El rey de la Lujuria

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Perdió el sentido por largos segundos, su piel ardía y su pecho subía y bajaba debido a lo rápido de sus jadeos. Estaba muy afectado, su primer orgasmo con Asmodeus le destrozó la cabeza y lo hizo enloquecer. Si se perdía de esa forma con el sexo oral, ¿qué sería de él cuando lo penetrara? Comenzó a empaparse entre sus muslos al solo fantasearlo.

El rey de la lujuria terminó de lamer la entrepierna de su pequeño y sonrió satisfecho al ver el desastre mojado que había causado en su miembro. Sus muslos estaban empapados en pre semen, la piel de todo su cuerpo estaba húmeda y su expresión era la máxima expresión de placer. Fue entonces que Asmodeus sintió que ese era el momento adecuado para que ellos fueran uno. Sus ojos se iluminaron y su fuego se volvió un azul más claro de color agua. Posó una mano en la pelvis temblorosa de su pequeño, Fizz trató de despejar su mente con esfuerzo y lo miró desde abajo con unos ojos entrecerrados y sumisos bajo su enorme mano que tanteaba el terreno.

Entonces, Ozzie escuchó su corazón. Agudizó su mirada deseosa, también su sentido del oído y el resto de sus agudas percepciones, las cuales se activaban como las de un depredador en celo cuando tenía a una víctima bajo su pecho.

Lo analizó detenidamente, la respiración de Fizzarolli era muy rápida, su corazón bombeaba como loco, su temperatura era elevada y el fluir de su sangre era veloz y ardiente. La forma en como sus músculos se estaban contrayendo ante la lujuria, como se abría de piernas ante la posibilidad de que su palma comenzaba a frotar su miembro nuevamente. Fizzarolli lo miraba de una manera que jamás olvidaría... Lo miraba con lujuria, se mordía los labios y sus mejillas ardían al igual que el resto de su piel empapada en sudor. Eso era lujuria y deseo de ser poseído enteramente, en cuerpo y alma, por Asmodeus.

—Se sintió muy bien, ¿no es así? Hacerte venir con mi lengua.

Volteó el cuerpo de Fizz, lo dejó con el pecho contra las sábanas y bajó su rostro para comenzar a besar sus hombros desde atrás. Esa vista era preciosa, y cuando lo sentía indefenso, mordía su piel para hacerlo jadear. Fizz se aferró con sus garras a la tela y cerró sus ojos muy afectado ante sus besos calientes y sensuales, se dejó llevar y relajó su cuerpo tenso cuando Asmodeus jaló su cola y empezó a enredarla entre sus dedos a un ritmo lento y suave. Fizz se dejó caer contra las sábanas, su cuerpo se debilitó, era como si Asmodeus supiera dónde tocar exactamente para hacerlo gemir fuerte.

—Eres muy sensible —Ozzie sonrió travieso, soltó su cola y bajó una mano hacia los muslos internos de Fizz, comenzó a masajear muy lentamente—, podría hacerte venir toda la noche si chupo y muerdo los lugares correctos —se acercó al costado del rostro del pequeño, le susurró con voz ronca y lo hizo contraerse—. Quiero conocer cada parte de ti, descubrir cada punto débil que te haga mojarte y rogar por más.

Fizzarolli gimió desesperado cuando Ozzie comenzó a subir y bajar por sus muslos con sus largos dedos. Con solo dos dedos empezó a pajear su miembro, al mismo tiempo que comenzaba a lamer el costado de la extensión de su cuello y jalaba sus pezones con su mano libre. Fizzarolli entre abrió sus ojos agotados y comenzó a acumular lágrimas. Demasiados estímulos al mismo tiempo, demasiado placer. Quería que jalara sus pezones más fuerte... Que lo mordiera con más fuerza, que lo penetrara hasta romperlo.

Que lo hiciera suyo. Que embistiera su carne hasta hacerlo venirse sin parar y causar un total desastre en su pelvis y su próstata. Jadeó muy agitado al dejarse llevar por su imaginación, comenzó a gemir agudo y fuera de control a medida que Ozzie aceleraba la forma de masturbarlo y retorcía sus pezones con más fuerza. Fizz empezó a mover sus caderas contra la fricción de Asmodeus, invadido por esa lujuria y desinhibido por el placer.

—Quiero que me supliques que no me detenga, hacerte gemir fuerte y rápido hasta perder la consciencia.

Con un solo movimiento, Asmodeus soltó el miembro del imp, llevó ambas manos a sus pezones y comenzó a jalarlos y estirarlos hasta llegar a su límite. Fizzarolli perdió el control una vez más, levantó su trasero contra el cuerpo de Ozzie y arqueó su espalda. Sus ojos se pusieron en blanco... Si volvía a jalarlos así... No podría resistirlo. Gimió bajo el cuerpo de Asmodeus sin poder soportarlo más. Estaba por venirse otra vez, ya no podría seguir resistiendo sus estímulos y sus ataques hacia su cordura.

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