Por muchas realidades que haya, en cada una de ellas están juntos de una forma u otra sin importar qué o cómo lo hagan.
Hay errores que permanecen en el tiempo, pero aprendemos de ellos y los evitamos en el futuro.
No hay fuerza en el mundo para hac...
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—¡Arriba! ¡Arriba! ¿Dónde quedaron esos ánimos, mis preciados estudiantes? Puede que sea lunes, pero eso no debe hacer que pongan unas caras de perro pitbull abandonado bajo la lluvia —dijo divertido, ganándose miradas molestas por parte de Maki, Panda e Inumaki, y una risa nerviosa por parte de Yuuta—. Porque hoy su querido y guapo sensei les ha conseguido un nuevo compañero, y no uno cualquier compañero ya que tiene el mismo caso de nuestro amado Yuuta-kun con su linda Rika-chan.
Eso ocasionó que un largo silencio se hiciera presente en el salón de clases.
—¿C-Cómo yo? —preguntó inseguro, aunque en su tono se podía notar el asombro.
Nunca pensó que pudiera conocer a alguien más con su tipo de situación.
—¡Debe ser una jodida broma! Te juro que si esto es una de tus clásicas bromas, Gojo, te patearé el trasero.
—Salmón.
—Coincido.
—¿Cómo pueden tener tan poca fe de su espectacular sensei? ¡Dolor! ¡Mucho dolor! —exclamó mientras ponía una mano en su pecho—. El hechicero más fuerte del mundo no siendo creído por un cuarteto de niños, ¿cómo siquiera es posible este suces-
No pudo terminar de hablar cuando de un fuerte tirón la puerta fue abierta y de ella entró un adolescente de cabellos colocados hacia arriba de un tono rosa desteñido, con dos pequeños cortes debajo de cada uno de sus ojos perfectamente rojos y tatuajes negros, uno de forma horizontal en su nariz y dos líneas que envolvían cada uno de sus antebrazos respectivamente. Este era seguido por otro chico de cabellos rosa y de ojos marrón claro, vistiendo un uniforme de escuela secundaria; el cual fue detenido a seguir caminando por el brazo del de mayor altura, quedándose solo a unos pasos de haber entrado.
—Buhhhhh, no eres divertido Sukuna-kun, se supone que iba a hacer una glamorosa presentación para ti y Yuuji-kun.
—¿Eres retrasado o alguna clase de payaso de circo? Recuerdo haberte dicho que dejaras de utilizar el nombre de mi pareja para referirte a él —dijo frunciendo el ceño y apretando sus dientes, a la vez que bajaba su brazo.
—¡Kuna! —exclamó molesto para voltear a ver al hombre con vendas en los ojos—. ¡Lo siento otra vez por eso, Gojo-san, juro que no lo dice en serio, él es así de tonto con las personas! —dijo juntando sus manos y bajando un poco la cabeza.
—Nah, no te preocupes por pequeñeces, Yuuji-kun; aparte de eso, ¿ya viste la escuela? Es linda, ¿no? Pues déjame decirte que esto es nada a comparación de nuestro gran patio de entrenamiento, esa sí es una verdadera belleza —Levantó el dedo pulgar para confirmar lo que había dicho.
Eso solo generó que tres de los cuatro alumnos de primer grado fruncieran el ceño... habían sido completamente olvidados y dejados de lado de la conversación.
