Socio

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Hola! Aquí está el siguiente capítulo, espero que os guste. Adiós

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Tenía un compromiso, un gran compromiso. 

Me levanté, una carta en el buzón era la que me parecía extraña. Que yo supiera... no había puesto mi dirección todavía. 

Cogí la carta y ponía mi nombre: Alastor Black

Le quité el sello y me senté en mi sillón mientras tomaba un rico café negro, del todo amargo y muy caliente. 

Estimado señor Black

Que yo sepa... usted es una persona muy rara. No me importa en absoluto. De hecho... Yo también lo soy. Aunque sea alguien muy limpio... yo también puedo ver las manchas de sangre que hay en sus manos... ¿sabe?

Sé que usted es un asesinio, y que no ha tardado ni dos días en asesinar a 4 hombres mientras se.... divertían. Es usted muy astuto, nadie se podía haber dado cuenta de que fué usted... pero, lo sospecho. 

No hay ningún problema con eso, no se si usted es él de verdad. Pero lo creo atentamente. Si quiere, para no manchar su nombre... podemos reunirnos y hacer un trato. 

Venga al callejón dónde cometiste esos asesinatos. Tranquilo, ya no están los restos de su crimen, yo me encargué de limpiarlos. Este Domingo, a las 2:00 de la mañana. Supongo que es muy puntual. No me haga esperar, se lo ruego. 

L.M.R.

Estallé en ira. ¿Ya me habían descubierto?. Sí o sí iría a esa reunión con ese tal L.M.R. Deducí que eran las iniciales de su nombre. Así que me estuve informando. Leí sobre asesinos por los alrededores... pero no había ningún asesino que hubiera revelado su nombre... Igual yo era el primero, pero entonces me dí cuenta. Era un apodo. 

Si era un gran asesino, este sujeto tendría el nombre de algo realmente historico, o algún ser mitológico con gran importancia en una historia. Yo había leído muchos libros, pero ninguno tenía gran importancia... la verdad. Leí muchos libros, todos menos uno. La biblia. 

Empece a leer y me encontré con algo que me iluminó las esperanzas. Alguien que se presentaba como rey de los demonios: Lucifer Magne. 

El sujeto que me escribió una carta... probablemente se haría llamar Lucifer Magne. El ángel caído. 

Deducí que se llamaba así gracias a que empezó a ser alguien bueno, y acabo siendo el peor de todos, por lo que imaginé que sería un asesino con un mal pasado. Yo también lo era... Nos llevaríamos bien. 

No tuve tiempo de pensar en Charlotte, ya que me sentía muy frustrado. De vez en cuando oía un portazo, lo cual me afirmaba que Charlotte había cerrado la puerta de su acogedor apartamento para irse a algún lado, y yo la observaba desde la venteana, con una sonrisa, pero se me quitaba al ver la carta en la mesita del salón. 

Encendí un fuego y la quemé. Mejor, así no habría ninguna prueba de nada. Si algún día invitaba a Charlotte a entrar al piso, no dejaría que leyera esa carta, pero una vez en sus manos, no sería capa de gritarle para que la soltara, preferiría que lo supiese, antes que levantarle la voz. 

Me llevé las manos a la cabeza, estaba estresado. 

Llegó el Domingo, a la una de la mañana yo ya estaba plenamente preparado. Me vestí y hasta me llevé algo para taparme la cara si la situación lo requería. Dudé en tintarme el pelo y quitarme las gafas, pero no... No lo hice. Tenía confianza en ese tipo, si fué capaz de descubrirme por su cuenta y además quitó los cuerpos de esos tipos para no perjudicarme. Estaba claro, la única manera de que supiera que era yo era por que me vió luchar. Quizás le gustaría mi forma de atacar, o de defenderme, quién sabe. 

Salí de mi casa media hora antes de lo acordado, y llegué al lugar dos minutos antes de lo acordado, decidí quedarme ahí hasta que fuera la hora. 

2:00 exactas, ahí estaba el sujeto. Alguien bajito, tenía la cara tapada por una máscara, supuse que se la quitaría mas tarde. Algo distorsionaba su voz, para hacerla más grave de lo que era. 

-No sabía que le interesaran los temas sobre religión, estimado amigo... 

-Vaya... ya conoce mi nombre? Bien.... Llamemé Manzana Roja solamente. 

-Por supuesto -dijo Alastor asombrado ya que ella no había notado que él le puso un nombre diferente. 

-Bien... se preguntará por que lo ayudo... Supongo

-Si, en efecto, me lo pregunto

-Bien... yo soy una persona a la que le gusta la sangre. Dudo mucho que la gente de mi alrededor pueda creer que soy capaz de matar a sangre fría. Pero, me encanta. Sé que usted es como yo. Sé que le encanta matar... y la verdad... no me vendría mal tener un aliado. Creo que lo he dejado claro después de haberme desecho de los cuerpos que usted mató....ya sabe.

Por alguna razón esta persona que estaba enfrente mía me parecía que quería mi amistad y apoyo para algo. 

-Bien... pero si me permite...un momento ¿Qué es usted caballera o caballero?

-Caballero, señorito -dijo poniendo un dedo en su pecho

-Mis condolencias... ¿para que quiere mi ayuda?- dije.... la gente siempre tiene sus razones para todo, o eso cre

-Estoy... harto de tener que matar gente solo, quiero alguien con quien compartir mis...pecados, y así no ir sola al infierno

-¿Sola?

-Dislexia

-Ah... Esta bien, usted y yo somos aliados. Llamemé Alastor. ¿Usted...?

-Puede llamarme Manzara roja, o M.R.

-Oh...Esta bien amable caballera

-¿Caballera?

-Dislexia -dije vacilando

-Buenas noches... Alastor -dijo algo vacilante

-Buenas noches... ya que usted sabe mi dirección... mándeme cartas. 

-No tengo ningún problema en comunicarme con usted, créame Alastor. Soy de lo más listo.

-Mmmmm... no tanto como para no mostrarme su sepulcral ego, querido amigo. 

-Se llama autoamor, y el mismo impide que me suicide -dijo vacilante 

La Manzana Roja se fué por la derecha y desapareció. Hasta me incliné un poco para ver lo rápido que se había ido. Volví a donde estaba la puerta de mi portal para que cuando mi llave tocó la cerradora se escuchara un grito desgarrador. 

-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah!


En vida y en muerte (CHARLASTOR)Where stories live. Discover now