We Stand Alone

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"Casada con Dios"

Era una condición de vida para una monja, algo que todas estaban dispuestas a hacer, y Asia Argento no era diferente, su absoluta devoción a Dios era su motor para vivir, desde el inicio así fue.

Su velo se levantó, mientras que su rostro fue tomado y sus labios acaparados en una lubricidad unión.

Y una pequeña condición como esa no sería nada para ella, quien era devota a Dios, su salvador...

Desde infante hasta adolescente, ella vivió bajo el ala de la Santa Iglesia que la acogió como una de las suyas.

Sus muñecas fueron tomadas con fuerza, opacandola por completo evitando cualquier tipo forcejeo por parte de ella.

Una monja a pleno derecho, bendecida con el don de curar. Un don tan añorado que solo produjo malicia y envidia a aquellos que no fueron bendecidos por esa gracia divina.

Oh, ¡Fiel cordero de Dios! ¡Traicionado y descarriado por tu propia manada! Tu propia gente.

Sus ásperas manos viajaron sin detenerse por encima de su falda, la negra tela se fue arrastrando por encima de sus fuertes brazos.

Oh Vírgen María, Madre de Jesús, tu que velas con tu santo cuidado por los pecadores, ¡Por favor! Cuida de esta pecadora excomulgada...

Una pecadora que se atrevió a faltar a su palabra.

A su voto.

A su cuerpo.

¿Por amor?

¿Por deseo?

Su lengua se retorció dentro de su boca, chocando entre ellas, sintió como sus ojos de iluminaban al sentir como era dominada, lagrimas escaparon de sus ojos

No hay algo tan específico y trivial, ella era una Monja que se suponía alejada de la frivolidad de lo físico y material.

Entonces, ¿Por qué yacía en brazos de un hombre? Cediendo su cuerpo y alma a alguien que no era Dios.

"Dios está muerto..."

Incluso así...

Ella...

Oh Santísima María, madre de todo brinda tu absoluta misericordia a esta alma pecadora que sucumbió ante el mal.

Adolorida por la traición.

Entristecida por el rechazo.

Cegada por la tentación.

Y obsesionada por el amor...

Impuro y vil.

Tóxico y febril.

"Oh María, Virgen Inmaculada plena de gracia, muéstrate a nosotros, dulce Reina, Madre de todos los pueblos, ruega por nosotros, ven a nosotros, amorosa y tierna Señora, y, desde los Cielos, donde fuiste elevada por Dios, guíanos, protégenos, cuídanos y ampáranos"

Su uniforme se estiró por el dobladillo, para mostrar sus favorables curvas, las manos de 'El' manos se apoderaron de su cadera mientras que las suyas de aquella gran espalda.

Lujurioso y vetado.

Condenado y apasionado.

Agua roja corre.

Por los débiles brazos.

Sus fuertes y musculados brazos rodearon su pequeño cuerpo aferrandola a él, no se permitiría ningún intento de escape. Aunque era claro que ella no pensaba eso.

— No me sueltes...— Susurró deseosa y jadeante.

El hombre solo sonrió.

Pasó su delgada mano sobre su pecho, resaltando su cuerpo prominente y lo más detallado su uniforme 'Zeta'

Cierro mis ojos y pienso que estás aquí.

Mal que he hecho, por favor hazlo claro.

El cielo caerá mientras lo sostienes en tus brazos.

Su mano derecha rodeó su uniforme de héroe, mientras que la izquierda sostuvo el cabello verde del joven, para no separarse de ese beso.

Entre la lujuria, se mezclaba el amor y la tristeza, un corazón roto por la traición siendo aliviado por el placer.

— Te amo.— Musitó entre jadeos.

Sangre en nuestras manos.

Nosotros nos levantamos solos.

Cierro los ojos y pienso que estás aquí.

Mal que he hecho, por favor hazlo claro.

Se separaron en busca de descanso, cada quién tomado aire para poder continuar, Argento no se detuvo de pensar como su cuerpo era cubierto por completo por el del contrario.

Similar a la anterior, Midoriya no podía evitar sentir como el cuerpo de la joven cabía entre sus brazos.

Un deseo nació de eso.

(Mi odio es inmenso)

Ella se quitó su crucifijo, con fuerza rompiendo el collar. Mientras que soltaba su largo y sedoso cabello rubio.

(Su nombre en vano)

El favor de la pasión, y el disgusto de la traición combinadas por el amor y la lujuria de una santa abandonada y excomulgada brotaron a flor de piel.

(Destruyendo a Dios)

Sus labios se volvieron a unir en un beso lleno de deseo.

(Curará mi dolor)

Ambos ojos de color verde se conectaron y solo pudieron. Por unos instantes, besarse con anhelo, amor y pasión.

Eclipsados al instante por la lujuria de lo indebido y lo inmoral.

Ya no importaba si seguía las riendas de una religión, ya no importaba que fuera excomulgada.

Ahora solo importaba...

Ella y su felicidad

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Ella y su felicidad

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