Capítulo 1: alguien nuevo.

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Luego de lo sucedido ayer en el bosque, me dejaron ir a casa. Daniel estaba en su jaula y mi jefe fue muy comprensivo. No le oculto, ni le oculté nada respecto a lo que hice, solo me dejó el día libre como compensación.

Hoy me encuentro sentada en la isla de la cocina, anotando las municiones que necesito para llenar la despensa. Me pongo ropa apta para estar entre la nieve y salgo.

Respiro el aire puro. Me encanta éste sitio. Camino con pasos decididos y relajados saludo a las personas que veo mientras me voy adentrando más al pueblo.

Me entretuve un momento mirando la estatua de un gran zorro dorado que tienen en el centro, que no me había fijado por donde andaba y choqué con alguien yéndome hacia atrás del impulso. No conseguí tocar el suelo.

Unos brazos me sostuvieron y me coloraron sobre mis pies. Tuve que levantar la mirada aquel hombre me llevaba tres pistas cabezas.

Me quedé muda. Su cara de pocos amigos era un poema.

—Y-yo, y-yo lo siento, ha sido mi culpa, completamente, como verás ando con el cerebro cagado y no me fijo por donde voy—digo lo mas rápido que puedo y bajando mi cabeza en forma de disculpas. El hombre se me queda viendo con una cara más sería. Luego pensé que seguro no hablaría español y trato de explicarle mejor; ¡pero su cara fue un poema!

Ya no se que hacer, como me siga escudriñando con sus ojos negros creo que me desvaneceré en el aire.

Nos quedamos viendonos un rato más. Su semblante era el mismo. ¿Acaso no le duele la cara?

Una chica llegó hacia nosotros, salió así, puf, de la nada.

—Holaaaaaaaaa—dijo alargando la 'a'.

Empecé a hablar con ella y me dijo que él chico habla alemán por eso no me entendió nada.

Asentí y le resté importancia al asunto, pidiéndole que me disculpe por chocarle. Ella asintió y empezó a hablarle, adivinen en qué ¡EN INGLÉS!

—Dice que no te preocupes—dice sonriente.

Ahora quien tenía la cara como un poema era yo—Pero si le hablé en inglés y se quedó con su cara de 'me jiede la vida'—dice haciendo una mueca.

La chica ríe y le dice a él que me habló en inglés, que por qué no contestó. Y adivinen que dijo. Que no me entendió porque mi inglés era pésimo, o sea mi ciela, no, TRES AÑOS ESTUDIANDO INGLÉS, MÁS UNA PASANTIA SOLO EN INGLÉS, COMO PARA QUE UN ALEMÁN ME VENGA A DECIR QUE MI INGLÉS ESTABA MALO.

—Ah, con que esa tenemos—dije y lo mire seria, quité mi bufanda poniéndola sobre mi brazo. Su mirada bajo hacia mí cuello, no le di importancia y empecé a decirle en inglés del mal que de iba a morir.

Su cara se mantenía neutra mientras me veía hablar.

—Y dile—dije dirigiéndome a la chica que tenía las ganas de reírse a flor de piel—por si no me entendió—continúe—que deje la cara de culo que se trae arriba, que por mas guapo que sea, no le servirá de nada—dije y le mostré mi dedo corazón para largarme de ahí.

¡DIOS MÍO! Perdí la poca paciencia que tengo más rápido de lo normal. Cuanto me hubiese gustado quitarle esa cara de amargado con un puñetazo, pero está más grande y atraparia el golpe.

Inhalo y exhalo para bajar mi cólera. Entro al supermercado que se encontraba no muy lejos del fastidioso encuentro y busco todo lo que tengo en mi lista. Está sonando una canción movida que me hace olvidar todo y me dejó llevar por el ritmo.

Minutos después de dar vueltas, solo me faltaba algo muy esencial. La nutella. Voy por el pasillo de las mermeladas y eso. Está alto. Me cago en todo.

Entre sus FaucesWhere stories live. Discover now