CATARSIS

CAPITULO 11

NOTA: No olviden dejar sus estrellitas y comentarios.

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NARRA ISIS

—Hola. — estoy muy nerviosa me tiemblan las piernas.

Desde que estaba en el hospital ya no lo había visto a solas.

—¿Puedo pasar? — casi de inmediato me hago a un lado para que pase.

Se siente extraño, no es como en otras ocasiones en las que ha ingresado a mi habitación. Como siempre viste un traje a la medida.

—Siéntate, por favor. — pido cerrando la puerta.

Mi habitación tiene una pequeña sala antes de la recamara, es donde estamos sentados.

—¿Cómo te sientes?

—Bien. — estoy muy nerviosa.

—Necesitamos hablar. — trago seco. — tu padre me pidió fuese yo quien te lo dijera. — adiós ilusiones no vino porque quiso.

—Ser el Gran Duque es solo un adorno para quien en realidad soy, y tú padre es mi mano derecha.

—Ya sé, me convertiré en su sucesora. — corto rollo.

—No es tan sencillo como crees Isis, nosotros tenemos sangre en las manos, sangre que tu llevaras en algún momento. — eso da un poco de miedo. — como el Gran Duque de Rusia, soy un hombre diplomático, arreglo conflictos, evito guerras, soluciono problemas, tengo una reputación publica que sostener, como el Boss de la mafia, destruyo ciudades, aniquilo familias, elimino a mis enemigos sin piedad. — trago seco.

La mirada en sus ojos, es indescriptible, me eriza la piel, una mirada penetrante, acechadora, aterradora, una mirada oscura teñida de muerte. Tiene la mirada de un asesino serial.

—¿conoces el lema familiar? — pregunta. — recítalo.

—Nuestros hijos son formados para ser soldados, nuestras hijas para ser líderes. — digo orgullosa.

Desde que nací fui educada para ser líder.

—A partir de hoy, serás mi aprendiz, te convertiré en mi sombra, serás mi arma secreta, te formare como mi padre me formo a mí, como mi abuelo a él y sucesivamente, serás la excepción a la regla, te convertiré en mi mejor soldado, tu cuerpo será de hierro como tu voluntad. Y tu capacidad de líder incrementara.

—¿no era el entrenamiento que recibí?

—No pequeña. — me derrito. — lo que te mostré, fue para que aprendieras a defenderte. A partir de mañana, aprenderás a torturar, mutilar, aniquilar, destruir, abatir, y repeler de forma implacable a tus enemigos, utilizando sus fortalezas y debilidades, en pocas palabras te convertiré en una asesina, en mi perfecta sombra.

—espera... ¿Qué? ¿asesina? De asesino del verbo asesinar.

—Sí.

—Yo, no voy a poder. — me pongo de pie.

—No tienes idea de lo que eres capaz, te mostrare que puedes llegar más allá de tus límites.

No estoy captando toda la información de manera adecuada... un momento...

—¿si me entrenas tú? ¿significa que tendré que pasar más tiempo contigo?

—No, significa que a partir de mañana vivirás en mi casa.

¡Sí! ¡si, si, si! ¡Alabado sea Cristo! ¡Genial! Hago mi celebración interna mascándome la mejilla interna para no sonreír como esquizofrénica.

—Acepto, seré lo que quieras que sea. — digo rápido.