Only

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Merlin no tenía muchas cosas que hacer los días Viernes, usualmente Arturo pasa sus días afuera, atendiendo a los señores y paseando por el mercado con gente del consejo, dividiendo su tiempo en atender negocios locales y por la tarde atender negocios foráneos, estado de cuentas, dinero, materia prima y acciones que se toman hacia distintos tipos de cuestiones sociales.

Merlin usualmente se queda en el castillo pero últimamente Arturo lo ha estado llevando consigo, algo sobre " Necesito que alguien sostenga mis cosas si necesito quitarlas del camino" o un simple " Necesito a un siervo conmigo y prefiero que sea alguien que conozca mis gustos" Porque nunca iba a decir que Merlin es el único que incluso cuando "quiso" no pudo matarlo.

Pero esta vez Arturo se fue muy temprano y no se molesto en avisarle, más bien nadie se molestó en avisarle y eso lo dejó bien en claro, los guardias tomaron su regaño como lo hacían siempre, con atención y algo de miedo pues no era un secreto que su magia era especial y que Arturo no toleraria que descarten sus órdenes pues estana implícito en la forma en que Arturo, el mismísimo Rey, y sus caballeros lo trataban.

Si bien Arturo ya no era el mismo, su carisma apenas se dejaba ver cuando Merlin esta cerca, esa chispa de diversión escapaba de sus ojos y el ambiente se volvía pesado entre ellos. Merlin sigue siendo su siervo porque se rehusa a dejar a alguien más tocar a Arturo y él tampoco a rechazado la ayuda.

Pero es incómodo, y aunque frente a los demás caigan en la familiaridad de estar juntos y pendientes del otro, una vez solos el silencio y las miradas incómodas los acompañan pero es innegable, ninguno de los dos puede ignorar la forma en que se atraen.

Estar cerca del otro es estremecedor, la piel se eriza, las respiraciones se cortan, se aceleran y se calman a salvo estando así, alrededor, en órbita, donde el destino quiere que estén.

Tocarse es tan complicado y tan relajante pues parece que la tensión se disipa y vuelve a comenzar cuando las pieles se tocan, cuando Merlin tiene que limpiarlo, cuando cambia su camisa, cuando cura sus heridas cuando rosan sus manos al caminar porque sus cuerpos ignoran sus mentes y acaban tan cerca del otro como es posible.

Pero las miradas son diferentes, porque hay enojo y rencor en el océano que son los ojos de Arturo, hay precaución y arrepentimiento en los de Merlin. Hay palabras rudas y toscas saliendo de ambas bocas y sobre todo, la distancia de sus corazones es amplia a comparación de la de sus cuerpos.

Y duele, joder como duele vivir tan cerca y tan lejos, morir y vivir en sus ojos todos los días.

De la misma forma dolió saber que Arturo se había ido sin él, incluso cuando podría estar en peligro él decidió que no lo necesitaba ese día y le apretujaba el corazón, por lo que necesitaba estar cerca suyo cuando estaba lejos y en eso pensaba mientras se dirigía al único lugar donde podía encontrar su presencia cuando no estaba presente, pero su melancolía se corto en cuanto entró al cuarto y vio un grupo de criadas en la habitación de Arturo.

- Qué están haciendo aquí? - Entró deteniendo a una de ellas que estaba por salir, ella se detuvo y apretó un montón de ropa contra su pecho, Merlin frunció el ceño y se acercó para tomar la ropa de sus manos y dejarla en la mesa y mirar las prendas cauteloso.

- Ah... bueno, el Rey no está y pensamos que usted tampoco  entonces... - 

- Quién las dejó entrar? - Merlin hizo un gesto con su mano y las otras dos empleadas se acercaron formando una línea junto a la mujer en frente suyo.

- No habían guardias afuera - Él asintió y las miró de arriba a abajo, manos vacías, ropa común de doncellas, dio una vuelta alrededor de ellas y siguió observando - Dónde está Arturo? - 

Déjame ir  [Merthur]Where stories live. Discover now