CAPÍTULO VEINTIUNO: Peanut Butter & Tears

Start from the beginning
                                    

— No lo sé —respondió.

— ¿No lo sabes?

YoonGi volvió a negar, de nuevo con la mirada puesta en el contenido del libro.

— Pocas veces en mi vida me he sacado una foto —dijo—, sólo para los trámites escolares y los documentos de identidad, así que no sé si me gusta o no como me veo.

NamJoon detectó una nota de dolor en sus palabras así que no insistió con la misma pregunta, en cambio dijo:

— A mi si me gusta.

— ¿Las fotos?

— Tu foto —repuso—. Me gusta tu foto y me gustas tu.

YoonGi ya no respondió, sin embargo el color rojo de sus orejas le dijo lo suficiente a NamJoon. Repentinamente, otra vez, NamJoon se encontró preguntando interiormente si él también le gustaría a YoonGi. Lo más seguro era que sí, sin embargo YoonGi no era muy bueno expresando sus sentimientos y NamJoon no lo podía culpar, después de todo, él tampoco lo era.

YoonGi fue a la cocina por un vaso de agua de la nevera y NamJoon inmediatamente fue detrás de él, con la excusa de que también tenía sed. YoonGi le sirvió un vaso bien frío y ambos bebieron en silencio. Cuando le entregó el vaso vació, el joven pelinegro se dio la vuelta y se dispuso a lavar los recipientes de cristal, fue entonces que NamJoon aprovecho y lo rodeo por la cintura, dejando un suave beso detrás de su cuello. Inmediatamente YoonGi se tensó, girando para, con sutileza, rechazar su contacto.

¿Cuándo había sido la última vez que él y YoonGi se habían besado? NamJoon hizo cuentas. Tenía el mismo tiempo de su última vez en la cama, la noche en que le había confesado su historia, la misma noche previa a sus resultados. Mes y medio sin ninguna clase de contacto físico más allá de un abrazo o un beso en la mejilla. NamJoon no insistió, mucho menos al percatarse de la expresión apenada de YoonGi, casi angustiada. Dejó un beso sobre su mejilla y le dijo que tomaría un baño para después irse a dormir, YoonGi asintió y de forma tímida le devolvió el beso en su otra mejilla. NamJoon le sonrió.

Ya recostado y con las luces apagadas, NamJoon aún se quedó despierto por casi cerca de una hora, mirando al techo mientras escuchaba los suaves y sigilosos movimientos de YoonGi quien, de alguna forma, procuraba no molestarlo. Lo escucho jugar con el gato, arreglar la cocina, guardar sus cosas, servirle su última comida del día a Guksu, apagar las luces y finalmente, irse directo a la habitación del fondo del pasillo, la habitación que era solo de YoonGi. Si, también habían dejado de dormir juntos.

«Además me gustaría ofrecerles atención psicológica, en el hospital podemos darles el servicio. Acostumbrarse a su nuevo estilo de vida y aceptar su nueva condición puede ser un proceso largo y cansado, la atención psicológica oportuna puede ayudarles a que este proceso sea más llevadero.»

Recordó las palabras del médico Lee DoHyun y aunque NamJoon no era afecto a las ciencias de la psicología sí que comenzaba a plantearse si era algo necesario. Tal vez si necesitaban atención emocional sin embargo YoonGi no se veía convencido y él, por mucho que lo contemplara como una posibilidad, no podía obligarlo.

Así que simplemente, convencido de aquello, se limitó a cerrar los ojos y dormir.

»

Los paramédicos del hospital entraron a la sala de urgencias y la primera en revisar al joven de la camilla fue Ahn HyeJin. Aquel muchacho se sacudía fuertemente mientras sus labios morados se agitaban. Los sostuvo firmemente con ambas manos y pudo observar cómo sus dedos dejaban un par de marcas de color lila sobre la piel blanca y rasguñada.

Cuando las convulsiones cesaron tomó una lámpara y examinó sus pupilas, buscando alguna respuesta neurológica. Separó uno de los párpados con cuidado y pasó rápidamente el haz de luz por la pupila, haciendo que esta de inmediato se contrajera y expandiera al segundo siguiente. Estaba por repetir el mismo proceso con el otro ojo cuando noto que el par de ojos estaban abiertos y lo miraban fijamente, de par en par.

Sostenme en tus brazosWhere stories live. Discover now