Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII: Hold Me Tight.

Helena estaba de pie ante un espejo de cuerpo entero mirándose a sí misma

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Helena estaba de pie ante un espejo de cuerpo entero mirándose a sí misma.

Solo que no era ella misma.

El reflejo le mostraba una silueta definida enfundada en un vestido azul largo con corte de sirena. Era hermoso, tenía brillos por todas partes y era cruzado en la zona del pecho. Vestía unos bonitos tacones plateados que la hacían ver un poco más alta de lo que ya era. Tenía maquillaje en el rostro que resaltaba sus impresionantes facciones. Los labios gruesos estaban pintados de rosa, las mejillas ahuecadas tenían una sutil capa de rubor y las sombras plateadas y rosas le daban mayor profundidad a sus ojos azules.

El cabello castaño estaba recogido en un moño alto, dejando el delgado cuello a la vista, que era rodeado por una hermosa cadena de oro blanco.

Estaba muy bonita y aunque desconocía el cuerpo en el que se encontraba, se sintió orgullosa de su aspecto. En ese momento se abrió la puerta de la habitación donde se encontraba, y la que aunque juraba que no había visto nunca, le resultaba bastante conocida. Se giró sobre sus talones y enfocó la vista en la chica que acaba de entrar. Sonrió de inmediato a la pelirroja de pie ante ella que la miraba maravillada por su aspecto.

—Estás hermosa, Tessa —murmuró ella acercándose a Lena y rodeándola con los brazos. Normalmente, Helena se hubiera sentido descolocada y enfadada si una desconocida se acercaba a abrazarla con toda la confianza del mundo, pero tenía que tener en cuenta que esa no era ella. Era una chica distinta con la que estaba cohabitando en su cuerpo.

El toque de la contraria no se sentía incómodo, sino familiar. Lena pensó en que aquel abrazo le recordaba a Lee Ann y su efusividad cuando estaba cerca. Eso era, por eso se sentía tan bien. Era como recibir un abrazo de una importante amiga. Lena concluyó que debía ser la mejor amiga de la tal Tessa a la que adulaba.

—Gracias, Nik —respondió con una voz que nunca había escuchado, pero que sintió ridículamente natural.

A Lena le costó solo un par de segundos más entender que se encontraba en una pesadilla en curso.

—Feliz cumpleaños, amiga —volvió a decir la chica a la que le devolvía el abrazo. Volvió a agradecerle, pero antes de que terminara de hablar Nik se separó y la miró con aquellos ojos marrones suyos. Lena sintió que podía ver hasta su alma y se sintió desnuda y compadecida. La sonrisa de Nik se borró antes de hablar—: No va a venir, ¿cierto?

Lena soltó un suspiro melancólico y agachó la mirada.

—Su permiso para salir de Zilhardt expiró el fin de semana pasado —respondió con un hilo de voz.

—¿Dices que estuvo fuera el fin de semana? —Lena asintió con la cabeza al tiempo en que Nik la miraba ceñuda—. ¿Y ni siquiera vino a verte?

La Niña de las Pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora