.five

191 27 6
                                    

Diana se había despertado en la cama de Enzo, el olor de su colonia cara seguía impregnado en las sábanas blancas con las que se arropó y eso logró arrullarla por unos minutos más. Al voltear la mirada, divisó a su amigo dormido en un pequeño sofá a su lado.

Los recuerdos le cayeron como una emboscada, mientras la humillación crecía en la boca de su estómago, el agradecimiento que sentía hacia Enzo era inmenso y no sabía que podría hacer para recompensarlo.

Se levantó y se dispuso a hacer un desayuno, lo mejor que pudiera con lo poco que había en la cocina. Mientras manejaba el sartén con los huevos revueltos, no pudo evitar la sonrisa tonta que se imprimió en sus labios al darse cuenta de la actitud de Enzo hacia ella, incluso cuando no se conocían hace mucho, se empezaba a sentir profundamente atraída hacia él.

Porque ella nunca había conocido un hombre que estuviera dispuesto a darle su cama en una noche complicada, o le hiciera una pequeña merienda para asegurarse que no se dormiría con el estómago vacío. A todas las instancias, percibía a Enzo como un caballero.

—¿Qué haces despierta tan temprano?

La voz ronca que tenía al estar adormilado causó una reacción interna dentro de Diana.

Iba saliendo de la habitación tallándose los ojos y con el pelo completamente desordenado. Sus cejas iban fruncidas y se había puesto un pantalón de pijama de cuadros.

—Te hago el desayuno por ser amable conmigo. —explicó mientras lo servía en un plato.

—Es mi deber, no me agradezcas. —dijo con firmeza. Se acercó hacia Diana y plantó un beso en su sien, a la vez que rodeaba su cintura con su brazo derecho.

Le colocó una taza de café al lado del plato que constaba de huevos y fruta picada. Cuando dejó la bebida a su lado, sintió como sus dedos de enrollaban suavemente en su muñeca, acariciando el moretón que le había dejado su instructors la noche pasada.

—¿Qué te pasó? —cuestionó, genuinamente preocupado.

—No es nada, solo come.

Decidió revisar su celular y se dio cuenta de que tenía al menos siete llamadas perdidas de Juliette y un montón de mensajes sin abrir. Suspiró agitada y abrió su chat con ella escribiendo un mensaje corto pero que calmara su preocupación.

"Estoy bien, encontré un lugar donde dormir, no te preocupes por mí."

Aún no se decidía a contarle a nadie sobre los sentimientos encontrados hacia Enzo. Se sentía como una ilusa esperando que algo pasara entre ellos dos, ella nunca sería suficiente para alguien como él, alguien que podría conseguir a cualquier mujer que quisiera.

Lo que ella no sabía, es que Enzo la miraba desde lejos con los ojos desbordando amor.

Se repetía una y otra vez en la mente que nunca dejaría que algo así le volviera a pasar, y quería ofrecerle el mundo entero para que nunca más se sienta insuficiente frente a otros, que nunca más quede humillada. Diana lo había enamorado en cuestión de días, y ella no tenía ni idea.

—Diana, ¿El moretón te lo hicieron ayer?

—Ya te dije que no es nada, olvídalo.

—Nena...

Diana apagó su celular y se reclinó sobre el mesón, agachando la cabeza y dejando que su cabello tapara su rostro.

—Ni siquiera sé que pasó ayer. —murmuró.

—Sabes que te podes quedar acá todo el tiempo que necesites.

ESCAPE, enzo vogrincic Where stories live. Discover now