerte, logró librarse. La charla duró más de lo esperado, pero aun así decidieron dar por finalizada la quedada y marcharse cada una a su casa.


Ryu se cerró al Eco. Cuando su mente se recompuso, junto con su realidad, se desplomó y se llevó la silla en la que estaba sentado con él. Estaba agitado y le costaba respirar. Sus extremidades le temblaban y parecía que el corazón se le iba a salir por la boca en cualquier momento. Tenía las pupilas dilatadas y la piel de gallina. Sudaba a mares. Tardó varios minutos en recobrar la compostura, pero aun así su cuerpo le pedía más, le impelía a volver a entrar en el Eco. ¿Cuánto tiempo había estado dentro del dichoso Eco? 

Cogió su móvil, lo encendió y se llevó una mano a la cabeza. Había estado "ausente" más de dos horas. "Imposible" pensó Ryu. Creía que era fuerte, que era capaz de poner límites y barreras al posible vicio que podían despertar los Ecos, pero estaba equivocado. Mientras Ryu se sumía en la vergüenza, una voz en su interior le dijo que no se preocupara, que no era para tanto y en el fondo de su ser, supo, sin ninguna duda, que volvería a caer. 







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⏰ Last updated: May 06 ⏰

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Entre dos realidadesWhere stories live. Discover now