05. ¿Qué significan los sueños?

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Carlos me dejó en la puerta de mi casa, insistí que no era necesario, que estaría bien, pero no me dejó hasta que me vio abrir el candado de mi casa, entré y luego de que se despidió con la mano vi como se iba, para quizás nunca jamás volver a verlo en la vida.

De niña imaginaba que mi primera vez sería horrible, que terminaría destruida y que sería el error más grande de mi vida. Raramente no fue así, me sentía más alegre y segura, lo único que me desagradaba era que no volvería a ver al chico que de cierta manera me cambio un poco la vida, que la volvió un poquito más feliz.

Carlos tenía algo, no sé si es porque me sorprendió su preocupación excesiva, nunca me imaginé que un ligue se preocupara tanto por mi, realmente no era necesario, posiblemente otro no se hubiese preocupado, era un punto positivo, quizás por eso me sentía tan segura ¿Quién sabe?

Abrí la puerta lentamente, ya eran las diez de la mañana, de seguro mi mamá ya estaba despierta, pero no quería interrumpir lo que fuera que estuviera haciendo, ni que mi llegada fuera carnaval. Claro que lo estaba, se encontraba en el sillón tejiendo algo de muchos colores mientras veía el programa de cocina que ella solía ver todas las mañanas sin falta ¿Por qué no lo pensé antes?

Apenas me vio su rostro se iluminó, al parecer ya sabía todo lo que había pasado esa noche y quería los detalles, de seguro Cam le contó lo que sabía y ahora quería saber que pasó luego.

Esas dos colaboraban juntas para tener el chisme completo.

Mamá y Cam siempre se llevaron súper, de niña pensaba que Cam era mi amiga mía porque le caía bien mi madre, sí, siempre he sido niña inseguridad. Con el tiempo me di cuenta que solo era idea mía. Recuerdo un día que me enojé con mi madre porque conversó como por dos horas con Cam y a mi no me prestó atención, recuerdo que le dije algo como: "Si tu te robas a mi amiga yo me robo a tu esposo". Decía sin soltar a papá, tenía como 6 años en ese entonces. Cam ha estado desde siempre creo que la conozco desde los cinco, hemos sido inseparables todo este tiempo, claro que hemos discutido, no somos perfectas, pero siempre eran por bobadas que después de unos días pasaban. Cuando papá y mi hermano murieron ella también estuvo ahí, fue una de las pocas personas que fue que no era de la familia, biológicamente, claro, fue ahí cuando se unió más a nosotras, vivió el luto con nosotras y siempre llamaba a preguntar como estábamos si es que no venía a casa para asegurarse.

—Hola mamá —saludé alegre.

Ella se levantó de su lugar dejando todo lo que hacía a un lado y me saludó con un beso y un abrazo de oso, susurro algo a mi oído que parecía haberla dicho en una lengua antigua indescifrable.

—¿Fueron a un motel o te llevó a su casa? —fue directo al grano luego de soltarme.

Yo puse los ojos en blanco y reí un poco, todo esto era tan ella, tan mamá.

—Estuvimos en su casa, no había nadie, fue el que me vino a dejar en la camioneta... —informé dándole un millón de datos innecesarios sobre Carlos, que sabía que ya le había dado Cam. —¿Cam te ha contado que salí con él? —pregunté mirándola expectante.

—Solo me ha dicho que fuiste en una camioneta Hiunday color gris con un chico y me ha mandado una foto del vehículo —explicó —lo demás lo he deducido yo.

Se ha salvado de la muerte.

Mamá puso la mesa para tomar desayuno mientras yo le contaba todo lo que pasó, preferí enfocarme en la parte post acto, donde no estábamos tan unidos.

Tomamos un té y ella preparó un pan con queso crema, lo amaba. Pero no se veía igual, tenía algo, lo miraba y dudaba si comérmelo o no, no tenía hambre, ni siquiera sentía que era realmente necesario comer.

Lo miraba, aquel era el único contacto que hacía con ese pobre pan, que no le hizo mal a nadie para ser rechazado. Lo miraba, lo miraba, lo seguía mirando y dudaba si realmente lo quería, terminé decidiendo que no0000.

Le dije a mamá que había comido algo con Carlos, que no era del todo mentira y que no tenía hambre, por lo que ella me permitió dejarlo para después.

Luego de que el pan ya estaba guardado y la mesa estaba recogida, no sé si fue lástima o culpa, quizás ambas, por no comerme el pobre pan, no merecía ello.

Lo siento, pan con queso crema.

Me fuí a recostar en el sillón, tenía mucho sueño, el hambre que no tenía era compensado con mi gran sueño.

***

Desperté ya eran las cinco y media de la tarde, me preparé para salir con Cam, ella quería ir a una feria de plantas que se había puesto en la plaza, había invitado a mi mamá, pero me dijo que no podría ir, por lo que yo me fui hasta la casa de mi amiga, que sola estaba a tres cuadras de distancia.

Camila ya me esperaba fuera de su casa, por lo que supuse no fue por mucho, porque ya estaba cerrando el portón.

—Hola, Cam —saludé.

—Hola, Sari —me abrazó.

No hablamos mucho durante el camino, por no decir nada. La verdad no era un silecio incómodo, si no extraño. Todo parecía estarlo, hoy hacía mucho frío y corría una brisa helada que arrastraba algunas hojas, el cielo estaba tan oscurecido que parecía que llovería.

Solo ayer era verano, y hoy daba la impresión de que ya no lo era.

Llegamos a la plaza de armas antes de lo que pensé, no tardamos más de cinco minutos. El primer puesto tenía flores que no se generaban en la zona, creo que nunca había visto a ninguna de ellas. Mi atención fue directamente a una flor rojo intenso, era la única de la maceta, tenía hojas verdosas y grandes, un tallo delgado, se mantenía firme a pesar de lo débil que se veía.

Cuando intenté acercarme a ella, tocaron mi hombro, miré hacia aquella dirección, era Carlos, me miraba con anhelo, y yo con sorpresa, nos miramos sin decir nada, hasta que el rompió él silencio:

—Hola.

—Hola. —respondí, él me abrazó fuertemente.

Todos nos miraban sonrientes, pero nadie opinaba, parecía como si fuéramos una de esas películas románticas. Se acercó a mi cuello, donde me hizo la marca ayer, pero parecía como si hubiese sido hace mucho tiempo.

—Carlos, nos está viendo la gente —informé.

La verdad no sabía si realmente nos miraban a nosotros u otra cosa, estaba un 30% segura de que no nos miraban a nosotros.

—No me importa, ya no importa nada si es contigo, todo estará bien. Ya no quiero pelear más contigo —confesó.

¿Enojados desde cuándo? ¿Cómo, cuándo? No me habían avisado que estaba enojada con en él.

—Te amo, Sarah —finalizó.

Sentí un escalofrío que me invadió todo el cuerpo, de repente me vi cayendo al vacío, mientras todos los que salieron me veían inmóviles. Luego de ello, desperté. 

Había sido el sueño más extraño que había tenido por lejos, era tan especifico que daba miedo ¿Qué quería decir? ¿Qué significaba? Yo no estaba enojada con él, es más me había dado muy buena impresión. Comentarlo con la psicóloga era una buena idea, ella debe saber por qué pasa aquello.

Pasé mis manos por mi rostro, estaba sudando, tenía mucha fiebre, pero tenía frío, no entendía lo que acababa de suceder, la verdad me hizo dudar de lo que era real y lo que no.

Pícara InocenciaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ