Yoo GulMi es una joven que siempre se ha sentido excluida por su discapacidad para hablar, su manera de expresarse es a través del lenguaje de señas, pero gracias a sus redes sociales conoce a Kim TaeHyung.
Pasado el tiempo, Tae la invita a encontra...
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Al enviarlo chasqueó la lengua un tanto molesta. Nunca le había pedido algo parecido a su madre, sabía los peligros del Internet en esas cosas, pero tenía hablando con TaeHyung muchos meses, era un año y medio de conversaciones. Lo había visto en videollamada, nunca mintió sobre nada, era lo que decía ser. Resopló jugando con el teléfono en su mano, mordió su labio inferior levantándose de la cama. Se dirigió a su escritorio abriendo el cajón de éste, tenía un sobre blanco donde guardaba el dinero que iba ahorrando, además de eso, por su discapacidad recibía una ayuda económica de parte del gobierno, dinero que tanto ella como su madre preferían mantener en la cuenta para emergencias futuras.
Contó los billetes del sobre tomando asiento en la silla, en su laptop revisó precios de pasajes o boletos con dirección a la isla de Jeju. Podía tomar el avión el cual le haría un trayecto más rápido o el ferri para tener un viaje en barco, terminó convenciéndose por el avión, su estómago no soportaría la segunda opción. Unos pequeños golpes a su puerta le hicieron dar un respingo, cerró todo en su laptop guardando el sobre también en su lugar. La señora Yoo entró a la habitación con una bandeja que tenía trozos de frutas cortados y un vaso de agua.
—Ya que no quisiste cenar, me pareció buena idea traerte una ensalada de frutas. Sé lo mucho que te gustan.
GulMi asintió levantándose de la silla.
—Gracias.
—Sé que en este momento estás molesta conmigo—recogió la bandeja al dejar el plato con el vaso en la mesa de noche—Tal vez no lo veas ahora, pero intenta colocarte en mis zapatos, ¿Sí?—la chica apretó sus labios uniendo sus manos detrás de su espalda—GulMi—sus ojos oscuros la miraron—El mundo es cruel la mayor parte del tiempo, especialmente con personas como tú—acarició su mejilla—Te quiero mucho, ¿Lo sabes?
Asintió de nuevo recibiendo un beso en su frente. La joven de veinticinco años quedó de nuevo sola en su cuarto, echó un vistazo a la laptop considerando su propio plan. Entendía la preocupación de su madre, pero también olvidaba que GulMi era una adulta, necesitaba crear sus propias experiencias en ese mundo cruel.
La pantalla de su celular se iluminó con la notificación de un mensaje.
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