Capítulo 2

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Dios y todos los santos bendijeron a su padre cuando a los quince años lo obligó a tomar clases de inglés, porque estaba muy vicio con el counter-strike. Ahora no sabría ni para donde disparar, la gente no era amable y estaba muy agitada, pero su inglés le hacía entender más o menos por dónde guiarse.

Alejandro le envió un mensaje de voz dándole indicaciones de como tomar un taxi y hasta donde llegar, y por fortuna, el hombre que manejaba resultó ser un Beta algo alegre que lo felicitaba por ganar la copa del mundo. Lionel sonreía orgulloso porque la sangre argentina tiene eso, el amor y la egolatría de su nación por el fútbol.

Se relajó en el camino a lo que sería su departamento, porque claro está que quería seguir sacándose dudas y averiguar todo sobre el nene. Si se arrepentía, solo necesitaba mandar un mensaje y su madre ya le estaría pasando el boleto de vuelta.

Le pagó al hombre y bajó las valijas solo, esperando en la puerta del establecimiento. Gomez apareció casi al instante, notándose aliviado en cuánto lo saludó. — ¿Llegaste bien, no es cierto?

— Sí, querido; medio cansado nomás — Acepta darle una de las valijas y lo sigue.

— La idea era que Sergio hablara con vos, pero está ocupadísimo. Benjamín  está acá para que se conozcan.

— ¿Tres añitos tiene el nene, no? — Pregunta con duda, saliendo del ascensor para luego caminar junto al otro hombre. Ale asintió, frenando en la última puerta del pasillo, abriendo con rapidez.

Ojos marrones, una cabellera castaña y una carita llena de pintura fue lo que se encontró.

— ¿Qué haces, Benja? — Reprocha el otro con cansancio. El nene ríe un poco y esconde el pincel con pintura azul detrás de su cuerpecito. Lionel sonrió con ternura.

— Nada, se pintó re lindo. — Respondió por el pequeño con la mera intención de ganarse su confianza rápido al apoyarlo. Él mostró sus dientes en una sonrisita y movió la cabeza dándole razón al rosarino. — Me llamo Lionel, ¿vos cómo te llamas?

— Benja — Contestó con duda, señalandose. — Benja Alfa

— ¿Ese es tu segundo nombre? — Bromea con él, dejando las cosas sobre el suelo para acercarse.

— Benja Agüero, yo.—  Se presentó bien. Lionel suspiró totalmente lleno de ternura. — Benjamín Agüero Alfa — Se señaló a sí mismo de nuevo.

— Ah, sos un Alfa. — Entendió por fin, quitando con suavidad la pintura de su cejita. El nene asintió y después se fue a seguir pintando una hoja.

Alejandro le pasó una taza de café y él aprovechó a quitarse el abrigo para estar más cómodo. Afuera hacía un frío de cagarse, pero adentro había una temperatura cálida.

— Es terrible el chiquito, ojalá no te saque canas verdes. — Sonríe con amabilidad, invitándolo a sentarse en el sillón. Messi lo sigue — Bueno, Benjamín debió empezar el jardín hace una semana pero por las cosas con Sergio se retrasó más y bueno, llegamos, llegué a un acuerdo con la directora para que lo dejaran entrar el lunes que viene.

— ¿Y el padre ni bola, no? — Cuestiona sin mucho interés, viendo al nene pintar y manchar el suelo. — ¿Él tiene alergias o algo que deba saber?

— Sí, tiene picos de ansiedad y muchas veces no habla nada o solo da pocas palabras en una conversación. — Suspira. — Lo estábamos tratando con terapia antes del Mundial pero toda esta situación fue inesperada. Casi se llega a la conclusión de que tiene un déficit de atención, pero no se llegó a diagnosticar bien.

— ¿Y seguirá en terapia para averiguar bien? Capaz que es solo por ahora, no hay nada asegurado. — Comentó luego de beber el cafecito. — ¿Y la ansiedad no será por la falta de una marca?

— Sí, quizás, pero yo tengo que volver a Manchester y desde allá controlar todo —  Dice algo agotado. Lionel asiente.

— ¿Algo más que tenga que saber?

— No, pero voy a darte toda la información en un archivo cuando llegue allá, por ahora este es tu departamento y sí aceptas el trabajo, firmas y estamos joya. —  Le señala sutilmente los papeles sobre la mesita. Messi asiente y luego de leer por encima el contrato, firma. — Perfecto, Leo, ¿nos estamos viendo?

Se saludan en la puerta de manera amistosa y, finalmente, Lionel respira bien. Está cansado, quiere un baño urgente, pero tiene que cuidar del nene hasta las seis de la tarde y recién eran las once de la mañana.

Benjamín muerde sus uñitas y se queda mirando algo en el sillón, pero no lo interrumpe porque quiere ver el departamento y avisar otra vez que está a salvo.

El lugar es lindo. Es espacioso y bien ambientado; tiene dos habitaciones, tres baños y la cocina es un lujo total. La vajilla parecía ser recién comprada porque todavía tenía las etiquetas y la heladera junto con la despensa estaban llenas.

— Hambre. —  El castaño hace presencia en la cocina, mirándolo todavía extrañado.

— Bueno, amor, ¿sabes que a partir de ahora te voy a cuidar yo y no Ale? —  Trata de ser suave, lo dicho por Alejandro todavía le hacía latir con fuerza el corazón. — ¿Querés comer algo?

— Sí, y dormir. — Responde sin más, quedándose a un costado, mientras Lionel prepara tostadas y un tecito para el nene.

Cuando él está desayunando, el Omega decide sacar sus cosas y tratar de acomodarlas en todo el lugar, con la idea de imponer más su aroma.

— Papi —  Le dice Benjamín, señalando la taza que Lionel sostiene. Es una personalizada, Emiliano se la regaló cuando cumplió los dieciocho. Eran fotos de ellos, pero lo que más resaltaba era el escudo de Newell's en grande — Es papi —  Volvió a decir.

— No, es mi taza. — Le responde, acomodando los cabellos del nene hacia atrás después de limpiarle la boquita llena de mermelada.

— No, Leo, ¡Es papi!

— Pero si te dije que es mía, amor — Repite, sin entender lo que el pequeño quería decir. — Ah, ¿Papi es de Newell's?

— Sí — Dice, mientras mueve la cabecita. — Papi alentar Newell's, pero él de Independiente.

— Ah, sí, sí. Él dijo que del clásico rosarino prefería a Newell's, ¿no? —  Recordó apenas. — ¿Él jugó en Independiente también, verdad? —Preguntó, sintiéndose estúpido cuando el castaño asintió y comenzó a reírse de él.

Entre aromas dulces - Kunessi [Adaptación]  Where stories live. Discover now