Buscando camino

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Estoy perdido, y no me refiero a que perdí mi camino, menos a que no se que hacer con mis ideas. Me refiero a que al igual que un senderista, estoy probando rutas para marcar la mejor.

Llevo días tratando de encontrar un camino más cómodo, pero son días complicados pero aprendo a llevarlos.

Ojalá supiera cuántas veces me voy a perder o distraer. No me entiendo la mayor parte del tiempo, y ojalá pudiera entender al resto.

Muchas de las ideas de más joven, empiezan a develar su origen y las entiendo. En esa claridad, muchas otras las desprecio.

Con diferente fuerza e intensidad en su basta aleatoriedad, cómo corrientes de viento que nos arrebata y empuja a situaciones novedosas, donde actuaremos con inocencia y la podemos cagar.

Es curioso preguntarse quienes somos. Muchos habitan vidas en las que creen que son protagonistas, pero solo sobreviven sin preguntarse el porqué y el cómo. No es pronto para esa pregunta, cada día estamos retrasados en esa labor. El frenesí de la juventud, no me permite pensar en muchas otras cosas.

Probando caminos, tengo los tobillos cansados por pisar mal, pero hay días en los que me duelen las rodillas.

Me gustaría tener menos preguntas en la cabeza, y dejar de temer por la inocencia que se pierde mientras se comprende la vida.

La silueta del niño empieza a ensancharse, las rutas trazadas parecen ser caminos diferentes, porque el ángulo de ahora es distinto.

Soy impredecible, muchas veces no sé cómo debo actuar, sigo probando y no está mal.

No me conformo aún, puede que falten raspones en las manos al tropezar, para entender el camino que quiero andar.

Sin piedad el miedo va ahogando muchas vidas, es un sentimiento contagioso que si no es amaestrado, tendre que cargarlo para siempre.

Cómo todo lo que empieza, la juventud tiene que acabar. Espero tener una ruta antes de lastimarme los dos tobillos, y que la curiosidad de la silueta no vuelva más. 

FragmentosWhere stories live. Discover now