ESPECIAL 2

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El nacimiento de Charlie fue un momento de profunda alegría pero tambien un evento devastador para Alastor. Estaba ansioso por ver a su hija por primera vez, pero también estaba nervioso por el bienestar de su amada Charlie durante el parto. Y cuando nació fue el día en el que pudo sentir por primera vez el dolor en carne propia. 

Para empezar el proceso de concepción para Alastor fue un camino imposible. La noticia de que su compatibilidad era baja, especialmente en comparación con la ex esposa de Lucifer, Lilith, fue chocante. Sabía que las probabilidades de que pudiera sobrevivir al embarazo, dada la sangre de arcángel caído, eran mínimas. El riesgo de morir durante el parto o incluso durante el embarazo era alto. 

Alastor se había resignado a la idea de que nunca podría concebir un hijo de su esposo. Incluso habían discutido la posibilidad de que Lucifer fuera el gestante en caso de que alguna vez tuvieran uno, no podía decir que no se sentía como un insulto a su naturaleza como omega fértil.

Cada mes que pasaba sin éxito aumentaba la sensación de desesperanza y frustración en el corazón de Alastor. La idea de no poder darle a Lucifer lo que más anhelaba lo atormentaba.

Había ascendido al trono como reina, había aceptado a su esposo con todo su ser, había cortado los lazos con Lilith y finalmente estaban juntos. Sin embargo, ahora se enfrentaba a una realidad desgarradora, la posibilidad de que su vientre nunca llevara la descendencia de Lucifer.

Hasta que Eva le ofreció una solución.

Todo fue gracias a Rosie, quien sirvió de intermediaria para que la ex humana aceptara ayudarlo. A cambio de más recursos para el barrio caníbal y protección total contra la tecnología de Vox, la anciana entregó a Alastor un brebaje, uno poderoso.

Nunca le explicó ni le advirtió nada; simplemente le ordenó beberlo. 

Y si bien Alastor no era idiota ni ingenuo como para caer en trucos baratos, tampoco estaba en su mejor estado para pensar con claridad.

Su mente estaba nublada por la ansiedad, la esperanza y el deseo desesperado de tener un hijo. La simple idea de concebir un cachorro hacia que su lado racional se dispersara. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario, sin importar los riesgos, con tal de alcanzar ese deseo. 

Y lo bebió. 

La sustancia bajó por su garganta, dejando un regusto amargo en su boca. Pero en ese instante, Alastor se encontraba en un estado mental y emocional tan frágil y demente que apenas era consciente de ello. Cada época de calor en su cuerpo era un doloroso recordatorio de su frustración, una tortura constante que lo estaba llevando al borde de la locura.

El deseo de tener un hijo había consumido su mente y su alma, convirtiéndolo en un ser obsesionado, incapaz de pensar en algo más.

Y entonces, una ola de calor recorrió su cuerpo, seguida de una sensación de euforia. Se sentía diferente, como si hubiera despertado algo en su interior que había permanecido dormido durante demasiado tiempo.

Pero al mismo tiempo, también percibió un malestar creciente, un dolor que empezaba a hacerse presente en su vientre. Era como si su cuerpo estuviera rechazando la sustancia que había ingerido. Un fuego ardiente se extendía desde su estómago, envolviendo cada fibra de su ser en una agonía punzante.

A pesar del dolor, Alastor no podía dejar de sonreír. La idea de finalmente tener un hijo eclipsaba cualquier otra sensación. Había soportado tanto tiempo de espera.

Un giro inesperado [AppleRadio] Omegaverse AUWhere stories live. Discover now