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──★ CAPÍTULO OCHO.
CORAZÓN DELATOR
❛ oh, mi corazón se vuelve delator❜
——
JULIETA ARRIBÓ AL RESTAURANTE MUY PUNTUAL, como siempre, la puntualidad era un aspecto sumamente importante para ella, desde que era pequeña, sus padres se habían preocupado de enseñarle a priorizar los valores fundamentales en la vida, sobre todo en situaciones tan significativas como aquella.
Juani le había contado a través de mensajes de texto el día de ayer, que con los chicos habían estado planeando tener una pequeña cena de previa antes de finalmente empezar el rodaje, como una pequeña reunión para darle la bienvenida con toda la fortuna y favor a la nueva enorme etapa que se aproximaba para todos ellos; y que estaba invitada, por supuesto, le había detallado que, básicamente todos le habían insistido en invitarla, recalcando que ya era parte del grupo. Una convocatoria que ella había aceptado, obviamente, porque ya adoraba a los chicos tanto como ellos a ella.
El día era extrañamente cálido y por esto, toda su indecisión se había resuelto en vestir un vestidito rojo de cuadros, muy de acuerdo con la temática del restaurante, que era de jazz y de los años setenta, como le había indicado su amiguito.
Elegir su outfit había sido bastante difícil, prueba de ello eran todos los vestidos que había dejado desordenados encima de su cama y desparramados por toda su habitación, situación que era muy inusual en ella, pues normalmente era segura de sí misma y de su estilo, aunque, muy en su interior, sabía que aquella vez no se había vestido para sí misma, sino que para alguien más.
Cuando estuvo frente a la hermosísima entrada del restaurante, que llevaba el título de "Salón Central", el chico que trabajaba como recibidor, la saludó cordialmente y le preguntó por su nombre, ojos intranquilos moviéndose de ella hacia la lista que tenía frente a él.
Mientras ella le respondía, su voz se silenció cuando sus ojos, siempre tan inquietos se posaron en Francisco Romero, quien caminaba por sobre la acera tan grácil y despreocupadamente como siempre, hacia ella —hacia el restaurante, mejor dicho—, vistiendo un traje formal oscuro, cabello un tanto peinado, lentes de sol y sujetando un ramo de flores rojizas en su mano.
Parecía salido de un sueño y el corazón de Julieta reaccionó de forma instantánea, latiendo como loco. Ella se preguntó si reaccionaría de la misma forma su corazón cuando la veía a ella, delatándolo por completo.
Corazón delator.
Fran, al verla, se quitó los lentes rápidamente con una sonrisa instintiva, llena de afecto dibujándose en sus labios.
—Julietita— la nombró con voz alegre y cariñosa, mirándola por fin con aquellos ojos azules resplandecientes, sin lentes de por medio que entorpecieran aquella vista celestial. Su mirada bajaron por el cuerpo de la chica, notando lo radiante que se veía frente a él y lo perfecto que le quedaba aquel vestido —Te ves hermosa...
