Una serie de muertes que preocupa a toda la ciudad o un asesino en serie dejando una escena impecable.
La muerte de un joven con futuro prometedor abre paso a una invenstigación más profunda y a una persecución con vidas de por medio.
—Ji...Jimin no puede— hipó —Tae, el fa-falleció anoche, yo... necesito que vengan lo más rápido posible.
Cortó la llamada.
No aguantaba más, se derrumbó.
La pobre luz que se llegaba a filtrar entre las cortinas lo abrazaba mientras el ambiente frío lo empuñaba.
Por otro lado, la incertidumbre crecía dentro de un chico, uno muy joven, su cabeza estaba en blanco esperando que todo fuese una simple broma o un sueño.
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-Preludio -
El dia era tranquilo, esa época transitoria entre primavera y verano, mañana fresca y dia cálido.
La luz pegaba directo en la pequeña casita con un gran jardín y todas las ventanas se encontraban abiertas ecepto una, la habitación principal.
Las risas en esa habitación rellenaban el silencio de todo el lugar, los cumplidos que se lanzaban, los chasquidos de tiernos besos y dos cuerpos desnudos compartiendo la cálidez debajo de las sábanas.
Nada podía ser mejor.
Yoongi lo sabía, su corazón estaba lleno y feliz. Sabía que no necesitaba nada más, que su vida estaba completa a los 27 años de edad.
Jimin, Jimin no cabía de la felicidad. Sabía que después de la tormenta venía la calma, sabía que de ahora en adelante todo era felicidad.
Habían pasado por tanto y ahora, después de un largo viaje, después de que el escape fuera su única solución, ahí estaban, con una vida próspera, un trabajo humilde pero una felicidad plena.
—Basta, Yoongi~.—La risilla que se escapó del mas joven llenó de felicidad el pecho del chico.
Una sonrisa bella sin duda.
—Necesitamos desayunar bebé. Vamos— un beso cariñoso dejado en el lobulo— huum?
—No quiero, la cama es muy cómoda— se abrazó al cuerpo del mayor intentando retenerlo con él.
—Tenemos que ir al taller mas alrato, no podemos quedarnos todo el dia en la cama, vamos bebé— Yoongi tomó su playera del suelo y se la colocó, tomó sus boxers empezando a subirlos por sus blancas piernas, hasta que una manita en su muslo interpuso cualquier movimiento.
—Claro que podemos quedarnos todo el día aqui ¿te lo demuestro?.— La sonrisilla pícara que salió de Jimin le hizo soltar una carcajada.
—Tres punto cinco. Tres punto ¡CINCO!— la voz exasperada exaltó a Jimin, quien intentaba medir la tabla, procurando ser exacto.
—Yoongi, calla— su voz molesta resonó en la habitación.
—Es que no entiendo, el mueble para Jaison ya está terminado y ahora resulta que el espacio se redujo a tres punto cuatro.
Sobó su cabeza intentando guardar la calma, era frustrante tener un oficio, era muy frustrante.
¡Lo que el amor lograba hacer!
—Déjame ayudarte cariño— Jimin se acercó analizando el mueble de tres metros frente a él.
—Es que tu tienes lo tuyo, no te preocupes amor, yo lo resuelvo— su grande mano se posó en la cintura contraria y un suave beso fué dejado en la frente del mas bajito en forma de agradecimiento.
El dia estaba resultando bastante tranquilo apesar de todo y no quería sobrecargar de trabajo a Jimin.
—Hoy la comida de Mei Siem está en promoción, ¿podemos ir a comer allí? De verdad que extraño los fideos de Corea.
—Claro que si hermoso. Solo deja que yo acabe con esto y vamos por nuestro descanso— suspiró tomando su pulidora y sus lentes.
Jimin sonrió embobado, sus dias últimamente era justo como en algún momento había soñado, todo a su alradedor era paz absoluta.
"TOC TOC"
La puerta del lugar resonó, Jimin alzó la vista saliendo de su espacio de trabajo, limpió un poco su overol de mezclilla acercandose al pequeño mostrador.
El rubio sonrió al reconocer esa alta y delgada figura ingresando por la entrada.
—Hey Jim, ¿como va todo?— saludó una vez cerca del menor.
—¡Jai! Todo va bien, ¿buscas a Yoongi?— sonrió alegre.
—No en realidad, de hecho te busco a ti— el chico revolvió su suave pelo rubio.
—¿A mi?— preguntó sorprendido.
—Si si, verás, tengo un pequeño proyecto y por lo que sé tu quería estudiar algo relacionado a las artes ¿no?.
El menor asintió.
—Bueno, te tengo una propuesta. Asi q...
—Hola— saludó Yoongi saliendo de la puerta que daba al estudio.
—Hey Yoon.
—¿Vienes por tu mueble?— preguntó el pelinegro.
—Asi es, disculpa por el cambio a última hora, no lo tenía previsto— el chico sonrió.
Yoongi soltó una leve carcajada y negó con la cabeza.
—Por cierto, el martes hay partido, ¿vendrás?.— Jaison comenzó a esculcar en algunas de las artesanias que la joven pareja hacía.
—Claro que iré, ¿no quieres perder verdad?.
—¡Ja! Claro, por que el equipo te necesita.
Ambos rieron.
Jimin sonrió feliz mientras veía las pruebas claras de su vida totalmente estable.