5. Sellado

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—¿Qué tú abuela hizo qué?

Bank se levantó rápidamente del camastro donde disfrutaba del sol, abordo del crucero. Su único hijo acaba de llamar para avisar que está comprometido a petición y ordenes de su abuela, lo cual era una barbaridad sabiendo que como padre debería haber estado informado con anticipación.

Mos, que se encontraba a un lado suyo, lo miró angustiado por como su tono de voz había cambiado al igual que la expresión en su rostro.

[—Se que es algo precipitado, pero lo ha puesto como condición para que herede el corporativo y he accedido.]

—Max, tu padre y yo renunciamos a esos puestos para evitar que cosas así sucedieran. No necesitas sentirte responsable y someterte a esta clase de pruebas.

[—Ya les había dicho que esto es lo que yo quiero. Les agradezco la consideración, pero pretendo continuar con este negocio incluso si no es lo que desean para mi.]

Bank miró preocupado a Mos quien apenas entendía la situación y con un suspiro de resignación respetó lo que su hijo pensaba hacer.

—Si es lo que realmente deseas y no te arrepentirás, entonces no tengo objeción.

[—Gracias papá]

[...]

Según las tradiciones más comunes, uno de los novios caminará al altar en compañía de un familiar o persona cercana, pero Max ni siquiera sabía si sus padres llegarían a tiempo, y bueno, Tul no estaba seguro de caminar por ese pasillo del brazo de su abuelo. Siendo así, acordaron entrar juntos, y aunque para ese momento los padres de Max estaban presentes, este prefirió no cambiar el plan acordado.

Cuando pasaron a través de la puerta, Tul envolvió su brazo alrededor del de Max y avanzaron juntos, mientras todos los demás los observan.

Los padres de Max están en primera fila, Bank parecía ser el más conmovido aunque no podía negar que la noticia le había sorprendido. Luego de aquella llamada Mos y él habían acordado no intervenir, no es que tengan poco interés en la vida de su único hijo, al contrario, en primera instancia Bank realmente pensó en abandonar el crucero e intervenir en lo que su madre estaba haciendo en su ausencia, pero Max no es alguien que se dejase manipular fácilmente; con o sin ellos habría encontrado la forma de evadir a su abuela. Max no es débil, y eso lo tenía claro. Como padres, ambos asumieron una posición neutral y esperaron pacientes a que las cosas fluyeran por su cuenta. Ahora, viendo a su hijo dirigirse al altar, la sorpresa no disminuye ante el echo de que Max se ha mantenido firme y decisivo por alguna razón que ambos desconocen.

Ambos alfas vestidos a juego, finalmente llegaron frente al altar y soltaron las extremidades que habían mantenido unidas. El juez, que ya los esperaba, dió inicio a la ceremonía con voz pausada y seria.

Max necesitaba limpiarse las manos, puesto que no dejaba de transpirar desde que Tul lo tomó del brazo. A la vez que la voz del juez resonaba en sus oídos, observó a Tul con detenimiento, su contario escucha y mira con atención lo que sea que está diciendo el hombre mayor frente a ellos. Realmente había esperado mucho tiempo a ese alguien con quien cruzó apenas unas palabras cuando era niño. Aquel recuerdo distorsionado lo inspiró por mucho tiempo, pero qué sentido tenía después de quince años, donde no pudo siquiera dejar prueba de todo lo que logró en nombre de aquel desconocido. Sus padres abandonaron el cargo ejecutivo dentro de la cadena de hoteles que venía siendo arrastrada por generaciones, años más tarde él decidió asumir el puesto para continuar ciegamente con aquella promesa; de la que ya no se encontraba muy seguro. Nunca existió garantía de volver a verlo y aunque lo pensó muchas veces, es hasta este momento que realmente se está rindiendo.

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⏰ Last updated: May 12 ⏰

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II. Los Juegos Del Destino | MaxTulWhere stories live. Discover now