Un pasado marcado

Începe de la început
                                    

Los movimientos de nuestras bocas se entrelazan, se complementan, en una danza que es tan antigua como el tiempo mismo. Mientras seguimos fundiéndonos uno en el otro, deslizo las manos por su espalda, para que luego las suyas me rodeen el cuello y así me empuja hacia ella. Yo no retrocedo.

El corazón nunca antes me ha latido con tanta vida como lo hace ahora, incluso temo que ella pueda oírlo retumbar contra el suyo. Siento un calor abrazador que se me extiende a través de las venas y por un segundo me concreto en el sonido que hacen nuestras bocas al devorarse, registrando tal sonido en lo más profundo de mi memoria, queriendo recordarlo hasta el último segundo de vida que me quede.

Con nuestras lenguas en una misma sintonía y siendo controlado por mis deseos, subo una mano hasta su cuello y antes de pensar en algo más, presiono los dedos contra su piel desnuda, provocando que un jadeo rompa entre sus labios y así sus labios se despegan de los míos.

Sus manos, aún temblorosas por la intensidad del momento, se aferran a mi cuerpo al mismo tiempo que se esfuerza por recuperar el aliento, yo estoy igual o peor. Es impresionante lo que puede causar ella en mí, porque incluso ha alterado la composición misma del aire que lucho por inhalar, y a mí nada me deja sin aliento

—Mer... Meredith —su nombre se desliza fuera de mis labios, con cada sílaba arrastrando un pedazo de la tempestad que me condensa el pecho.

La siento acurrucárseme en el pecho. Mis sentidos se despierta al cien por ciento, soy capaz de distinguir como va recobrando el aliento, una gran necesidad de arroparla con los brazos me asalta, mas al estar por hacerlo ella abandona la cercanía de mi cuerpo, apartándose de mí como lo hace una presa de su depredador.

Tan pronto alza la mirada hasta mis ojos entiendo lo que pasa, me basta con advertir la culpa reflejada en sus pupilas para desear poder nunca haberme acercado a ella.

Abre la boca.

—Esto... yo... no...

—Fue mi culpa.

Siendo consciente de lo que he hecho, doy un paso atrás

Lo he jodido todo.

Con los ojos bien abiertos, ella no deja de observarme. Quiero decirle tantas cosas justo ahora, que entienda que ella no es el problema, ya que el problema soy yo y siempre voy a ser yo. Expresarle como no la he podido sacar de mi cabeza desde hace años, en esa primera vez que me habló, siendo un niño con miles de heridas en el cuerpo y alma, ella aceptó la mano que le extendí, dijo "gracias" y no me vio como un bicho raro.

Tras inhalar, consigue hablar:

—¿Po-por qué lo hiciste?

«Porque estoy jodidamente enamorado de ti»

Me resulta imposible exteriorizar lo que se repite en mi cabeza una y otra vez, por ende solo me queda afrontarlo lo que terminaré representado en la vida de ella: sufrimiento y caos.

—Meredith... esto ha sido mi culpa.

Leo cada línea de su rostro, cada una de ellas es un reflejo de lo mucho que puedo llegar a herirla. Entonces, sucede lo que ya veía venir: retrocede un paso lejos de mí. Tal gesto me despierta un hondo dolor en el pecho, porque aunque sé que lo mejor es esto, también debo admitir que si ella decide sacarme de su vida se llevará consigo una parte de la mía.

—¿Por qué? —repite con un dejo más alto.

—Me dejé llevar.

No le estoy mintiendo. Me dejé llevar por los impulsos que debían seguir reprimidos en los lugares más recónditos de mi alma, pero que ella está logrando que sean explorados.

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