¡lobito! ✶ soojun

ᕱ⑅ᕱ ㅡ capítulo siete

El cielo se encontraba en una abrazadora tranquilidad, las nubes blancas y lindos pájaros acompañaban lo que era un hermoso océano azul flotante. Con los cálidos rayos de sol golpeteando los techos de las casas que pertenecían al pueblo de Ilusion.

Yeonjun era guiado por las hadas, siguiendo un hermoso camino de flores regadas por el verde pasto. Era la primera vez que se alejaba demasiado de la orilla del bosque, al principio se negó, pero la hadas le habían dicho que Soobin le esperaba así logrando convencer al renegado muchacho.

Pronto llegaron a un hermoso río cristalino que era rodeado por hermosos árboles de cerezo. Pronto los hermosos cantos de las aves lograron endulzar el oído del bello joven, quien observaba todo con detenimiento.

─¿Qué es este lugar? ─Yeonjun pregunta fascinado por la hermosa vista.

─Estamos en el territorio de los lobos... ─respondió Fay.

─¿El territorio de los lobos? ¿Es así de hermoso? ─las hadas simplemente asienten.

─Vamos, Soobin te espera ─Coralea dijo con emoción.

Yeonjun asintió contagiado de la emoción de las hadas quienes lo guiaron por un pequeño puente de madera para cruzar el río y continuar el camino de flores, hasta que finalmente llegaron a su destino.

Yeonjun observó a Soobin parado bajo uno de los árboles de cerezo, quien sonrió enormemente al ver a su lindo conejito. Choi vestía de manera formal, luciendo un hermoso traje de terciopelo azul y una bella capa hecha de ceda que era adornada por lindas hojas y unas cuantas flores que iban a juego con su traje.

Lucía como un príncipe.

Cosa que dejó sin aliento a Yeonjun.

─Lobito, ¿qué haces aquí? ─preguntó Yeonjun al estar frente a Soobin.

Pero Soobin no respondió, en cambio le tomó de ambas manos y sin borrar su enorme sonrisa, dejando a así Yeonjun fascinado por el hermoso brillo de sus ojos y su resplandeciente sonrisa.

Soobin le dio una señal a las hadas, quienes rápidamente asintieron y comenzaron a hacer lo suyo. Coralea les colocó una capa de seda transparente a ambos chicos, con la de Yeonjun siendo decorada por hermosas flores. Fay, por su parte, le colocó al curioso conejito una hermosa corona de flores y hojas hecha por ella misma.

Su cabellera rubia caía delicadamente sobre sus pómulos, mismos que estaban adornados por un lindo tono carmesí, Yeonjun era tan etéreo, tan hermoso. Pero Soobin estaba realmente hipnotizado por sus preciosos ojitos azules, tan brillantes y repletos de pureza y amor.

─Te ves hermoso, mi lindo angelito ─Soobin halagó a Yeonjun, admirando y quedando nuevamente fascinado por su belleza.

─Binnie... ¿Qué es todo esto? ─preguntó con las mejillas sonrojadas, pues aquel cumplido lo había hecho tener maripositas en su pancita.

─En una ocasión, tú, mi lindo conejito, mencionaste que soñabas con tener una confesión de amor de cuentos de hadas ─Soobin besó los nudillos de las blancas manos de Yeonjun─. Y yo, Choi Soobin, me juré cumplir cada uno de tus deseos.

─Binnie...

─Yeonjun..., te amo. Te amé desde la primera vez que te vi y juro que mi amor hacia ti siempre fue sincero e inocente ─confesó─. Me gustas, Yeonjun ─con ambas manos, Soobin acunó el rostro del rubio─. Me gustas tanto, mi vida... Incluso si mi amor por ti es incorrecto; incluso si el mundo está en contra de lo nuestro, yo sólo te amaré a ti. Tú eres mi destino, y por ello... Chou Yeonjun, ¿me permitirías ser tu novio? ¿Le permitirías a este estúpido lobo entregarte por completo su corazón?

Yeonjun ya estaba hecho un mar de lágrimas, mientras asentía frenéticamente ante las preguntas hechas por parte de Soobin.

─¡Si, Binnie! ¡Puedes ser mi novio!

Y el dulce conejito unió sus labios en un dulce beso y Soobin lo podía catalogar cómo el mejor regalo que pudo haber recibido. Tan dulce y a la vez tan perfecto, estaba tan feliz que quería expresarlo en ese exquisito beso.

El aire pronto se hizo una necesidad y con pesar ambos se separaron, pero sin borrar sus enormes y brillantes sonrisas. Y esta vez fue Soobin quien unió sus labios en un prolongado beso, uno lleno de amor. Llevando sus manos hacia las mejillas contrarias dejando pequeñas caricias en ellas.

─Te amo, Yeonjun ─susurró Soobin sobre sus labios.

─También te amo, Binnie ─el rubiecito se ocultó en su cuello, cerrando sus ojitos al inhalar el aroma de Soobin.

Cómo por arte de magia y dando una escena romántica, las pequeñas hojas de los árboles de cerezo caían delicadamente sobre ellos, dando una imagen digna de un cuento de hadas.

Una hermosa lluvia de hojas de árbol de cerezo caía sobre ambos.

Su burbuja de amor se vio interrumpida en cuanto Soobin colocó protectoramente tras él a Yeonjun, tensándose justo en el momento que logró reconocer aquel aroma que conocía a la perfección.

─Padre...

─Así que es por esto que te escabulles por las mañanas, Choi Soobin.