CHICAGO | Extra 1

697 62 11
                                    

Jealous boy

Hoy era uno de los tantos días en los que los Broncos jugarían un partido, por ende todos estaban yendo que aquí para allá, buscando comida, a sus amigos o simplemente paseando hasta que el juego comenzara.

Madison buscaba a Erin entre tanta gente, ya que le había dicho a esta que iría hasta el baño y que la esperase afuera, pero al momento de salir no la encontró.

La pelirroja desvaneció los pensamientos de dónde podría estar su amiga cuando sintió como chocaba con alguien, haciendo que volcara su bebida en el cuerpo robusto de la persona con la que había chocado.

—Ay, Dios, lo siento, lo siento— se disculpó rápidamente Madison mientras llevaba ambas manos a su boca, sintiéndose apenada —. Soy una estúpida, no te vi, lo siento.

—Tranquila, está bien, yo tampoco te vi— tranquilizó el chico.

—¿Puedo pagarte la tintorería?.

—No, no. No es necesario— negó el chico rubio —. De todas maneras, ya planeaba tirarla.

Por más de que el chico repitiera que todo estaba bien y que no pasaba nada, Madison seguía apenada y le rogaba al universo que la tierra la tragara y la expulsara en medio del espacio. Sí, suena exagerado, pero para alguien como Madison, lo que pedía era exactamente lo que necesitaba para recordarle que debía prestar atención a lo que hacía.

—Soy Ron por cierto— se presentó el rubio.

—Madison— se presentó esta.

—¿Madison? ¿La misma Madison que anduvo en boca de todos por...?.

—Porque le fueron infiel— finalizó la ojiverdes asintiendo —. Sí, esa misma.

—Debió ser difícil— asumió Ron sacando tema de conversación. Madison asintió dándole la razón.

—Sí, pero ya es cosa del pasado— le restó importancia Madison.

—Mjm.

Ron no supo como continuar la charla, así que buscó entre la multidumbre algo para ofrecerle a la pelirroja así podía tener más tiempo para hablar con ella.

—¿Quieres un jugo?— preguntó éste mientras señalaba el puesto de jugo de manzana.

—Oh, no es necesario. Además, llevó prisa.

—Vamos, insisto— Madison dudó —. Soy alguien de fiar, Madison— bromeó el rubio, a lo cual Madison río —. Tomaré eso como un sí— el semblante de la pelirroja decayó, pues no estaba en sus planes aceptar la bebida de alguien que ni siquiera conocía.

Holland notó como el rubio se acercaba al puesto y al cabo de dos minutos, éste volvió con dos vasos con jugo y le entregó uno a la joven.

—No era necesario— comentó la pelirroja mientras recibía la bebida.

—Tómalo como una disculpa por acabar tu bebida— el rubio alzó su vaso, esperando que la pelirroja hiciera lo mismo, y cuando ella copió su gesto, este brindó por los dos —. Salud— dio un sorbo de su bebida.

—Salud— Madison copió su gesto.

La charla continuó y Madison se había olvidado completamente de su principio: buscar a Erin. Pues, el chico le había parecido una persona muy amable y caballerosa, así que no le incomodó o molestó compartir tiempo con éste. Pero hubo alguien al que si le molestó ver esa charla que llevaban los dos adolescentes: Isaac.

Isaac yacía mirando fijamente como su novia y el rubio llevaban a cabo una amistosa charla, pero a ojos del pelinegro no parecía amistosa. Isaac juraba saber las intenciones del chico, y sabía que no eran buenas, o eso pensaba él.

CHICAGO ━━Isaac GarciaWhere stories live. Discover now