Park Jimin es el próximo heredero de Industrias Park, una empresa agrícola inversionista en carreras de equitación y dueña de varias granjas productoras del país. Con una vida infeliz pero amante de los caballos, el rubio asiste a la competencia nac...
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La villa de la familia Park contaba con diversos jardines de flores, uno de estos era el favorito de Yoongi. Desde muy pequeño solía pasar el tiempo con su madre en el lugar, los grandes girasoles, las amapolas sembradas a la orilla del lago, miles de florecillas silvestres rondando en el verdoso pasto... tranquilamente, Yoongi había crecido rodeado de la pureza que transmitía la naturaleza.
De ese modo, con su lugar favorito a vistas del rubio y transitado por pocas personas, Yoongi ordenaba la comida mientras la tela de cuadros funcionaba como protección contra el puntiagudo pasto debajo de ellos.
—No conocía tus gustos, así que prepare de todo un poco —Yoongi menciono terminando de sacar los platos de la canasta.
Trozos de pollos con salsa agridulce, mariscos frescos con salsa picante, estofado de costillas, postre de mandarina y arroz con guiso de tofu acompañado por bibimbap. La variedad de platos tradicionales de Otgol se exhibían apetitosamente a la merced de Jimin, los ojos de un gris hipnotizante brillaban con deseo de probar cada uno de los platos preparados por Yoongi.
—¡Es un banquete! —Jimin exclamó con felicidad.
Las dietas que realizaba el rubio a petición de su madre eran estrictas para mantener una figura esbelta, digna de la familia Park y característica de un jinete. Cero azúcares, cero grasas y ni una sola bebida gaseosa, absolutamente prohibido para los menús que preparaban la servidumbre a cargo de la cocina.
Yoongi sonrió avergonzado, podía jurar que el rubio tenía estrellas tintineantes en los ojos —Bueno... no soy un experto en gastronomía, pero te aseguro que tendrá buen sabor.
Jimin asintió moviendo su cabello a la par —¿Sueles cocinar?
—En algunas ocasiones soy el responsable de cocinar, en mis tiempos libres suelo hacerlo para Dahye. —explico con su vista en la canasta de picnic. —¿y tú? ¿Sabes cocinar, bonito?
El rubio olisqueó uno de los tuppers que contenía los mariscos, el olor exquisito brotaba de la salsa con un picor que le aguo la boca. Sonrojándose levemente, Jimin miro a su costado viendo que Yoongi seguía entretenido en ubicar los platos y cubiertos en la tela de cuadros. Con un poco de timidez, pero sin soportar el deseo de probar, agarro uno de los mariscos bañados por la salsa picante y lo metió a su boca con rapidez. Al estar entretenido con la vajilla de porcelana, Yoongi poco se dio cuenta que tomaba comida a escondidas.
—No es mi fuerte —comento con sus mejillas llenas de comida —Cuando lo hago, la mayoría de las personas que residen en mi casa quieren salir huyendo.
Yoongi alzo la mirada al escuchar la voz distorsionada de Jimin. La carita angelical del chico se sonrojo apenas los negros ojos se posaron sobre él, el tupper en las regordetas manos y la salsa picante manchando un poco los abultados labios, fueron claves para que Min se diera cuenta de la situación.
