¡Ah, ya despertaste! Eso me causa demasiada alegría. — Ladeó la cabeza con amabilidad.

¿Q-Que pasó...? — Preguntaste, todavía con un leve mareo en tu cabeza.

Ah, bueno, te salve de dos demonios, pero mientras corría te golpeaste accidentalmente con una rama gruesa de árbol, entonces te desmayaste, pero ahora estás bien, eso es lo que importa. — Informó sin abandonar su sonrisa, ladeó la cabeza.

¿Q-Quien eres? ¿Y porque me salvaste? — Negaste con tu cabeza sin comprender la mayoría de lo que pasaba.

Hola, me llamo Kenzo, soy un cazador y vivo solo desde los 11. — Se presentó, acomodando su mano en su pecho. — Y te salve porque obviamente no iba a dejar que fueras secuestrada por dos demonios.

Seguido de eso, se levantó de la gran roca que usaba para sentarse y corrió hacia ti, fue tan rápido que no notaste cuando ya estaba frente tuyo, este te miro, te miro de forma detallada y a tu cuerpo notando tus facciones femeninas.

¡Enserio eres una mujer, eso es sorprendente! — Ladeó la cabeza y alzó sus cejas, retrocediste por instinto. — No tienes que temer, yo veo a las mujeres como unas diosas, reinas, princesas que deben de ser protegidas, y nunca maltratarlas! Pero..... ¿como llegaste aquí?

Se veía muy confundido, algo obvio.

No lo sé.... Creo que alguien me asesino en el mundo real y desperté aquí... — Ante tus palabras, Kenzo cambió su expresión a una sorprendida y asustada, te confundiste. — ¿Pasa algo...?

Mierda, invocaron entes... — Susurro, alzaste una ceja confundida al escucharlo.

¿Entes? — Tartamudeaste. Este te volteo a ver y te tomo de los hombros.

¿No sabes que es eso de entes? — Preguntó, negaste con la cabeza y este frunció el ceño. — Necesitas unas buenas clases de este lugar sin duda.

Puso uno de sus dedos en su barbilla pensando, tú solo mirabas esto con confusión, hasta que, en un momento repentino, te tomo de la mano y entró a su cabaña.

Te guió hacia una puerta la cual abrió dejando ver un estante lleno de libros, se acercó a uno y empezó a buscar uno en específico.

E-Eh... ¿que estás buscando...? — Preguntaste más confundida que antes.

El libro que cuenta todo de aquí. — Finalmente, al parecer lo encontró pues una sonrisa apareció en su rostro. — Míralo nada más, aquí está.

Seguido de eso soplo sobre este, haciendo que el polvo que estaba en aquel libro se esfumara, camino hacia ti, te sorprendió lo bonito y brillante que era el libro.

No te dejes engañar por las apariencias, este libro dice todas las cosas negativas de este pueblo, así es la realidad. — Seguido acto te hizo una seña de que lo siguieras, pasó al lado de ti y salió de la habitación.

Primero... ¿no tendrás algo de comer? — Interrogaste, acomodando tus manos en tu estómago sintiéndolo rugir de hambre.

Ah, si, tengo de todo, ¿que te gustaría comer? — Interrogó.

[••••]

Ah... hace mucho tiempo no había probado algo así... ya hasta me estaba olvidando del sabor de las cosas... — Agregaste, tomando con el tenedor el último pedazo de pay de manzana que Kenzo te había dado.

Una Diosa como tú debe de comer todo lo que se le antoje cuando se le de la gana. — Comentó, para después pasarte un pedazo de papel para que te pudieras limpiar.

El bosque de los demonios | Pilares, Lunas superiores Where stories live. Discover now