—Claro que sí, estoy dos pasos adelante de ti  —respondió—. Cuando confirmé eso, empecé a rastrear el universo original y me encontré con algo curioso.

Eva cambió la imagen del espejo, revelando la imagen de un hotel. Era idéntico al hotel de su hija, pero este parecía estar mejor construido. Observo cómo la escena cambiaba, mostrando lo que parecía ser un enfrentamiento. Una versión diferente de su hija emergía junto a otros pecadores y luego...

—Vaya, así que ese soy yo —murmuró Alastor, observando cómo una copia suya crecía de tamaño para luego devorar a los atacantes—. Nada mal.

De repente, otra figura salió volando con fuerza, estrellándose contra el suelo y dejando una enorme grieta. Seis alas blancas se desplegaron, acompañadas de una sonrisa presumida en su rostro.

—Ese es... —Alastor abrió los ojos con sorpresa y se acercó para observar con detenimiento—. ¡Lucifer!

—Los años de matrimonio te enseñan a distinguir. Nunca pude obtener ese don. Ese es tu marido, terminó en ese lugar —bromeó Eva—. Aléjate de mis cosas, no quiero que terminen oliendo a venado.

Por un instante, Alastor sintió cómo su pecho se llenaba de un enorme alivio. Era como si un peso se levantara de sus hombros. Su rey, el hombre al que había jurado lealtad eterna, su esposo, su alfa, estaba ileso.

—Lulu...—susurró, fijando la mirada en el espejo con intensidad, como si deseara traspasar su superficie y abrazar a su esposo. Pero su alivio se vio abruptamente interrumpido cuando una imagen desagradable se desplegó en sus narices.

 Un escalofrío recorrió su espina dorsal y sintió como la ira empezó a arder en su pecho mientras veía a su esposo, a su Lucifer, besándose con esa versión alternativa de sí mismo. Un siseo escapó de sus labios y sus astas comenzaron a emerger.

—Eso no lo puedo explicar—dijo Eva sonriendo.

—Claro que no—exclamo molesto alejándose.

Por supuesto que era inevitable. Estaba tan envuelto en sus propios problemas que ni siquiera se detuvo a considerar la posibilidad de que, en esa realidad alternativa, Lucifer pudiera haberse divorciado de Lilith. Tenía todo el sentido del mundo que si su otro yo fuera una réplica exacta, aprovecharía esa oportunidad.

Para simplificarlo, podía verlo de una sola manera. Su esposo era incapaz de engañarlo; era imposible que, al llegar a ese mundo, lo primero que se le ocurriera fuera engañarlo con su otra versión. Estaba seguro de ello. Lucifer seguramente ni siquiera había considerado la posibilidad de que ese fuera otro mundo; tal vez ni siquiera sabía lo que ocurría a su alrededor. Entonces, ese Alastor vio la oportunidad y engañó a Lucifer, haciéndose pasar por él mismo.

Y allí estaba su otra versión, sacando provecho de su esposo.

—Lo mataré... —susurró, apretando sus colmillos afilados mientras un líquido negro se deslizaba a su costado.—Continúa, y quita esa visión de mi vista, inmediatamente.

—Lo que ordenes—contesto Eva riendo internamente—Entonces esa es la situación, fue difícil ubicar esa realidad porque me encontré con muchas otras. 

—¿Sabes quien provoco todo esto?—pregunto directamente, tratando de quitar la imagen en su cabeza que parecía repetirse como un bucle. 

—Aún no—respondió Eva—Pero puedo asegurarte algo, hay una irregularidad especial en ese mundo que provoco que muchos otros por lo mismo.

—Explícate adecuadamente.

—Para empezar el Lucifer original de ese mundo no debería haberse enamorado del Alastor original.

Un giro inesperado [AppleRadio] Omegaverse AUΌπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα