Capitulo 8

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El día siguiente, desperté con un haz de luz solar que se colaba por la ventana, acariciando suavemente mi rostro. Al abrir los ojos lentamente, me encontré en una cama excepcionalmente cómoda, aunque extrañamente desconocida para mí. Fruncí el ceño, mi mente luchando por comprender dónde estaba y cómo había llegado allí.

Con un movimiento rápido, me incorporé, sintiendo una ligera confusión que se apoderaba de mis pensamientos. Mis ojos recorrieron la habitación, intentando reconstruir la secuencia de eventos que me habían llevado a este lugar desconocido.

Mis pupilas se posaron en una figura dormida en un sofá cercano, identificando a Checo, quien parecía haber pasado la noche en vela en un mueble evidentemente incómodo. Una sensación de alivio momentáneo me invadió al reconocer a alguien conocido, pero esa tranquilidad se vio rápidamente eclipsada por la intriga de mi situación actual.

Mi mirada se desvió hacia la otra cama en la habitación, donde descansaba plácidamente el pequeño hijo de Checo, ajeno al torbellino de pensamientos que me invadían.

La habitación estaba impregnada de un aura tranquila y hogareña, con detalles que revelaban la vida cotidiana de sus habitantes. Un juguete olvidado en la esquina, una fotografía enmarcada en la mesita de noche, pequeñas pistas que insinuaban una historia más amplia.

Sin embargo, ninguna de esas pistas ofrecía una respuesta clara sobre mi presencia en ese lugar. Con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, me enfrenté a la incertidumbre de lo desconocido, preguntándome qué me depararía el día y qué revelaría sobre mi inesperado paradero.

Una mezcla de emociones encontradas se agolpaba en mi interior mientras observaba a Checo dormir plácidamente en el sofá, su rostro tranquilo pero marcado por el cansancio. Un impulso de querer despertarlo y confrontarlo se apoderó de mí, pero a su vez, una sensación de compasión y empatía me detuvo. Era evidente que estaba agotado, y despertarlo podría no solo interrumpir su merecido descanso, sino también desencadenar una conversación incómoda o conflictiva.

El conflicto entre mi deseo de confrontación y mi comprensión hacia su estado se manifestaba en una tensión interna palpable. Me frustraba pensar que algo había sucedido sin mi consentimiento, que me encontraba en una situación desconocida y aparentemente intrusa en su vida. Sin embargo, la necesidad de respuestas y claridad seguía siendo imperante.

Mientras luchaba con mis propios dilemas internos, mi mente se volvía hacia la incógnita de por qué exactamente estaba en su suite, ocupando una cama que claramente no me pertenecía. La curiosidad y la incomodidad se entrelazaban en mi mente, alimentando el deseo de saber más sobre la situación en la que me encontraba y cómo había llegado hasta allí. Sin embargo, la decisión de despertar a Checo o dejarlo descansar seguía pendiente, cada opción cargada con sus propias implicaciones y consecuencias.

La preocupación se apoderó de mí al ver a Checo despertarse con un quejido de dolor, su mano aferrada a su nuca. A pesar de sentir compasión por su malestar, mantuve mi expresión seria mientras me preparaba para abordar la situación. Me acerqué a él con determinación, decidido a obtener respuestas sobre mi inesperada presencia en su suite.

—Checo—.comencé, mi voz firme pero llena de inquietud—Necesito saber por qué estoy aquí. ¿Qué ha sucedido?

Sus ojos se encontraron con los míos, y aunque su expresión no mostraba sorpresa, pude percibir una mezcla de confusión y preocupación en su mirada. El silencio se extendió entre nosotros mientras esperaba ansiosamente su respuesta, consciente de que cada segundo que pasaba aumentaba mi intriga y mi necesidad de claridad.

—Ah es verdad que tu estas aquí—. Dijo Checo con la voz suave. La respuesta lacónica de Checo solo aumentó mi frustración y mi necesidad de respuestas. Fruncí el ceño con rabia y molestia, sintiendo cómo la tensión se apoderaba de mí.

Meant to be [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora