Taiyaki

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Pastel japones con forma de pez. El relleno más frecuente es la pasta de judías dulces, que se elabora a partir de judías azuki endulzadas. Otros rellenos comunes pueden ser crema pastelera, chocolate o queso.

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Como fue habitualmente los sonidos de la noche eran la sinfonía de su cercanía

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Como fue habitualmente los sonidos de la noche eran la sinfonía de su cercanía. La penumbra en la sala por la falta de luz más allá de la luz de la luna se notaba presente.
Esta vez, el dulce aroma de los takoyaki recién calentados llenaba el aire mientras Izuku los colocaba con cuidado en un plato.

— ¿Lista para probar los takoyaki, Todoroki? -preguntó Izuku con una sonrisa, mientras se sentaba junto a ella en el sofá.

— Siempre que se trate de comida estoy lista. -respondió Sumi con un entusiasmo tenue.

– ¿Alguna vez te conté la historia de cómo descubrí que podría controlar mi peculiaridad? -Izuku preguntó al aire recibiendo una negación de la chica con la cabeza.

El chico soltó una pequeña risita de gracia al recordar aquella anécdota.

– Después del festival deportivo Gran Torino fue el único héroe que me acogió como discípulo. Un día mientras comíamos takoyaki entendí que su manera de calentarse uniformemente era similar a la mía a la hora de distribuir mi peculiaridad en mi cuerpo...

Hubo un breve silencio donde sólo la tenue risa risueña de Izuku se hacía notar.

– ¿Te identificas como un pescado? -Sumi preguntó ladeando su cabeza.

– ¿Qué? No, solo llegue a esa conclusión cuando... -Izuku trató de explicar con ligero nerviosismo. No quería que la chica creyera que era raro de cierta manera.

Sumi dejo escapar una risita ante el nerviosismo del chico. Cerró sus ojos y sin pensarlo dejó salir unas palabras.

– Yo creo que eres más lindo que un pescado.

Y nuevamente se hizo el silencio. El gélido viento nocturno que movía con cierta delicadeza las cortinas de la sala hacían que tenues destellos de la luna se colará, iluminando con sutileza la habitación donde ambos chicos se encontraban avergonzados.
Izuku no hizo nada para ocultar el sonrojo en su rostro. Mientras Sumi ocultaba su rostro entre sus brazos.

(¡Tonta! ¡Tonta! ¡Debes controlarte o se dará cuenta!) -Sumi se recriminó mentalmente desviando la mirada de manera discreta hacia Izuku, quien aún se encontraba sonrojado.

Rápidamente el chico tomó la iniciativa y atrajo el plato con los postres hacia él y ofreció un par a la chica quien gustosa comenzó a comer uno de ellos.
La suave textura del pan y el cremoso relleno de chocolate embriagaron su paladar al instante.

– (Lo único bueno de mi insomnio es esto...) -Sumi dejó salie una pequeña sonrisa mientras observaba a Izuku comer con una gran sonrisa.

– Gracias... -Izuku soltó repentinamente ante la confusión de la chica. – Gracias por estar conmigo. Desde el principio pudiste simplemente irte y dejarme aquí, pero decidiste quedarte y probar los postres que a veces salían quemados o con poca textura. -con gracia y una pequeña risita el chico confesó.

Izuku movió su mirada hacia la chica. Pese a la falta de iluminación la luna hacia su trabajo de buena manera resplandeciendo la belleza de Sumi. Su cabello suave, sus ojos brillantes y su tenue sonrojo en su rostro acompañada de una ligera sonrisa torpe.

– Puede que no sea mucho a los ojos de alguien más pero, para mi, es lo mejor que existe. -y nuevamente Izuku le regalo una sonrisa a Sumi como aquellas que solo Izuku sabe regalarle a Sumi. – Eres mi heroína, Sumi.

El corazón de la chica latía ferozmente. Su rostro fue ardiendo progresivamente desde las primeras palabras de Izuku. Sus manos temblaban ligeramente y la sonrisa involuntaria en su rostro se hacia más y más grande.

Tonto... -la chica susurró avergonzada.

El sonido del sillón resonó sobre ellos y sin previo aviso Sumi se pegó lo máximo que pudo a Izuku. Sus cuerpos estaban más juntos que nunca y sus respiraciones pesadas por los nervios bailaban mientras se mezclaban entre ellas.
Sumi dejó caer su cabeza sobre el hombro de Izuku. E Izuku movió su mano hasta encontrase con la de ella.

T-tu eres mi héroe. -la chica finalmente habló directamente a Izuku. – Tu fu-fuiste el que no me dejó sola aquí y me preparó postres que salían quemados y con poca textura. -Sumi también se unió a la risa de Izuku.

Mientras dejaba que su corazón tomara riendas del asunto. Sumi se acurrucaba un poco más cerca del chico y dejó caer su cabeza sobre su hombro.

Gr-gracias por estar en mi vida, Izuku.

Sumi finalmente se dejó llevar y al alzar la mirada hacia arriba. Observó el rostro de Izuku quien lo acompañaba un tenue carmesí en sus mejillas.

N-no me o-odies, ¿si? -Sumi susurró y rápidamente hizo su acción arriesgada de la noche.

Ante la confusión de Izuku por lo dicho por ella. Con la ayuda de sus manos quienes acariciaron con delicadeza el rostro de Izuku se colocó muy cerca de él y delicadamente dejó un pequeño beso sobre el mentón del chico.

– Jamás podría odiarte, Sumi... -Izuku atrajo más cerca a la chica chica un pequeño abrazo.

Y como fue costumbre esa noche el silencio volvió a reinar sobre ellos. Pero en ninguno instante fue de incomodidad.
Fue un silencio de complicidad donde como cada noche ellos eran los protagonistas de su nueva historia.

Fue un silencio de complicidad donde como cada noche ellos eran los protagonistas de su nueva historia

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Midnight's Desserts | IzukuxTodorokiFemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora