Pero la luna giró y la boda no se realizó; Thomas había muerto envenenado, lo habían enterrado y la princesa inclusive antes de casarse, era viuda.

—Mi niña. Has vomitado todo lo que has comido, hasta más. ¿Hay algo qué quieras decirme?

—La princesa Aenyssa está encinta, majestad.

—Maestre, está demás pedirle...

—Discreción, nadie además de nosotros sabe del embarazo de la princesa, diré qué se enfermó por el dolor de perder a Thomas Tully, pero por mientras, manténgase en cama.

—El maestre salió. —¿Te encamaste con Thomas?

—No.

—¿Con qui...? ¿Con Aemond?

—Hmm.

—Dioses niña, tienes quince días. ¿Qué dirá la Corte? ¿Los lores? ¡Lo llamarán bastardo! —Rhaenyra suspiró. —pero es mi nieto y no dejaré que le hagan daño. Dime que deseas hacer.

—Deseo conservarlo.

—¿Estás segura?

—Es mi hijo, y quisiese creer que es un regalo de Thomas.

—Rhaenyra suspiró. —así será, dulce pequeña.

Las lunas pasaron y el vientre de la peliblanca creció, tanto que hasta una noche, empezó a sangrar entrando en sus labores.

Maldijo a todos aquellos que pudo con Daemon riéndose de ella, mientras lloraba, sabía que el bebé en su vientre quería llegar al mundo, pujo hasta casi caer y finalmente tuvo a su bebé en brazos.

La llamó, Aemma.

Su bando logró neutralizar la Capital, con Rhaenyra instalándose en la Fortaleza Roja, mientras su hija se paseaba por los pasillos de Dragonstone con la pequeña Aemma Velaryon.

—¿Qué sucede querida? —Aenyssa se rió de la cara de su hija. —¿Pasa algo, mi amor?

Escuchó pasos y múltiples gritos.

—¡Son los Lannister, princesa, hemos sido traicionados!

Escribió una carta y tan pronto el cuervo la tomó, amarro a su hija a su pecho y con una espada, logró derribar a dos caballeros mientras ella y su doncella huían.

No llegando muy lejos, Tyland y Jason las tomaron, a Aenyssa le dieron en el vientre con el puño casi haciendo que soltase a Aemma.

Pero nada era más fuerte que el amor de Aenyssa por su preciada Aemma.

Jason la tomó en brazos y fue obligada a entregar a su hija a los brazos de su doncella, quién no estaba tan herida como ella.

Sintió asco al ver que la capa que la cubría era verde.

—Mi príncipe. Hemos neutralizado Dragonstone, quédate quieta, cosita preciosa. —Jason murmuró y Aemond lo miró. ¿A quién podía decirle así? Él sabía que los Lannister eran raros y no de fiar. ¿Tan raro era ese tipo?

El rubio tiro el contenido al piso provocando un ruido sordo, la capa se movió y de ella, salió su sobrina, Aenyssa, sin permitirse caer o arrodillarse.

—¡De rodillas ante tu príncipe regente! —gritó Tyland.

—Mi madre es la reina, malditos traidores.

—No la toque. —gruñó Aemond.

—Mi príncipe, la princesa Aenyssa es un regalo de victoria y somos merecedores de ella. —Jason dijo. —¿No cree qué sus hombres merecen un premio? —pero Aemond no podía dejar de observar a su sobrina, había pasado casi un invierno desde la última vez que la vio, su cabello estaba desordenado y estaba algo sangrienta.

HOTD OS PT.2Where stories live. Discover now