CAPÍTULO 3: El Francés

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Entramos a clases de literatura con Tara y nos sentamos a lado de las ventanas,yo inmediatamente al sentarme me acosté en mi mesa.

Luego de unos 10 minutos de clases y yo durmiendo, Tara me codeo 2 veces, al levantarme vi a todos mirándome.

—La profesora te llamo 3 veces la atención —me susurró disimuladamente Tara.

—Señorita Cooper, se encuentra bien? No veo que este atendiendo la clase —me dijo y yo me puse nerviosa.

—Amm yo... —traté de decir algo, pero para mi suerte alguien había tocado la puerta haciendo que todos dejaran de clavar los ojos en mi y lo clavaran en la puerta.

—Perdón por interrumpir —con un acento raro se mantuvo en la puerta un chico con una sonrisa carismática que hacían ver sus hoyuelos, de tez palida, alto con ojos celestes y cabello castaño claro alborotado, tenía un brillo o mejor dicho, electricidad en sus ojos, que
hipnotizaban.

—Lo ayudo joven? —dijo la profesora dejando su libro aparte y sonriendole, le hizo una seña para que entrará con confianza.

El joven entró hasta donde estaba la profe y empezaron a hablar en voz baja, la cara de la profesora cambió de confundida a alegre y se volvió hacia nosotros.

—Muy bien, tenemos un nuevo estudiante que vino de intercambio, preséntate —le dijo la profe entusiasmada al chico y este sonrío.

—Me llamo Bastian Leroy, tengo 18 años soy de Francia y vine de intercambio, espero llevarme bien con todos —mientras hablaba sonreía todo el tiempo, mire a mi amiga Tara que estaba embobada mirándolo y mire de nuevo al chico eh hicimos contacto visual, me sonrío de lado eh hizo una reverencia con su cabeza, yo aparte la mirada nerviosa para tratar de calmarme.

Bueno, ya se porque Tara estaba embobada.

—Muchas gracias Leroy, puedes sentarte, justo hay un asiento detrás de la señorita Tara —dijo la profe apuntando a Tara y ella me codeo, yo la miré y ella me sonreía emocionada.

El chico francés se acercó a nosotras y en todo ese trayecto siguió con su maldita sonrisa.

Al sentarse, no paraba de sentir su mirada y traté de taparme la oreja con la mano para tratar de disimular que estaba sonrojada.

De vez en cuando miraba de reojo si no miraba y lo encontraba sereno escribiendo o garabateando algo.

Era guapo, no lo niego.

Bonjour Francés, Bonjour Madmoizelle Donde viven las historias. Descúbrelo ahora