Preparación

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El Alfa se colocó sobre el Omega, repartiendo besos por todo su cuerpo. Durante su recorrido, sus manos acariciaban suavemente su piel, subiendo desde los tersos y tonificados muslos

Besos y caricias se encontraron en el vientre del Omega, tan bello, tan plano, ansioso por ser llenado. Aunque en el fondo deseaba tomarlo y hacerlo desbordar de su semilla, no era prudente hacerlo aún. Sin embargo, no perdería la oportunidad de jugar un poco con la situación,  deseando ver la reacción del Omega.

- No sabes las ganas que tengo de llenar tu precioso vientre, sentirlo y hacerlo desbordar de mi esencia - decía el alfa con su sensual voz y posando sus labios para cubrir el área de besos e intensas lamidas.

- Yo~... - el omega apenas podía articular palabra, completamente excitadø por el toque del alfa - Yo q-quiero que me llenes...

- Paciencia, mi amor, solo un poco... - dijo el albino mientras iba bajando el recorrido de sus labios - Pronto serás libre, y lo primero que haremos será casarnos, y entonces no me contendré. Llenaré tu hermoso vientre y en él llevarás a nuestros cachorros. Compartiremos nuestras vidas para siempre.

- Entonces... - dijo el pelirrosa con la respiración agitada - ¿Satoru será mío?

- Soy tuyo, Yuuji. Completa y absolutamente tuyo...

Los labios de Satoru llegaron hasta la entrada del pelirrosa, la cual se encontraba totalmente húmeda. Tal vez fue la curiosidad la que llevó al albino acercarse y lamer el lubricante natural, robándole un gemido a Yuuji.

No sabía a ciencia cierta si era normal pero, el sabor le resultaba exquisito. Quería más de eso.

Por lo cual, y abriendo más las piernas del Omega, llevó nuevamente su boca a la entrada y con su lengua empezó a juguetear dentro de ella,  provocando que ésta se humedeciera aun más.

Una ola de calor invadió el cuerpo de Yuuji, quién lleva una mano a su boca intentando no gritar por el placer provocado, mientras su cuerpo se retorcía inconscientemente, a punto de delirar.

Satoru comenzó a succionar el interior del pelirrosa, para finalizar lamiendo los bordes del estrecho agujero, el cual contempló por un momento.

"Es muy pequeño. Mi pxne no entrará en él", pensó el albino.

Sin embargo, el instinto de su Alfa interior le indicó lo que tenía que hacer.

"Dedos, úsalos."

Observó a Yuuji, quien tenía el rostro cubierto con ambas manos. Su pecho subía y bajaba debido a la dificultad para respirar, y en él pudo admirar sus lindos pezønes, rosados y erectøs.

"Vamos, lámelos, muerdelos, juega con ellos. Prepara el ambiente. Haz que lo disfrute."

No cabe duda que su Alfa interior era un verdadero desvergonzado. Pero se sentía agradecido, pues al parecer sus "consejos" estaban dando frutos.

Ahora se encontraba lamiendo un pēzón del pelirrosa, mientras que con una mano pellizcaba el otro.

Yuuji se encontraba aferrado a las sábanas, pero una vez que sintió como el albino mordía su pecho, llevó sus manos a la cabellera blanca de su pareja, tomando con fuerza sus cabellos.

El Alfa suelta un gruñido, excitado por la reacción del Omega. Alzó la mirada, deleitándose con la bella y sensual imagen de Yuuji sonrojado, sudoroso y agitado. Sus bellos ojos avellana se encontraban nublados por el deseo, su boca salivaba tanto que empezó a desbordarse por la comisura de sus labios, y de su frente, como perlas, resbalaban las gotas de sudor.

"Es hora. Prepara su entrada."

El Alfa se colocó en posición y ayudó al Omega a abrir las piernas para que no tuviera ningún inconveniente en ingresar.

Aromas del Destino: "Flores y Bosque"Where stories live. Discover now