Capítulo VII

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Sansa

Escuché una voz que me llamaba a un prado, una señorita de cabellos rojizos me esperaba a su lado estaba un lobo de pelaje negro y en su cuello un pequeño dragón que acurrucada. La mujer me hizo una seña para que me acercara, en su cabeza estaba una corona que parecía hecha de hielo y en sus manos unos guantes grises que estaban tan dañados como la ropa de un mendigo

- Mi padre adoptivo me dijo una vez, a veces en las guerras no hay buenos ni malos. Solo personas que piensan de manera distinta, sin embrago, quienes más reciben daño de las acciones de aquellos "buenos y malos" son los que pelean sus guerras - me senté frente a ella - Dime, Sansa... ¿Para qué bando estás?

- ¿Bando? ¿De que habla? - ella sonrió y negó

- Olvidaba que aún eres un cachorro - tomo una taza y bebió de ella - Yo en este mundo no tengo control, todo se me fue de las manos, pero si logro que tú vuelvas yo podré tener una victoria, pero... Déjame preguntar algo, ¿Quieres la corona?

- No la quiero, solo quiero estar bien con mi compañeras

- Buena respuesta, entonces... ¿Qué te impide hacerlo?

- No lo sé - baje el rostro - No puedo salir de aquí, veo lo que pasa, siento lo que pasa. Pero no soy yo. Vi a mi hijo nacer, siento el dolor de Margaery cuando la rechaza aquel que usa mi cuerpo, yo soy débil, no puedo con eso. No soy una guerrera, solo soy una Alfa inútil

- Mi abuelo me solía decir, si un perdedor hace muchos esfuerzos quizás pueda sobrepasar el poder que tiene un guerrero distinguido - ella extendió su mano - Yo siempre tuve el poder y esa fue mi maldición, siempre estuve por encima y eso me llevo al fondo. Sansa, eres una Stark y tu padre es demasiado justo y noble. Lo mismo pasa con Robb, ustedes tienen la manera de frenar esto, si esa Sansa se sienta en el trono de hierro todo se acabará, si Robb no despierta el muro caerá. Son una manada de lobos que debe estar unida

- No sé como hacerlo - la mire con dolor - Nadie confía en mí yo...

- Cersei confía en ti, Daenerys confía en ti, Margaery confía en ti, incluso Arianne lo hace. Tienes mi bendición, como la tiene Cersei y Daenerys. Ustedes son especiales y deben demostrarlo, tienen bestias en su interior y deben frenar al mal

- Todo es confuso, yo no sé si tenga la fuerza

- Eres un lobo, los lobos defienden a sus manadas y eres el jefe de la tuya, eres Alfa que protege a los demás. Daenerys podrá ser un Delta, pero está rota. Los mismo pasa con Cersei y Arianne, ella te necesitan más de lo que crees, Margaery oculta lo que le pasa, pero se preocupa por ti

- Tengo miedo de lo que pueda pasar, de no ser suficiente

- Lo serás y eso lo saben ellas. Solo debes ganar la guerra y tomar el trono, que un Targaryen se siente en él y que la paz reine. Todas deben hacerlo

- ¿Y cómo haremos eso? - ella me sonrió

- Juntas - chasqueo sus dedos - Ahora demuestrale a esa Sansa intrusa, quien manda aquí

Todo se volvió negro y estaba de nuevo en mi cuerpo, mi lobo estaba loco por salir, lo sentía. Queríamos quitar a la usurpadora de mi cuerpo, de nuestro cuerpo

- Déjame salir - hablé para que me escuchará como lo hacía en sus sueños - Sal de mi cuerpo

- No te dejaré salir, eres un monstruo como Daenerys - mi lobo gruñó - Solo causará caos

- ¿Caos? El caos ya está realizado por tu culpa. Me separaste de mis compañeras y ocupas mi cuerpo

- Cersei y Daenerys no son tus compañeras, solo te están usando - gruñi de nuevo - Solo eres un cachorro jugando el juego de tronos

The Heart of The DragonWhere stories live. Discover now