—Es en esa zona —señalo hacia el costado—. Blair, ¿podrías asomarte y decirme si está despejado o si ves la puerta?

Asiente, firme, como buena soldada y cumple con mi orden. Al segundo, vuelve con nosotros y niega.

—Ni un mosquito vivo. Es hora.

Siento un escalofrío recorrer mi columna vertebral mientras Blair y yo nos aventuramos más profundamente en el interior del túnel. Nuestros colegas nos siguen. El peso de nuestra misión se siente como una losa sobre mis hombros, pero también siento una chispa de emoción en mi interior, sabiendo que estamos a punto de hacer algo que no se hacía en años y que, en parte, vino conmigo desde pequeño. Seguro que tiene alguna especie de conexión con mi padre biológico y eso me explota la cabeza.

Llegamos a la entrada del centro de energía, una caverna iluminada por una luz misteriosa y cargada de una fuerza que parece palpitar en el aire.

—¿Lista?

—Siempre lo estoy.

Observo a Blair, su collar de Yin brillando con una intensidad casi sobrenatural. Sé que los collares de Yin y Yang que llevamos son la clave para abrir este lugar de poder, pero aún así siento un nudo en el estómago mientras nos preparamos para lo que está por venir. No sé cómo podrá reaccionar esto. No sé si es seguro. No sé nada. De hecho, lo único que sé del tema collares es que a ella se lo ha dado su padre, soldado de Siria desde siempre, y a mí me lo ha dado... ¿el mío? Supongo que con el mismo objetivo de protegernos.

Nos miramos el uno al otro, compartiendo una conexión silenciosa que trasciende las palabras. Con un suspiro, Blair cierra los ojos y se concentra en su collar de Yin, dejando que su energía fluya a través de ella mientras coloca su collar en el hueco de la puerta. Puedo sentir la tierra temblar ligeramente bajo mis pies mientras el poder se acumula a nuestro alrededor.

Con cuidado, hago lo mismo con mi collar de Yang, dejando que su energía se entrelace con la de Blair. Una sensación de asombro y asombro me abruma mientras los collares brillan con una luz deslumbrante, iluminando la caverna en la que nos encontramos.

Las mandibulas del resto del equipo por el suelo.

Y entonces, en un estallido de luz y sonido, el centro de energía se abre ante nosotros, revelando su verdadero poder. Entramos sin dudarlo, Mushu, Gafitas y Pipa también lo hacen. Diamantes, piedras preciosas y monedas descansan en las paredes y suelo del lugar. En el centro, hay una caja enorme con una palanca. Blair y yo nos miramos, una sonrisa de satisfacción y complicidad cruzando nuestros rostros hasta que oigo el sonido de un arma recargándose.

Todos nos quedamos perplejos, quietos, estatuas, mirando hacia el interior del lugar, temerosos, esperando lo peor. Nuestras sonrisas de satisfacción se desvanecen rápidamente, reemplazadas por la tensión y el miedo. Con las manos en alto, nos mantenemos inmóviles, nuestros ojos escudriñando el brillo de la caverna en busca de la fuente del sonido.

De repente, una voz conocida se hace eco, enviando escalofríos por mi columna vertebral.

—Así que finalmente nos encontramos cara a cara. Zayn, el chico de mis sueños y Blair, la chica que me lo robaba en mis sueños —dice la voz, cargada de malicia y desdén—. Bueno, mejor dicho, cara a espaldas, ¿verdad?

La figura emerge lentamente de la penumbra.

Lidia, es lo que pienso.

Blair aprieta mi mano con fuerza, su mirada grita peligro. Sabemos que no podemos retroceder ahora, que debemos enfrentarla y correr hacia esa palanca cuanto antes, ¿pero cómo? Si corremos ahora disparará y no permitiré que nadie más salga herido.

Besos en Guerra ©Where stories live. Discover now