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Enzo era un fiel creyente de que el trabajo duro era la única manera de alcanzar el éxito.

Había dedicado su vida entera a la actuación, encontrando su pasión desde muy Niño hasta desgarrar su alma encima de los numerosos teatros que pisó a lo largo de su carrera. Había sido difícil. Muchas veces sentía que el momento de renunciar se acercaba, pero había encontrado la fuerza de voluntad para continuar y alcanzar esas metas que tanto había soñado.

Pero lo había hecho con gente que lo quería, o al menos lo respetaba lo suficiente como para tratarlo como un humano y no despreciar su trabajo.

Las palabras de Blas tenían mucho sentido, no podría obligar a Diana a renunciar, sería egoísta e insensato de su parte. Lo único que podría hacer era apoyarla y estar ahí cuando ella lo necesitara, aunque el tiempo se le acababa para cumplir con eso. Quedaba muy poco para que los premios Goya se dieran, y eso marcaría una separación entre ellos, lo cual le preocupaba bastante.

No le gustaba eso de la distancia, le parecía una excusa para alargar un final, un final de algo que aún no había comenzado, por lo menos no como Enzo quería. Había terminado de aceptar su gusto por Diana, y no quería dejarla escaparse tan fácilmente.

Se acercaba el momento en el que se separarían, y por eso Enzo decidió invitarla a una cena, para poder despedirse.

La fama de todos los actores que habían participado en la película subía como la espuma, era impresionante para Diana ver la cantidad de seguidores que acumulaban con el paso de los días y los miles de comentarios que recibían en todas sus publicaciones. Cuando había conocido por primera vez a Enzo, sabía sobre su popularidad y el gran talento que tenía, pero ahora sentia que no había persona en el mundo que no haya escuchado su nombre.

Con algo de pesar, se arregló para su salida. Se encontró con la silueta de Enzo apoyado en su auto, llevaba una camisa negra con los botones de arriba desabrochados y un cigarro colgando de la boca.

Durante la cena, el mesero se les acercó con una pequeña sonrisa.

—Disculpe, ¿Le molestaría sacarnos una foto?

Enzo aceptó muy cordialmente mientras Diana ocultaba su sonrisa y lo miraba tiernamente. Se había vuelto regular que los interrumpieran en cualquier situación de la vida cotidiana, y aún no les resultaba molesto a pesar de ser interrumpidos.

—Perdona, debe ser medio incómodo, ¿No? —le dijo una vez que el mesero se fue.

Diana negó. —Lo mereces.

Enzo extendió su brazo y tomó la mano de Diana entre la suya, acariciando sus dedos de manera lenta pero íntima, incluso algo sensual.

—Gracias, chiquita.

Eran los pequeños detalles los que la hacían dudar sobre el deparo de su relación con Enzo; la manera en la que tomaban sus manos y rozaban las rodillas cuando estaban sentados juntos. Una vez, se había juntado con algunos compañeros del cast y sus novias, cada uno sentado al lado de su respectiva pareja, y ella se sentó al lado de Enzo. Kuku fue el primero en comentar sobre eso, bromeando y cargándose con humor, pero Diana no podía evitar sobre pensar en eso.

¿Qué significaba ella realmente para Enzo?

¿Qué podría significar ella para alguien que estaba en la cima del mundo, con mil posibilidades en frente?

Diana odiaba admitirlo, pero se sentía algo aliviada de la distancia que enfrentarían, sentía que si seguían dándose estos mensajes connotativos se volvería loca.

Sus platos quedaron totalmente limpios después de media hora y el viaje de vuelta a su apartamento fue divertido, reventando sus propios oídos con música de Bon Jovi y cantando a todo volumen. Las sonrisas en los rostros de ambos eran amplios y sobre todo, verdaderas.

Enzo la acompañó hasta el piso donde su apartamento se encontraba, mientras utilizaba las llaves para abrir el candado, sintió sus dedos acariciando su muñeca, creando una fricción entre ambos y obligándolos a conectar sus miradas.

—¿Sabes que te extrañaré verdad? —murmuró Enzo, su voz era ronca y denotaba algo de cansancio.

—Yo también te voy a extrañar, Enzo.

Un golpe de melancolía la golpeó en el pecho y se dio cuenta del miedo que en realidad sentía de dejarlo atrás. Había sido una experiencia increíble, especialmente todo lo que él la hacía sentir, cosas que experimentaba por primera vez a su edad, cosas que le daban la oportunidad de escapar de sus propios pensamientos inundándose de estrés por su carrera inconclusa.

Se acercó a su pecho, el cual irradiaba calor por alguna extraña razón, lo abrazó por un rato largo. Él plantó un casto beso en la corona de su cabeza, sintiéndose incluso peor por lo que pasaría.

Enzo la tomó por la barbilla, haciéndola alzar la mirada para verlo a los ojos.

Sin darse el tiempo de pensárselo, la besó.

¿Diana? Ella aceptó con gusto.



















Capítulo tan corto y tan malo pero no actualizaba hace full y ya me daba algo si no escribía, a lo mejor edito este cap en algún momento.

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⏰ Last updated: Mar 22 ⏰

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ESCAPE, enzo vogrincic Where stories live. Discover now