Capítulo 3 - El portal

17 1 0
                                    

Cansada de la extensa caminata, Lucy se sentó en un tronco, con los pies un poco hinchados.

- ¿Estás bien? - dijo la niña algo preocupada

- Sí, nena, solo necesito un descanso, puedes dar una vuelta más si quieres, pero no vayas muy lejos.

La muchacha asintió. Cerca de aquel lugar encontró un pequeño claro del bosque, en el cual yacían los restos de un viejo puente. Le extrañó, pues ya había pasado muchas veces por aquel lugar y nunca había visto tal cosa. La hierba y todo tipo de plantas se adueñaron de la piedra labrada, señal de que a la civilización humana no importaba la existencia del mismo.

Unos segundos después bastaron para que se subiera en los restos del puente. Es importante señalar que la gata intentó escaparse de nuevo, pero la niña volvió a impedírselo, producto de lo cual se asomaron algunas gotas de sangre, brotando de la blanca piel. Lo que aconteció entonces sucedió más rápido de lo que puede contarse. La muchacha soltó a la gata, que aterrizó ágilmente sobre sus cuatro patas, sin embargo, el tiempo no le alcanzó, pues acto seguido la tierra tembló terriblemente, hundiéndose con la niña y el animal.

Al abrir los ojos sintió el efecto del tiempo. La niña tardó un rato en orientarse, se encontraba en una especie de cueva. Al mirar hacia arriba vio un agujero enorme por el que entraba la luz del día. A su derecha se extendía un oscuro túnel, sin embargo, aquello no era lo más impresionante. Alix quedó atónita al ver que su alrededor estaba rodeado de piedras preciosas como espejos incrustadas en las paredes y en el suelo, en las cuales la luz se reflejaba con todas las matices de colores imaginables. Alix conocía el nombre de muchas de ellas, había amatistas de un violeta intenso, esmeraldas y ópalos, según pudo comprobar, también encontró ónices, zafiros y hermosos topacios. Sin embargo no vio ningún diamante.

La chica logró salir de su asombro para analizar su estado actual, estaba atrapada en un hueco aproximadamente veinte metros bajo tierra.

- ¡LUCY! - gritó la niña a todo pulmón - ¡LUCY! ¡ AYUDA, LUCY !

Continuó llamándola un rato, hasta que vio que era inútil y desistió de la idea. Intentó trepar por sí misma, pero los bordes eran inestables y al trepar un poco se soltaron algunas piedras y la tierra se desplazó cayendo encima de la joven, se hizo algunos cortes con las gemas de bordes abruptos.

Se sacudía el polvo cuando un sonido procedente de las sombras llamó su atención y descubrió con horror que no estaba sola en la cueva. Para alivio suyo, vio la cabeza de la gata seguida del resto de su cuerpo acercarse a ella. Le acarició el lomo.

- Eres una traviesa - le dijo - ¿ahora cómo salimos de aquí?, a no ser que...

El oscuro pasaje que se extendía ante ella no inspiraba seguridad alguna, pero probablementemente le conduciría a alguna parte. Pensando en esta loca idea se detuvo, pero cambió de opinión al escuchar un nuevo estruendo procedente de las paredes que comenzaban a derrumbarse producto al intento de escape anteriormente descrito.

Corrió entonces a través del túnel indefinidamente. Puso la mano izquierda en la pared para guiarse, aunque se la laceraba con las gemas. Al poco tiempo divisó un punto luminoso y se animó, apretó el paso para ver de que se trataba. El resplandor creció poco a poco, pronto la luz envolvió a la niña, volviéndose todo más claro, tal vez demasiado, pues el cegador ambiente le quemaba los ojos y no podía mantenerlos abiertos. Los pies de la niña se siguieron moviendo hasta agitarse en el aire, sintió como si flotara...

Gume, La Tierra Del ReinoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ