Esa misma noche, Nikolái regresó de las duchas mejor vestido que de costumbre y empapado en un perfume dulce y empalagoso. Ya casi eran las diez y media, a partir de esa hora se suponía que no podríamos salir de nuestras habitaciones excepto para ir al baño, pero claro estaba que Nikolái no tenía intenciones de irse a dormir. Era probable que pasara gran parte de la noche afuera.
No quise preguntar a dónde iría, temía que quisiera convencerme de irme con él a una de esas fiestas nocturnas que cierta parte del alumnado hace a escondidas. Prefería dormir para no sentirme cansado a la mañana siguiente.
Nikolái se acercó a la ventana y la abrió, el aire frío de afuera nos golpeó a ambos.
—¿Qué haces? —pregunté molesto. Tomaría un resfriado si dejaba esa ventana abierta.
—Necesito que me ayudes —pidió observando hacia los pisos de abajo con cautela.
Cerré el libro que tenía en manos. Algo estúpido haría Nikolái y yo sería su cómplice... de nuevo. Ni siquiera tuve que preguntar qué haría, con lo poco coherente que puede llegar a ser, ya me lo estaba imaginando.
—Quiero bajar al tercer piso, y necesito que me ayudes.
Ni siquiera puedo explicarme a mí mismo cómo, pero terminé aceptando ayudarle. Nikolái sacó una cuerda de aproximadamente tres metros de una de sus mochilas sin desempacar, la extendió y me la dio.
No entendía por qué llevaba una cuerda entre sus cosas, después de todo estábamos en un internado, no en un campamento de supervivencia en medio del bosque; Pero tampoco quise saber, con Niko es mejor no hacer preguntas.
—No creo que sea buena idea usar una cuerda para bajar —expresé, perplejo. Ya estaba dudando de sus planes desde el inicio y ver aquella cuerda no me estaba ayudando a convencerme de que era una buena idea.
La cuerda era gruesa así que, si ese era su plan para bajar a ver a Fyodor, por lo menos no se rompería. Mas nada aseguraba que Nikolái no fuese a soltar la cuerda. No quería tener un compañero de habitación hecho puré si se caía.
—Entonces qué se te ocurre.
—Se me ocurre que, si vas a arriesgarte, mejor toma las escaleras —propuse esperanzado. Salir sin permiso e ir a otras habitaciones, en especial si se encontraban en otros pisos del edificio, costaba un buen castigo.
Siempre había guardias nocturnos afuera, asegurándose de que no hiciéramos alboroto, vandalismo, que no nos escapáramos, o peor, que metiéramos chicas del instituto femenino contiguo al de nosotros. Claro que eso de meter muchachas tampoco era la gran cosa, al ser el instituto exclusivo de varones, la mayoría comenzaba a tener tendencias homosexuales.
—Es domingo, la seguridad en los pasillos es terriblemente buena. Me atraparía alguno de los guardias en cuento tenga un pie afuera —opinó Nikolái en completo desacuerdo.
Me había arrebatado la cuerda y ahora estaba viendo cómo haría para bajar. El aire frío le golpeaba la cara, alborotándole su cabello que hace unos minutos había estado bien peinado.
—No están al tanto de todo. Además, es peor arriesgarte a caerte desde el cuarto piso y quedar descuartizado, que arriesgarte a que te den una semana de castigo.
—Sabes, creo que tienes razón —dijo después de analizar el exterior. Suspiré aliviado por su sensatez, algo divino debió de iluminar su mente—. No necesito la cuerda para bajar, la pared tiene escaloncitos. —Quise matarlo de nuevo.
Y no lo detuve. Al final si usamos la cuerda por si llegaba a resbalarse, cosa que esperaba que no sucediera porque dudaba poder cagar su cuerpo con una cuerda, en todo caso los dos saldríamos disparados desde el cuarto piso en el que estábamos.
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Write It On My Heart || sigzai
FanfictionSigma nunca ha estado interesado en nadie, todo lo que tiene en su vida son sus dos amigos y su familia. A pesar de que le han gustado cientos de personas, no cree que sea posible enmararse de alguien, la simple idea le aterroriza; Sin embargo, Daza...
