Capítulo 6

4 2 0
                                    

La última conversación que lo cambio todo para mí hermano.

—¿Eres idiota o que? ¿Acaso te fundieron el cerebro en esa iglesia? —estaba furioso y sólo quería golpear a alguien en ese mismo instante.

—Nadie me fundió el cerebro Mateo. Mi vida cambió y está cambiando, eres mi mejor amigo y por eso te comparto el mensaje de salvación. —Su sonrisa se ensancha al pronunciar cada palabra lo que me da más rabia.

Ambos estábamos en el mismo barco llevando una vida desenfrenada, sin temer a ningún Dios del Cielo, ni a ningún hombre que halla sido crucificado como las iglesias contaban, pero ese día de la nada estábamos hablando de Él. Eso me enfermaba, sin embargo ese momento fue crucial para mí vida.

¿Ahora quieres parecer un santo, delante de quién? ¿Es por esa chica que conociste en el parque? Ella te metió esas estúpidas ideas ¿No es cierto? —Estaba seguro que había sido esa chica, no creí que estuvieras enamorado de verdad.

—No es por ella, ni siquiera era Cristiana, ambos decidimos ir. Amigo mi vida ha cambiado y ya no pienso igual, siento una paz que antes no sentía, cada mujer dejó un vacío peor que antes, cada botella, cada pelea, entre todas las estupideces que he hecho mi estado estaba empeorando, ahora siento paz y felicidad. —Respire profundo ya no quería escuchar más una palabra.

—Esta bien, haz lo que te de la gana. No me metas en tu estúpida fantasía, es tu vida haz lo que quieras, pero no me metas en ella —Me giro para irme con los nudillos rojos de la ira que sentía, sin embargo Max me detiene y me abraza dejándome paralizado.

—No me rendiré contigo, eres mi mejor amigo y sólo deseo que seas Feliz de verdad. Jesús te ama y yo también. —Sus palabras hicieron un nudo en mi garganta, pero me las trague, así que cuando me suelta sigo caminando sin mirar atrás de nuevo.


...............

Pasado un año sin recibir llamadas o mensajes de Max, me siento mal por haberlo tratado así, pero la ira del momento me cegó y no quería ver más allá de mis propias limitaciones.

Siempre lo veía predicar en la televisión y sus palabras producían en mí algo fresco, algo nuevo, era una sensación nueva, extraña, pero buena.

Quería volver a ver a amigo de la infancia, lo extrañaba tanto....

Pero llegó ese día y me arrepentí de no haberle pedido perdón, de no decirle cuánto lo amaba y que gracias a Él, mi vida estaba cambiando.

No sabía de su enfermedad, ni pude notar que algo mal le sucedía.

Lloré tanto a Max cómo nunca antes lo había hecho por alguien.

Recuerdo Laura se acercó a mí, me abrazó y me dijo:

—Max sólo quería verte entrar por esa puerta, de una u otra forma, aquí estás, aunque no creas, aquí está y Dios tu vida la va a transformar.

Mis lágrimas volvieron de nuevo como un manantial, así que desde ese día fue el comienzo de mi transformación, aún tenía problemas, luchas por creer en Dios, pero cada una de ellas desapareció cuando me encontré con la CRUZ.

Así que gracias Amigo, tu oración me salvó.

Y me cambió

La Última CartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora